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Grindetti, el candidato a gobernador preocupado por no perder en Lanús

Néstor Grindetti, intendente de Lanús del PRO, está lanzado a la carrera por la gobernación bonarense. Su relación con Mauricio Macri y sus vínculos con el peronismo.

Grindetti, el candidato a gobernador preocupado por no perder en Lanús
(Foto Télam.)

Néstor Grindetti lanzó su candidatura a gobernador bonaerense por Juntos por el Cambio con la prioridad de retener el municipio de Lanús. Una jugada clásica de los dirigentes peronistas. Promover el efecto arrastre de su figura para repuntar en una situación adversa. Tal vez en tributo a la estrecha relación política que lo une a Martín Insaurralde y que le valió ser apartado por Mauricio Macri de la mesa de negociación que Juntos ensayó con el Frente de Todos en la Legislatura bonaerense.
El castigo del ex presidente al exceso de interés demostrado por el intendente de Lanús para restituir el régimen de privilegio a los jubilados del Banco Provincia con la excusa de que su derogación fue una medida adoptada por la ex gobernadora María Eugenia Vidal.
El mismo argumento con el que negoció con el intendente de Lomas de Zamora la modificación a la ley 14.836 que limitaba la reelección de los intendentes a un solo nuevo mandato.
Grindetti se apalancó para eso en la visita de Sergio Torres -integrante del supremo tribunal bonaerense- a los legisladores de Juntos para advertirles que si no modificaban la denominada ley Bapro la Corte bonaerense fallaría en contra de ella con un fallo en el que estaba trabajando. El vocal de la Corte y el intendente de Lanús negaron ambos hechos. Tras ser apartado, Grindetti se acercó de una forma inusitadamente veloz a Macri, al que se encargaba de criticar a escondidas.
Igual que a su primo Jorge, Grindetti se solazaba de haberlo dejado en soledad cuando junto al resto de los intendentes del PRO en el Conurbano acordaron con Horacio Rodríguez Larreta respaldar la candidatura a diputado nacional de Diego Santilli a cambio de que no haya PASO en los distritos gobernados por ellos y cederles que elijan entre sus colaboradores a los candidatos a legisladores provinciales. Es decir, tomar la parte del león pero sin competir por ella.
Grindetti consiguió ubicar en la Legislatura a su ex secretario de Gobierno, Adrián Urrelli, como vicepresidente Primero de la Cámara de Diputados cuyo titular es Federico Otermín, delfín de Insaurralde. La Cámara baja bonaerense controla un presupuesto estimado en unos 30 mil millones de pesos anuales. Urrelli es un ex gerente financiero de una entidad bancaria extranjera de origen francés y no registraba ninguna actividad en la política hasta que Grindetti lo convocó a ser parte de su gobierno.
Igual que Diego Kravetz, un dirigente ultra K de la ciudad de Buenos Aires elegido legislador porteño en 2003 tras convertirse en asesor legal, y en algunas versiones en un promotor, de las empresas recuperadas por sus trabajadores. Según algunos, un proceso legal vidrioso para apoderarse de ellas al calor del clima político posterior a la crisis del 2001. Kravetz llegó a Lanús para ser el responsable de la Seguridad primero y después para ocupar el cargo que dejó vacante Urrelli para ser diputado: jefe del Gabinete municipal.
A Macri, Mauricio, jamás lo satisfizo la presencia de Kravetz en un gobierno del PRO por sus antecedentes en el kirchnerismo. Un expediente que ni siquiera pudo modificar su matrimonio con Soledad Acuña. Otra funcionaria que no pertenece al grupo fundacional del PRO pero a la que el ex presidente le reconoce la capacidad de trabajo que la convirtió en ministro de Educación porteña.
Grindetti aspira a ser sucedido por Kravetz para abandonar la función de intendente que, de acuerdo a fuentes del PRO, lo deprime. Probablemente por el viaje que cada mañana tiene que realizar desde el coqueto semipiso que ocupa en Caballito con su pareja, Karina Spalla. Y que tal vez sea el horizonte próximo de Kravetz. Como la mayoría de los dirigentes del PRO, afincado en la Recoleta.
Spalla es una de las razones de su distanciamiento del jefe del gobierno porteño. A Grindetti lo habría disgustado que Rodríguez Larreta no renueve su designación como directora del Instituto de Formación Política y Gestión Pública del ministerio de Gobierno porteño. La cartera que ahora ocupa Jorge Macri. Antes de eso, Spalla había sido miembro del directorio de la Corporación Sur.      
El problema de Grindetti es el de todos los intendentes del Conurbano sin excepción y de forma independiente al partido que pertenezcan. Resultan el dirigente más conocido dentro de los límites de su municipio pero les cuesta romper ese techo, lo que dificulta la candidatura a gobernador de cualquiera de ellos. Y los condena a la reelección cuando es necesario retener el poder. 
Eso condiciona las ambiciones de Grindetti y podría obligarlo a relegar la candidatura a gobernador a manos de Javier Iguacel.
El intendente de Capitán Sarmiento es otro desconocido para las grandes audiencias pero con fama de opositor disruptivo.
Como titular de Vialidad Nacional fue el que realizó la denuncia en la causa homónima. Por ahora la única en la que Cristina está condenada.
Los vínculos con Insaurralde podrían jugar en contra del intendente de Lanús, que en las últimas dos elecciones se impuso por un margen estrecho. En 2019, Juntos obtuvo el 49,30% de los votos y se impuso al Frente de Todos por algo más de 15 mil votos. En 2021, la coalición opositora perdió casi 30 mil votos (209.957) y venció al kirchnerismo por apenas 1.649 votos.
Eso pese que a que la boleta del Frente de Todos fue encabezada como candidato a concejal por el polémico ex viceministro de Justicia de Cristina, Julián Álvarez, una figura de escaso prestigio en Lanús. En el PRO se evalúa si no será necesario sacrificar a Grindetti en la pelea municipal en el intento por retener ese municipio.