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Vía Crucis en Puerto Madryn: amor por la ciudad y pasión por el buceo

La capital nacional del buceo es el escenario de un evento único en el mundo que reúne a cientos de turistas y gente de la zona.
 

 Vía Crucis en Puerto Madryn: amor por la ciudad y pasión por el buceo

La pasión, el amor y la fe son sentimientos que no tienen explicación. Algunos sienten pasión por su profesión, aman a su comunidad o se guían por la fe de un Dios, el Universo o las estrellas.

El Vía Crucis es la representación en 14 estaciones del camino de Jesús a la cruz. Es una de las devociones más antiguas que practican los católicos en Semana Santa. En Puerto Madryn se les ocurrió reversionarlo y unir esta práctica con el buceo.

Se trata de la 19° edición del Vía Crucis submarino, donde los habitantes pone a disposición sus profesiones y su tiempo para ofrecer una increíble experiencia para todo aquel que pueda vivirlo de forma presencial o a través de alguna transmisión.

"Sabíamos que el Vía Crucis se hacía caminando, en otros lugares lo hacían en barcos, y a nosotros se nos ocurrió hacerlo abajo del agua", contó José María Goity, conocido en la ciudad chubutense como "Popey", uno de los ideólogos de este evento único en el mundo. Junto a sus amigos lo pensaron como una propuesta turística ya que buscaban atraer visitantes durante el fin de semana largo de Semana Santa. Como en tantos otros lugares del mundo, encontraron esta actividad para el "turismo religioso" y poder captar la atención de los medios con algo único en el mundo.

Más allá del aspecto religioso, la experiencia es impactante y emocionante. Miles de personas esperan en el muelle y en la costa de Puerto Madryn a que llegue el momento de la parte submarina del Vía Crucis. La cruz, iluminada, es colgada de una grúa que la ubica sobre la superficie marítima, donde los buzos la reciben y la llevan hasta el fondo del mar. Los expertos continúan con los pasos submarinos, mientras cientos de kayakistas y nadadores acompañan la luz que se ve desde el fondo del mar. Mientras tanto, aquellos que permanecen en tierra firme se emocionan y lo siguen con rezos, lágrimas en los ojos y se trasladan a la orilla del mar para poder recibirlos.

Los actores locales que representaron a Cristo y al resto de los protagonistas, reciben al equipo marítimo y los aplausos y gritos de alegría tapan el sonido del mar. La cruz iluminada la ubican en la costa junto a los coros de la iglesias que cierran un emotivo espectáculo que va más allá de las creencias religiosas.

Ya van 19 ediciones de esta tradición en Puerto Madryn que, si bien es una práctica religiosa, va mucho más allá: es una muestra de la pasión por el buceo y de sacar adelante el turismo, una de las bases de la economía local.