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San Luis: liberaron a una hembra de cóndor andino

El ejemplar de este ave fue rescatado y recuperado el pasado octubre y luego de su recuperación satisfactoria decidieron liberarla. Además, se implementará por primera vez el rastreo del ave a través de un dispositivo de localización en pos de conservar la fauna silvestre.

San Luis: liberaron a una hembra de cóndor andino

Una hembra de cóndor andino fue liberada hoy en San Luis luego de ser rescatada en octubre pasado en el mirador que une Nogolí con Rio Grande, a 40 kilómetros de la capital puntana, por el gobierno provincial.

La hembra fue liberada esta mañana luego de transitar su recuperación en el Centro de Conservación de Vida Silvestre (CCVS), dependiente de la Secretaría de Ambiente local. Se trata de “Pullec Antu” que en lengua Ranquel significa Alma de Sol, quien fue rescatada por la Policía Ambiental en el paraje Los Lobos, ubicado en el departamento Junín.

En el Centro de Conservación de Vida Silvestre (CCVS) de La Florida recibió atención veterinaria y transitó durante tres meses y medio el período de rehabilitación y vuelo para fortalecer su musculatura.

Entre las distintas acciones que se realizan en pos de conservar la fauna silvestre, se implementará por primera vez el rastreo del ave a través de un dispositivo de localización, informaron fuentes de la Secretaria.

La identificación se aplica de manera intramuscular y se contabiliza en el registro nacional que lleva adelante el Programa Conservación Cóndor Andino (PCCA), la acción permite recolectar información sobre la alimentación y problemáticas que atraviesa.

El cóndor andino es el ave voladora más grande del mundo y una de las especies emblemáticas de San Luis, ocupando un lugar central en la cosmovisión de los pueblos originarios. Además de cumplir un rol fundamental en el ecosistema puntano, tiene gran relevancia en las culturas ancestrales como símbolo de fuerza, libertad, inteligencia y enaltecimiento.

Esta especie cumple una función clave en los ecosistemas puntanos, ya que se alimentan de animales muertos y en estado de descomposición, evitando de esta forma la proliferación de bacterias que pueden generar enfermedades en los humanos. Asimismo, ayudan a controlar la población de otras especies carroñeras y así contribuir a mantener el equilibrio del ecosistema.