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Juicio por crímenes de lesa humanidad: revelan detalles de la muerte de la madre de Wado de Pedro

En el quinto juicio por los delitos cometidos en los ex Centros Clandestinos de Detención y Tortura “Club Atlético”, “Banco” y “Olimpo”, el testimonio del gendarme retirado Omar Torres permitió saber qué pasó con el cadáver de Lucila Révora.

Juicio por crímenes de lesa humanidad: revelan detalles de la muerte de la madre de Wado de Pedro

Si bien en el primer juicio oral y público por los delitos de lesa humanidad cometidos en los ex Centros Clandestinos de Detención y Tortura “Club Atlético”, “Banco” y “Olimpo” (A.B.O) se conoció parte de la historia de Eduardo "Wado" de Pedro a partir del testimonio de varios sobrevivientes. Ahora en el quinto juicio por los hechos que se produjeron en ese circuito represivo se conocieron nuevos detalles respecto de la desaparición de Lucila Révora, madre del funcionario público, que podría ayudar a responder la gran incógnita que acompaña a cada familiar de desaparecidos: ¿dónde están? Un gendarme retirado declaró que el cuerpo de Lucila fue incinerado en el centro clandestino, dentro de un tanque de aceite.

“A Lucila Révora la quemaron en el Olimpo, en un tacho de 200 litros. Le pusieron una cubierta, gasoil y la quemaron ahí adentro. Estaba embarazada de seis o siete meses”, declaró Omar Eduardo Torres ante el TOF 2. Respecto a Fassano, dijo que la patota se lo llevó a la Escuela de Oficiales de Gendarmería de Ciudad Evita, donde también lo incineraron. Wado De Pedro, que tras aquel asesinato fue apropiado durante algunos meses antes de que su familia lo rescatara, se enteró este martes de los datos que el gendarme sumó a su historia. 

En 2010, el Tribunal Oral Federal 2 confirmó que Révora, fue asesinada en 1978 en un inmenso operativo que rodeó la casa en la que vivía con De Pedro y con su pareja, Carlos Fassano, el papá del bebé que estaba a punto de parir. 

La Masacre de la calle Belén y los nuevos detalles sobre lo que ocurrió la noche del 11 de octubre de 1978

El operativo que llevaron a cabo las fuerzas represivas del Ejército, la Gendarmería y la Policía Federal, donde atacaron a Lucila Révora y a Carlos Fassano, se conoce como “Masacre de la calle Belén” y ocurrió el 11 de octubre de 1978 por la tarde cuando efectivos rodearon la casa en la que ambos vivían con el hijo que Lucila había tenido con Enrique De Pedro, militante de la Juventud Universitaria Peronista, trabajador judicial, integrante de Montoneros y secuestrado a mediados de 1977. Para ese entonces, Wado de Pedro tenía casi dos años.

Cuando se dio cuenta de que su casa estaba rodeada por oficiales, Lucila, embarazada de 8 meses y medio, llevó a Wado de Pedro hasta el baño, lo metió en la bañadera y se quedó con él. Allí resultó herida con las balas que impactaron en su casa y que, de no haber estado ella, habrían impactado en su hijo. Incluso, luego un vecino declaró que la casa había quedado como si “hubiera tenido varicela” por la cantidad de marcas de impactos de bala. 

En su más reciente testimonio, el pasado 17 de mayo, Torres contó que la patota buscaba dentro de la vivienda un botín de 150 mil dólares y que lograron llevarse una “valija de cuero llena de billetes de 100 dólares” y los cuerpos sin vida de la pareja de militantes montoneros fueron trasladados al Olimpo. Al hijo de la pareja, Wado de Pedro, lo dejaron con un vecino, pero por la noche lo fueron a buscar. El ahora funcionario público estuvo apropiado hasta principios de 1979, cuando su familia materna logró contactarlo.

Durante el operativo, murió al explotar una granada que provino de la propia patota de los represores, el policía Federico Covino, alias “Siri”. Mientras que Juan Carlos Avena y Enrique Del Pino resultaron heridos. 

El juez Jorge Gorini le preguntó si supo qué pasó después del operativo y Torres contó que Sergio Nazario organizó la desaparición de los restos. A su vez, mencionó también que, de ese episodio en el que introdujeron su cuerpo en un tanque para deshacerse de él, participó el "Comisario Rosa", en relación a Roberto Rosa, ya condenado en tramos previos de la causa A.B.O. 

En ese momento, el juez le consultó cómo supo de los hechos, a lo cual Torres insistió en que fue porque estaba de guardia en el Olimpo: "Todos los que estuvimos de guardia esa noche lo vimos".

Un testigo clave sobre delitos de lesa humanidad

No es la primera vez que el gendarme retirado Omar Eduardo Torres declara sobre las violaciones a los derechos humanos que conoció durante la última dictadura. De hecho, se acercó a la Conadep en 1984, dos años después de pedir su retiro, y fue testigo en el Juicio a las Juntas. Hasta ahora nunca había aportado información sobre el destino de los restos de Révora.

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