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Kate Rodríguez: "Tuve miedos, ataques de pánico y depresión"

La joven panameña que saltó a la fama luego de pasar por el piso de ShowMatch, contó cómo fue su vida antes de venir a la Argentina.

Kate Rodríguez: "Tuve miedos, ataques de pánico y depresión"

Kate Rodríguez (32), oriunda de Panamá, se vino a vivir a la Argentina a sus 22 años. Cuatro años más tarde logró quedar como bailarina en ShowMatch, y ahí fue cuando se hizo conocida. 

Pero anteriormente a eso, no tuvo una buena vida. "Mucha gente hoy lleva la bandera de 'crecí en un lugar humilde y peligroso', como que estuvo feliz, yo no fui feliz. Mi barrio era una favela, se robaba, había asesinatos alrededor de mí. Yo no era parte de eso", contó en diálogo con Teleshow.

Kate Rodríguez en ShowMatch

"Se naturalizó lo peligroso, las chicas de mi generación terminaron una casada con un narco, otra con el marido en la cárcel, otra presa y cuidando en una celda a sus hijos porque apuñaló a alguien. No fue lindo el futuro y siempre supe que no quería estar ahí", aseguró.

Es hija de un padre pastor y una devota de la iglesia. A medida que fue creciendo se dio cuenta que no estaba de acuerdo con las reglas que le imponían, se rebeló y fue echada de su propia casa. "Estaba por cumplir 17 y tuve una epifanía: dije que no iba a ir más a la iglesia. Mis padres enloquecieron y me desheredaron, me dijeron que me tenía que ir de casa", recordó.

"Estuve dos días deambulando, o tres, no me acuerdo porque entré en un hueco negro. Mi abuela materna me había estado buscando y cuando me encontró me pidió que fuera a vivir a su casa. Yo quería quedarme en la calle y ella me pidió por favor que no. Estuve cinco años viviendo en su casa, me ayudó a terminar la escuela", detalló.

Al venirse a la Argentina "no tenía un peso", entonces empezó a dar clases de baile en clubes: "Me acuerdo que por cincuenta pesos al mes daba dos clases semanales y a la noche trabajaba como bailarina en boliches. Mientras, vivía en una pensión cerca de Ideas del Sur".

En el verano Kate visitó Panamá y al ver a su hermano de 22 años en el barrio donde creció, tomó la decisión de ofrecerle venir a vivir con ella: "Me lo traje a vivir conmigo, lo había dejado de ver cuando él tenía doce, pero lo vi repitiendo ese círculo vicioso con la misma gente, no hizo nada con su vida, mis papás están separados así que no le pusieron límites, todo lo contrario a lo que hicieron con mi hermana y conmigo. Me lo traje obligado y no le di mucha opción. Tuve un flash y dije 'si este chico sigue acá en esta línea, no le va a ir bien'".

Su hermana acaba de ser mamá y con ella se habla de vez en cuando. Actualmente con su padre mantiene vínculo solo para charlar de su hermano y con su mamá la relación es nula ya que además no aceptan su profesión.

"Tuve miedos, ataques de pánico y depresión, hoy ya me sé dar cuenta donde no me siento bien  y si hablo con alguien de mi familia que me genera eso, lo corto. Soy miedosa, pero eso es lo que me impulsa, hoy lo tomo como herramienta y eso me hace accionar", aseguró.

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