Es la más linda del mundo. La que quieren todos pero sólo algunos afortunados pueden tocar, agarrar y besar. La Copa del Mundo es la más deseada por todo aquel hombre que destina su vida a jugar profesionalmente al fútbol. Y por los que no, también.
Esta vez, los que tuvieron la dicha de abrazarla fueron los franceses, que derrotaron en la final a Croacia y alcanzaron la gloria en el Mundial de Rusia por segunda vez en su historia.
Claro, ante la posibilidad que la vida les regaló al darles paso para por fin poder alzar la Copa, los galos no la querían soltar: para dar la vuelta olímpica, mostrársela al mundo, sacarse una y mil fotos para el recuerdo.
Vaya si se lo tomó en serio el defensor Samuel Umtiti, que se llevó la Copa del Mundo hasta la ducha y se fotografió bajo el agua.