Lorena Benítez se llevó buena parte de los flashes en la noche consagratoria de Boca, que goleó a River por 7 a 0 en el Superclásico y levantó el primer trofeo de la era profesional del fútbol femenino. Es que además, la joven mediocampista de 22 años tuvo su reconocimiento personal al adueñarse del premio a la mejor jugadora del torneo. Una caricia a su talento y la confirmación de que tiene una gran proyección por delante.

Detrás de la figura del Boca campeón hay una historia de sacrificio. En marzo pasado, en una entrevista que la periodista Marina Butrón le realizó en la Agencia Télam, la joven futbolista de 22 años contó cómo reparte su cargada agenda entre su trabajo en el Mercado Central, los entrenamientos con el Xeneize y la crianza de sus mellizos, Renata Isabella y Austin Ezequiel, de un año y medio.

En tiempos donde la cuarentena por la pandemia de coronavirus (COVID-19) detuvo la actividad toda en el país, Benítez se puso al frente de un reparto mucho más importante que el que protagoniza con la pelota cada vez que está dentro de la cancha: el de frutas y verduras desde el Mercado Central para que "cada familia tenga para comer".

El día de la también integrante de la Selección Argentina comienza a la madrugada en un depósito junto a su esposa Verónica Rivero, donde trabaja varias horas en la distribución mayorista de frutas y verduras.

"Sabemos que corremos riesgos al estar en la calle pero no podemos parar, porque atrás hay familias que también tienen que comer. Tenemos la responsabilidad de que cada familia tenga comida", relataba la jugadora en aquel momento.

Lo cierto es que contra River, Benítez sacó a relucir su talento en una de las mil tareas que hace a diario y además de tener una destacada actuación, se dio el gusto de marcar el tercer gol para las Gladiadoras con un bombazo desde afuera del área. Tanto esfuerzo tuvo su premio: levantó la copa con Boca y alzó su propio trofeo, como la mejor de todas.