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Ciencia

Pingüinos: ¿Por qué son fundamentales para sus ecosistemas?

Pablo García Borboroglu, presidente de Global Penguin Society, explica por qué las distintas especies de pingüinos que hay en el planeta son grandes protectoras de sus hábitats, y cuenta cómo las personas pueden colaborar con la protección de este animal.

Pingüinos: ¿Por qué son fundamentales para sus ecosistemas?

Los pingüinos son aves fascinantes y únicas que  habitan principalmente en las regiones más frías del hemisferio sur, desempeñando un papel crucial en el ecosistema y actuando como un indicador clave de la salud del ambiente marino. Su importancia radica no solo en su singular adaptación a condiciones extremas, sino también en su función como centinelas del cambio climático y la biodiversidad. Pero, ¿por qué su conservación es fundamental para mantener el equilibrio ecológico y la riqueza natural de nuestros océanos? Pablo García Borboroglu, biólogo marino, beneficiario del Fondo para la Conservación de Disney, Explorador de National Geographic y presidente de Global Penguin Society (GPS), responde sobre el valor de este animal dentro de los ecosistemas y cuenta cómo se pueden preservar sus diferentes especies.

Un animal fundamental para sus ecosistemas

García Borboroglu señala que las diferentes especies de pingüinos son consideradas “paraguas”, ya que usan su ambiente de forma muy amplia al desplazarse tanto en agua como en tierra. “Al proteger a los pingüinos, protegemos ambientes muy grandes, y eso beneficia a muchísimas otras especies que no conocemos, que no son tan carismáticas. Entonces, el pingüino termina siendo el gran protector. Protege cientos y miles de especies”, explica el Explorador de National Geographic.

Además, comenta que “los pingüinos tienen un impacto significativo en toda la cadena alimentaria, ayudando a mantener un equilibrio en los ecosistemas dado que, por un lado, son fuente de alimento para muchos depredadores y, por el otro, su comportamiento alimentario influye en la distribución y abundancia de los animales de los que se alimentan, como peces pequeños, crustáceos y krill”. También, asegura que juegan un papel importante en el ciclo de nutrientes: “sus heces liberan nutrientes esenciales en las aguas circundantes, como nitrógeno y fósforo, que también son importantes en los ecosistemas terrestres donde se reproducen”.

“Los pingüinos también pueden servir como animales indicadores, brindando información valiosa sobre la salud del ecosistema marino y terrestre que utilizan. Los cambios en sus poblaciones pueden indicar problemas, como la sobrepesca o modificaciones en las corrientes oceánicas, que pueden tener efectos en cadena en todos los ecosistemas”.

Finalmente, los pingüinos se han convertido en una importante atracción turística en muchas partes del mundo, brindando beneficios económicos a las comunidades locales. En este sentido, Pablo señala que: “hay casi 300 lugares donde la gente visita a los pingüinos en la naturaleza. En la provincia argentina de Chubut por ejemplo, hay alrededor de 20.000 familias que viven de esta actividad. Las acciones de conservación, por lo tanto, no solo protegen a las especies y sus hábitats, sino que impactan positivamente en el bienestar de las comunidades de la zona”.

Amenazados en agua y en tierra

Los pingüinos son expertos nadadores y pasan la mayor parte del tiempo en el océano, pero se desplazan también en tierra, donde ponen sus huevos y cuidan a sus crías. “Uno de los problemas que tienen los pingüinos y que constituyen sus principales desafíos es que son animales que viven tanto en el mar como en tierra, entonces se enfrentan a amenazas en ambos ambientes, como el cambio climático y los plásticos. En el mar específicamente, sufren los efectos de la pesquería y la contaminación por el petróleo. Cuando están en tierra reproduciéndose y junto a sus crías, están amenazados por el disturbio humano y por la introducción de predadores nuevos con los cuales no están familiarizados”, explica el conservacionista.

“Los pingüinos como animales carismáticos y clave del paisaje marino, pueden aumentar la conciencia sobre la salud de los océanos, haciéndonos reconsiderar nuestras políticas y comportamientos”, concluye Pablo. La labor de Global Penguin Society ayuda a promover la generación de conservación basada en la ciencia, evaluar el estado de las poblaciones de pingüinos, educar y asesorar a los gobiernos y las comunidades, influir en las políticas, proteger los océanos y hacer campaña a través de los medios de comunicación para inspirar e involucrar a las personas sobre cómo mejorar la vida de los pingüinos y la calidad de vida de los seres humanos.

Pablo García Borboroglu es el primer latinoamericano en ganar el Indianapolis Prize, un premio que reconoce a aquellos que hicieron contribuciones notables y significativas en la conservación y protección de especies animales en peligro de extinción.

Todas las personas pueden cuidarlos desde su lugar

Hay mucho que podemos hacer por los pingüinos, asegura Pablo. “Independiente de donde vivamos -lejos o cerca del mar, en la ciudad o en el campo- podemos adoptar hábitos que impacten positivamente en todo el planeta. Reducir el uso de plásticos, respetar la naturaleza y consumir bienes de origen y con destino sustentables son algunas de las maneras de ayudar. De esa forma, uno beneficia a los océanos, beneficia a la atmósfera, y beneficia a los pingüinos. Todos tenemos un rol que jugar, y lo que hagamos es muy importante”.

Este año, en el marco de la celebración del 25º aniversario de Disney's Animal Kingdom, el Fondo para la Conservación de Disney reconoció a 25 organizaciones sin fines de lucro que lideran programas comunitarios centrados en la protección de la biodiversidad en todo el mundo. Global Penguin Society es uno de los proyectos apoyados por Disney este año en Latinoamérica para promover el cuidado del medio ambiente y preservar las especies que habitan el Planeta. Actualmente, la Compañía se encuentra apoyando una iniciativa enfocada en las colonias de pingüinos y otras especies situadas en la localidad de El Pedral, en Punta Ninfas, Chubut, para lograr convertirlas en áreas protegidas. 

 

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