El sol ya había caído y del otro lado de la pantalla de la computadora aparecía una Vera mamá: “recién termino de darle la teta a Azul”. Con una simpleza característica de las personas que dejan ver su transparencia, y esa sonrisa y calidez propia de los “Spinetta”, comenzó una charla distendida, de entre casa.

Vera es la menor de cuatro hermanos: Dante, Catarina y Valentino. Actriz, escritora, música. El arte es parte de su ADN, el lenguaje con el que aprendió a expresarse desde muy chica, y hoy lo define como lo “necesario para sobrellevar esto que es la vida”.

Hace pocos días fue mamá por segunda vez junto a su pareja actual y también músico: Juan Saieg, cantante de Usted Señalemelo, y como fruto de esa relación nació Azul.

Azul es el primer hijo de la pareja, pero para Vera, esta es su segunda experiencia: en 2014 nació Eloísa, fruto de su relación con Pedro Merlo. Con una familia afianzada durante la convivencia y aislamiento por la cuarentena, Vera cuenta esta vivencia con emoción alegre.

¿Cómo transitaste el embarazo junto con la cuarentena hasta la llegada de Azul? 

La pandemia me llegó a mí con la noticia del embarazo, yo estaba trabajando, filmando. El principio fue de mucho miedo, tener que estar encerrada durante no sé cuánto tiempo. Fue una situación de incertidumbre total, pero después fue mutando, digamos que tuvo muchas etapas. En principio tenía miedo e incertidumbre, y luego aburrimiento y aceptación de la situación, pero después todo el último tiempo fue de mucho disfrute. Esto, nos permitió tanto a Juan como a mí y a Eloísa, mi hija más grande, vivir esta etapa del embarazo muy unidos, disfrutando de todo lo que iba pasando y fortaleciéndonos como familia. Quizás por la vorágine de la vida, te perdés de algunas cosas que son las fundamentales en verdad, y tal vez, uno descuida esas partes porque está viviendo, trabajando. Por eso ahora esto, nos permitió mucho disfrutar del momento sin la ansiedad de lo que está pasando en el mundo exterior. Fue muy positivo para nosotros y ahora en algún punto decimos: si bien es un caos, y te ponés a pensar en la gente que realmente la está pasando mal, más allá de eso, tuvo su parte positiva.

¿Cómo está Eloísa con la llegada de Azul?

¡Feliz, feliz, feliz! De hecho, me sigue sorprendiendo lo amorosa que es, lo comprensiva, lo cuida, lo mima todo el tiempo, está todo el tiempo haciendo comentarios de sus piecitos, lo quiere tener a upa, arma planes con él y piensa en todo lo que va a hacer, a lo que le gustaría jugar y me pregunta cuánto tiempo hay que esperar para que pase eso. Es muy dulce, y por ahora no ha demostrado esa cosa de celos fuertes. Sí me dice de hacer planes sólo conmigo (risas) y creo que es natural y está bien, porque todos los hermanos mayores en algún momento van a tener un poco de celos o van a extrañar la exclusividad que tenían antes.

¿Cómo surgió la idea del nombre “Azul” para el bebé, cómo lo decidieron con Juan?

Fue el único nombre que teníamos pensado de varón desde un principio, de pronto me imaginé que podía ser un nombre re lindo para un varón ¿por qué no? es un color que no tiene género, fue una cosa que apareció: “Azul” le dije a Juan y me dijo ¡sí, re!, nos miramos y coincidimos. Después charlamos con las familias y fue divino. Quedó Azul desde antes de saber el sexo, igual estábamos bastante convencidos todos de que era varón.

¿Cómo se lleva Juan con la paternidad?

Excelente, no parece padre primerizo, a ese nivel. Divino, cálido, re dulce, todo muy bien, como si ya supiera hacer las cosas, con mucha seguridad, con mucha entrega, muy lindo.

Vera, al hablar de su familia, lo hace con ternura y amor en cada palabra. Llegó el momento de hablar de su disco y se entusiasma más todavía, se acomoda el pelo y empieza el relato de cómo sucedió este proceso que hoy la tiene de estreno con un álbum que es fruto de un proceso personal.

¿Qué es Terso para vos? 

Terso es una especie de laboratorio emocional, tiene algo de un viaje. Tiene un lenguaje común que genera algo homogéneo pero también tiene muchos matices, va por distintos lados. Es lo contrario a algo estático, es algo que está en movimiento y que te va llevando por distintas sensaciones. Es un disco genuino que fue hecho puramente desde el corazón, desde la intuición, desde el sentimiento de no pensar en los resultados, ni en los tiempos. Fue una búsqueda.

¿Hay algo de Eclosión en Terso, el libro de poemas que publicaste en febrero?

Eclosión, fue justamente una eclosión para mí, por eso ese título, es como un nacimiento, un florecer de que todo lo que me estaba pasando, con el libro cobró vida para el exterior. Siempre fui muy reservada y hasta temerosa de mostrar mis cosas, desde mis escritos hasta los temas que fui haciendo en la vida. Yo no mostraba nada, nunca jamás, ni a mis parejas ni a mi familia, sino que era algo súper personal que no necesitaba de algún espectador. Yo soy actriz y en esto me expongo, pero en cuanto al nivel personal, no lo necesitaba y en verdad era un miedo a esa sencillez o desnudez de mostrar y decir: “esto es lo que soy”, poder mostrarlo y abrirlo al mundo. Pero termina siendo hasta dañino guardarse tantas cosas que en realidad es lindo compartir. Es lindo compartir la creación de uno, porque si es genuino, es verdadero y te sale del alma, y esto siempre va a tener su parte súper positiva. En este sentido, diría que el disco es un poco una consecuencia de esa Eclosión que fue escribir el libro.

¿De dónde venían esos miedos de mostrarte como sos?

El miedo de exponerme siempre vino más de la mano de la autoexigencia, no tanto de cómo lo iban a recibir o cómo los otros me iban a ver, sino más bien de sentir que no cumplís con tus propias expectativas, que me parece el peor de los enemigos. Ahí está lo que uno no se permite ser, lo que es, y tampoco te permitís crecer y evolucionar. Estás todo el tiempo proyectando algo que no se concreta de acuerdo a tus expectativas y emociones, y más si sos una persona exigente que viene del ámbito del arte. Me parece que dejar ese miedo de lado, es aceptarse, porque para que exista una evolución, necesito aceptarme en el presente.

¿La música y la poesía son una especie de válvula de escape y expresión para vos? 

Es lo necesario, la música, la escritura, la expresión, es lo que necesito para poder sobrellevar lo que es la vida. Es el lenguaje que manejo pero por una cuestión de que fui criada así. Si se habla en ese idioma en tu casa, vas a hablar en ese idioma, es lo natural. es la liberación personal, la búsqueda de identidad, es todo, es lo lindo y difícil también.

¿Cómo fue la gestación de este disco? 

 

Tiene dos procesos distintos. En principio cuando conocí a Guido Moretti y Pablo Damián Bursztyn, fue encontrar a dos personas con las que me sentía muy cómoda a nivel personal y fue algo inmediato, manejamos una misma energía. Fue la primera vez de estar con alguien con quien quería trabajar. Cuando los conocí dije: yo quiero hacer música con ellos dos, no con otra persona. La propuesta fue: “Tengo un montón de temas, ¿les gustaría hacer un disco conmigo?”, fue desde ese lugar (risas) y así empezamos una especie de laboratorio sonoro. Ellos son unos grosos a nivel todo, manejan muy bien la tecnología, sintetizadores y beats, que son todas cosas que yo no sé hacer. Yo compongo con la guitarra y con el piano y hasta ahí llegué. Fue conjugar las dos partes, la de ellos y la mía. Empezamos hace como dos años a armar todo esto, es más, todos los primeros temas que hicimos fueron descartados, porque fue un proceso hasta encontrar una identidad. Fue largo, pero me parece que dio re buenos resultados, porque estamos convencidos de que los tres encontramos algo en todo ese tiempo y en esa búsqueda.

El disco ya puede escucharse en todas las plataformas digitales. En YouTube se puede apreciar el disco con animación e inteligencia artificial, lo cual completa el combo de este viaje sensorial por la música y los sentidos.

Luis Alberto Spinetta, “El Flaco”, sigue presente a través de su música, y en esta cuarentena lo hizo mucho más cuando el Ministerio de Cultura realizó un llamado a la concientización sobre el coronavirus con el pedido que hizo el cantante durante un show en 1992. Fue en el cierre del "ExpreSida", la primera Exposición Internacional de Campañas de Prevención del SIDA, organizada por la Fundación Urbe. El propio Spinetta le dio la bienvenida al escenario a tres amigos, como él mismo dijo esa noche: Gustavo Cerati, Fito Páez y Zeta Bosio.

"Yo les digo de corazón con toda mi experiencia, cuídense. Ámense profundamente, pero con estas reglas quizás malditas. Pero que hay que respetar para salvarnos a nosotros ya nuestros hijos del pavoroso drama del Sida”, dijo el Flaco antes de empezar con la canción "Seguir viviendo sin tu amor".

“Siento que mi viejo sin querer, hubiese dejado mensajes a través de su música, a través de sus palabras, o en sus defensas hacia los maestros, o todo lo que él atravesó en el sentido artístico y de compromiso social, es como si te resonara a que está hablando hoy. Yo todo el tiempo tengo vínculo con eso, en el sentido de que escucho su música y encuentro respuestas a cosas que estoy dándole vueltas y decís: 'claro, el tipo tenía una conexión con algo muy sagrado'. Lo siento así, como una persona que está en constante vinculación con lo que está pasando”, expresó Vera sobre los mensajes de su padre que hoy siguen más vigentes que nunca.

“Todo el tiempo lo tengo presente a mi viejo, el tema Ave anexa, es para él, dentro también de otras dedicaciones, está dedicado a él. Mi viejo es mi súper fuente de inspiración para siempre”, dice emociona Vera al hablar de su papá.

Con un disco debut, la llegada de Azul y el afianzamiento de su familia junto con su otra hija Eloísa y su pareja Juan Saieg, la cantante define a este momento de su vida como un “renacer por completo”.