Desde hace varios días es probable que por lo menos una persona en tu TL de Twitter haya empezado a publicar una sucesión de cuadrados de diferentes colores con la palabra “Wordle acompañada de un par de números. Si no sabés lo que está pasando y no tenés ganas de preguntar, te contamos de qué se trata este juego que está arrasando en las redes sociales.

¿Qué es Wordle?

Wordle es un juego lanzado hace varios meses que en las últimas semanas se popularizó a través de las redes sociales por sus sencillas mecánicas y perfecta estructura como actividad diaria. Podés encontrarlo en este link.

Inspirado en el popular crucigrama de The New York Times, el programador neoyorkino Josh Wardle decidió crear un juego exclusivamente para su compañera, Palak Shah, una fanática de los juegos del estilo. Lo bautizó “Wordle”, haciendo un juego de palabras entre el término “Word” (“palabra” en inglés) y su propio apellido.

Wordle se lanzó a mediados del año pasado, pero de inmediato superó la frontera de su propia casa y se convirtió en un fenómeno entre sus amigos y familiares, hasta que la viralización hizo que alcanzara a extraños en Twitter y se volvier la nueva sensación de internet.

Parte de su popularidad se debe a que su mecánica es simple y accesible para todo tipo de jugadores. Cada día Wordle propone una palabra misteriosa que el usuario tiene que adivinar en seis intentos o menos. Cuando se tipea una palabra el sistema reconoce las letras y las identifica con tres colores: gris para las letras que no están en la palabra, amarillo para aquellas que están en la palabra pero en el lugar incorrecto, y verde para las letras ubicadas correctamente.

Pero quizá la parte más ingeniosa de Wordle, una experiencia que ya existe hace años e incluso formaba parte de un programa de televisión de la década del 70 llamado Lingo, es cómo permite compartir los resultados con otros jugadores y la forma de mantener un registro de cada día.

Wordle es un juego que se juega directamente en el navegador pero aún así conserva un registro de los aciertos del usuario, la racha que lleva y el porcentaje de efectividad, además de mostrar en qué instancia acertó las palabras. Y para poder compartir los resultados en redes sociales ofrece un botón que copia al portapapeles directamente el código que incluye el día, el intento y la forma en la que se llegó al resultado, lo que permite viralizar el contenido sin necesariamente revelar la palabra.

Por razones obvias Wordle sólo está disponible en inglés, pero como no podía ser de otra manera ya hay una versión en español creada por Daniel Rodriguez, un programador de habla hispana residente de Austin, Texas.

El proyecto de Daniel es fiel al original: se juega directamente en el navegador y no incluye avisos o monetización de ningún tipo. Sin embargo, sus buenas intenciones no han sido moneda corriente, porque en la última semana Apple dio de baja de la tienda de iOS por lo menos una decena de juegos con el mismo nombre que utilizaban el mismo sistema y algún tipo de suscripción o pago adicional.

Pero no hay que perder la esperanza en la humanidad porque una de las pocas aplicaciones con el nombre aún presentes en la tienda pertenece a Steven Cravotta, un desarrollador de 23 años. Cravotta contó recientemente que lanzó Wordle!, otro juego de puzzles de palabras, hace cinco años, pero abandonó el soporte porque otra de sus aplicaciones había tenido más éxito, pero la app fue desenterrada por los usuarios cuando el juego de Josh se viralizó, y Steven vio las descargas de su juego dispararse significativamente.

Dado que su aplicación está monetizada, Cravotta empezó a recibir los ingresos de los más de 200 mil nuevos usuarios que descargaron Wordle! sólo en la última semana, y decidió no aprovecharse del éxito ajeno sino que se puso en contacto con Josh Wardle para donar las ganancias a una organización que se dedica a dar apoyo escolar y acompañar a chicos de la zona de Oakland.

Para muchos Wordle es solo una moda que después de un par de días se olvida. Para otros se ha convertido en parte de la rutina matutina y una forma de empezar el día activando un poco las neuronas.