Ir al contenido
Logo
Genero

Jey Mammón y la especularización de un delito más común de lo que pensás

Desde hace semanas la pedofilia está en el centro del escándalo y la indignación social aumenta. Personajes de la tv detrás del abuso en las infancias y una cortina de humo que esconde y protege a progenitores investigados por la Justicia.  

Jey Mammón y la especularización de un delito más común de lo que pensás
Jay Mammón y su descarga por las acusaciones de abuso sexual.

En las últimas semanas la palabra “pedofília” se volvió tendencia en las redes sociales por varias denuncias sobre abuso que vinculan a muchos personajes de la farándula, conductores de televisión, periodistas y política. 

Hablar de abuso en las infancias no es simple. Una de las razones es el silencio cómplice de estas violencias que le suceden, según la Organización Mundial de la Salud, a una de cada cinco mujeres y uno de cada trece varones en el mundo. No hay datos de otros géneros y la ausencia de datos en su dato en si mismo.

Una red de trata de menores de edad, chats que parecen de ficción y artistas queridos por un público que hoy analiza con horror la vida privada de sus estrellas favoritas. Ésta historia tiene todo para ser mediática y explosiva pero tapa, de alguna forma, lo que se esconde detrás de este tipo de delitos: el 80% suceden dentro del ambiente intrafamiliar y la mayoría son cometidos por varones. Tíos, abuelos, padres, primos, pueden llegar a ser el verdadero peligro.

Para desarmar este complejo tema, charlamos con Yama Corín, madre protectora que hace más de diez años se encuentra judicializada por denunciar al progenitor de su hija luego de tres años de reiterados abusos sexuales en su infancia.    

El show del horror


“Que se hable de este tema me parece que es un paso adelante, el problema es cómo y en función de quiénes se pone el foco y en esto me parece que se expresa lo que llamamos la cultura de la violación, que es poner en igual condición del ojo observador a las víctimas que a los victimarios. Genera muchísimo dolor”, indica Yama.
 

La cobertura de este escándalo no tiene desperdicio y los argumentos dados se convierten en todo lo que no se debe hacer cuando se habla de abuso en las infancias. En entrevistas, artículos o en paneles, se expone y se cuestiona a la víctima tanto o más que a quien es denunciado sin tener en cuenta su minoría de edad o la revictimización. “Tiene una lógica aleccionante, la persona que denuncia, en vez de ser abrazada, cuidada y protegida, está puesta bajo una lupa y eso hace que el resto de quienes tal vez piensen en denunciar, no lo hagan. En definitiva lo que generan los medios es impunidad para los abusadores, o sea, terminan sosteniendo, queriéndolo o no, a la cultura de la violación”, analiza Yama.


Las luces, las cámaras y la acción hacen que lo que debería ser tratado con delicadeza y cuidado se transforme en cine y quedan de fondo las otras historias, las que suceden dentro de la casa y de las que nadie habla. “Cuando en los en los medios toman las denuncias, cuando se trata de denunciados conocidos eso tiene un impacto enorme, como lo fue con los abusos en el rock, los abusos en Independiente o los abusos frente a personalidades conocidas tienen un impacto en sí mismo. Y así, en definitiva, no abordan el corazón de donde en realidad ocurre la mayoría de los abusos, que es en el hogar”, sostiene. 
 

La familia en el corazón del abuso 

El silencio en este tipo de delitos es contundente ya que tiene como víctimas a personas que aún no están capacitadas ni tienen herramientas para hablar del tema. Por amenazas o por miedo, según las cifras del Ministerio Público Fiscal (MPF), se estima que de cada 1000 abusos sexuales infantiles que se cometen solo 100 se denuncian y apenas uno recibe condena. Es, de hecho, el delito que más se calla.  


“Todavía en el en la lógica patriarcal se sigue sosteniendo y defendiendo un modo de familia que no se destapa. La mayoría de las situaciones de abuso son ocurridas por progenitores, entonces lamentablemente todavía los medios no se hacen cargo de poder comunicar esta situación porque desnudarían así el foco de una estructura básica de la sociedad. Entonces es más sencillo hablar de abuso cuando se trata de personalidades o de espacios conocidos”, indica. 


Y todo se complica más aún a la hora de denunciar. Al ser delitos en donde hay, en general, sólo dos personas, las dificultades a la hora de la prueba son altas. Thelma Fardín, que denunció a Juan Darthés por abuso lo sabe perfectamente y, de hecho, es una de las voces más sensatas que se escuchan en los medios de comunicación. 
 

El pedido de cuidado hacia las personas que atraviesan la situación de víctimas y que, seguramente, quieren dejar de hacerlo es constante y no sólo a través de los medios. “Me parece que las redes sociales son un arma de doble filo, tenemos alcance todes entonces también tenemos las víctimas posibilidades de comunicarnos. Eso me parece que es un cambio. Muchas de nosotras no tenemos acceso a los grandes medios para poder denunciar a las estructuras judiciales que nos maltrataron y sí lo podemos hacer a través de las redes sociales”, sostiene la especialista. 

A su vez, Yama advierte: “Lo que sí, me parece que a la hora de comunicar lo que respecta al abuso sexual en las niñeces, lo primero que hay que pensar es que se trata de vida de personas y que esto impacta sobre una realidad muy dolorosa. Si una persona adulta está denunciando una situación de abuso, tiene que haber un mundo que tiene que replantearse, ¿por qué ese  niño o niña no fue escuchado y cuidado? Ahora la sociedad lo tiene que hacer. Tenemos la responsabilidad de pensar de forma amorosa y esta vez sí darle la oportunidad de ser escuchada y protegida”.

Cuidado! Hay mucha homofobia en tu indignación
 

Las redes se plagaron de comentarios en donde el "asco" aparece como protagonista. "Perversos", rezan las quejas en tuits y publicaciones. Pero la realidad es que vivimos en un país (y en un mundo) en el que la sexualización de las infancias es corriente y en donde familias enteras aún obligan a nenas de 11, 12 o 14 años a casarse con hombres de 50 por dinero

Es frecuente ver asociados los abusos en las infancias al movimiento LGBTQ. Lo vimos en el año 2010 cuando la conductora Mirtha Legrand le preguntó a Roberto Piazza si no era peligroso sexualmente que parejas homosexuales puedan adoptar, pero también lo vemos hoy cuando psicólogas en medios de comunicación aseguran que la pedofilia es una orientación sexual.  

El abuso en las infancias sucede y funciona hace siglos y la mayoría de estos delitos son cometidos por personas heterosexuales. Aún así, eso no significa que este delito tenga una orientación sexual definida. 

"Me parece aberrante hacia las víctimas de la pedofilia y también hacia el movimiento LGBTI que efectivamente sufrió históricamente una orientación sexual que no correspondía con la familia tradicional que es, además, en donde sí suceden estos abusos. En general son las mismas personas que se oponen a la Educación Sexual Integral. Y tiene sentido, porque la misma te enseña desde chiquitite a poner límites", sostiene yama. 

El 80% de las denuncias por abuso en las infancias sucede luego de una clase de ESI. Datos, no opinión. "Hoy vemos los videos de hace pocos años en los cuales aparece una tapa de una revista, una piba de 12 años diciendo que es una bomba sexual y ya no lo toleramos porque ya entendimos que eso no es tolerable. Dimos un paso al frente, desarmamos culturalmente qué es lo que está bien y lo que está mal. Tenemos que seguir avanzando en en ese sentido. Si volvemos a decir que estos delitos tienen que ver con el ámbito privado, volvemos a esa idea de creer que efectivamente esa niña de 12 años sí puede ser una bomba sexual, pero adentro de la casa", finaliza la entrevistada. 

    Ultimas Noticias