Las mujeres que están a cargo del noticiero del Canal 26 son todas hegemónicas. Pero no sólo eso, conducen el programa con ropa diminuta que indigna a mucha gente y calienta a mucha otra.
Esto pasa hace meses, pero la remera transparente de una de las conductoras se volvió tendencia en las redes y ella llegó, muy agradecida, al millón de seguidores en su cuenta de Instagram.
Hasta ahora, nada nuevo bajo el sol. Mujeres estereotipadamente lindas en la televisión. Típico, de hecho. Crecimos con eso, durante los 90, el consumo de cuerpo de mujeres en la "caja boba" abrumaba. Olmedo con sus sketchs, Tinelli con sus "jodas" que más que bromas eran acoso duro y puro, chicas en culo para venderte una birra pero también servilletas, manteles, pelapapas, o sea, chicas en culo para venderte absolutamente cualquier cosa.
Los tiempos cambiaron, llegó internet, los feminismos pisaron fuerte en esta década y miles de cuestionamientos y reflexiones sobre lo que consumimos, cómo lo consumimos y para qué lo hacemos, suceden a diario. Nada es lo mismo que hace diez años. El paradigma llegó para modificar las raíces de la sociabilización. Hoy hasta tu tío Carlos piensa dos veces antes de decir algo respecto a "las mujeres".
Pero si bien hay muchos debates saldados, hay cosas que continúan dando vueltas porque, en definitiva, vienen un mismo lugar que, hasta ahora, parece irreconciliable: desterrar el capital simbólico y sexual que nos oprime o aprovecharlo.
A partir de la remerita con transparencias que utilizó Romina Malaspina, miles de usuarios varones retuitearon y favearon un segmento económico del noticiero en donde ella era la presentadora. Muchos halagos, comentarios bordeando lo psycho y críticas recibió la modelo que, ya aclaró, eligió ella cómo vestirse. En Twitter, después de que el tema explotó, sostuvo: "Todos escandalizados por ver una transparencia de tetas que encima estaban tapadas con pezoneras. Dejen de hacerse las mojigatas. Claro es muy extraño ver el cuerpo de una mujer, ¿no? Mientras sigan viendo tetas cómo algo 'anormal' vamos a seguir para atrás . Evolucionen".
Así se despachó Romina y, por supuesto, muchas personas la salieron a matar porque en el fondo, como dije arriba, es siempre el mismo debate que se transforma. El culo de Jimena Barón, trabajadoras sexuales versus prostitución, el culo de Sol Pérez y las tetas de Romina Malaspina. Todas atravesadas por la misma discusión que siempre tiene a las mujeres, víctimas y pillas de esta secuencia, como protagonistas.
¿Y los varones? ¿Los hombres que deciden quién conduce y quién no? ¿Los varones que hacen los castings y elijen a chicas priorizando su físico por sobre su capacidad? ¿Quién habla de ellos? ¿Alguien sabe el nombre de alguno de los productores que decidió convertir al Canal 26 en un noticiero que se caracteriza por tener en su pantalla chicas hegemónicas? ¿A alguien le interesa saberlo al menos? El dueño del canal se llama Alberto Pierri y tiene como mil años, qué sé yo. Tiro el dato.
Romina recibió muchas críticas pero también muchas palabras de aliento. A esta altura del partido suena hasta ridículo escribirlo, pero sí, hay que hacerlo, Romina puede vestirse como quiera. Romina puede ponerse lo que se le antoje y hacer lo que se le antoje y el nudo no debería pasar por ahí.
Como repiten los feminismos desde hace décadas, el problema es estructural. El capital de la belleza que pesa sobre las feminidades es cruento y en el periodismo, dos veces cruento. Si hacemos un conteo de comunicadores estereotipadamente bellos versus comunicadoras estereotipadamente bellas, ellos pierden como en la guerra. De pelados, narigones, panzones, bajitos y sin gracia, está llena nuestra tv y no podemos decir lo mismo de las feminidades que ocupan los mismos puestos.
Aún así, creo que hay que cambiar el foco y dejar de utilizar una y otra vez el dedito para acusar lo que hace o deja de hacer otra mujer que, en definitiva, vive en el mismo mundo injusto y opresor que vos y resuelve con lo que tiene, como puede o como quiere, su deseo.
Reflexionar sobre nuestro rol como feminidades es clave pero cuestionarnos por qué siempre terminamos en los mismos lugares, también. Hablemos de las estructuras y de quienes toman las decisiones, que de nosotras y por nosotras, ya hablaron demasiado.
Por suerte, hoy existen otros espacios y otras formas para comunicar ideas además de la televisión y podemos elegir qué consumir. Avanzamos. Antes nos reíamos con Tinelli, hoy elegimos no verlo y armamos nuestros propios contenidos para comunicar de una forma distinta, el mundo. Porque sí, destruir al patriarcado es la idea pero capaz que una buena estrategia es, simplemente, dejarlo morir.