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Video | Hablamos con Tamara Tenenbaum sobre su nuevo libro “La última actriz”

La filósofa, escritora y periodista presentó su nueva novela, que explora la identidad femenina a través del tiempo y la memoria. Cómo fue el proceso de investigación, su vínculo con el teatro, la mirada actual del atentado a la AMIA y más en esta nota.

Video | Hablamos con Tamara Tenenbaum sobre su nuevo libro “La última actriz”
Foto: Filo.news

Por Camila Romanazzi y Micaela Robles

Sabrina quería ser actriz, pero estudió Artes. Aunque su sueño era estar arriba de un escenario, su carrera la llevó a conocer el teatro desde otro lugar, desde su pasado, sus huellas, su historia. Se propuso investigar el teatro judío en Argentina, misión que la llevó a revisar los restos de los archivos de la AMIA, la mutual que sufrió un atentado terrorista en 1994. Así llegó al diario de Jana, una actriz del teatro yiddish en la Buenos Aires de 1960. Dos mujeres, dos épocas, atravesadas por la identidad y la memoria.

Esta es la premisa de “La última actriz”, el nuevo libro de Tamara Tenenbaum que ya se encuentra disponible en librerías. Luego de “El fin del amor, querer y coger” (2019), “Nadie vive tan cerca de nadie” (2020) y “Todas nuestras maldiciones se cumplieron” (2021), su nueva obra lleva como título “La última actriz” (2024), en reconocimiento a “la forma que tienen las actrices de habitar el mundo”, según confesó en una entrevista exclusiva con este medio.

La escritora explora distintos géneros en sus libros: desde ensayos, cuentos, hasta novelas como lo es en el caso de “La última actriz”. Si bien ella nació en una familia judía y sabe desde adentro cómo retratar a la comunidad, en este último libro hay una aclaración en el prólogo y dice: “No es un libro sobre mi vida”. Incluso, ninguna de las protagonistas se llama Tamara, como sí sucede en otras de susobras. Sin embargo, la autora remarca que esa aclaración funciona para pensar la categoría de la literatura del yo.

“Todas esas chicas tienen partes de mí, todas hablan en algún sentido como yo, entonces ¿qué significa que no sea una novela autobiográfica? ¿porque cambié las épocas, algunos detalles, quién es quién? En el fondo, ¿qué importancia tendría? En el fondo esa aclaración está ahí un poco por eso, para pensar que la categoría del yo es un poco rara, porque toda la literatura es del yo y ninguna literatura lo es”, reflexiona Tamara.

“La última actriz” está narrado por dos voces muy marcadas: Sabrina y Jana. Si bien ellas podrían no haberse cruzado nunca, por la diferencia de época, hay algo que las une. Son los documentos perdidos en la AMIA lo que hace que Sabrina llegue a Jana y se interiorice por su historia. Hay algo de los documentos, específicamente, el de diario, que sobrevive al atentado y cuenta una historia. En ese sentido, la escritura de Tamara hace que el lector explore la vida de ellas dos y encuentre coincidencias y similitudes en el mundo judío pero también en el ser mujer y ser actriz. “Ser actriz es ser mujer al cuadrado”, dice el libro.

Tras la presentación de su obra en la 48° edición de la Feria Internacional del Libro, la autora reveló a Filo.news los detalles del proceso de investigación, su vínculo con el teatro, la mirada actual del atentado a la AMIA, cómo vive el lanzamiento en el contexto sociopolítico actual y más.

Foto: Gentileza prensa

Filo News: ¿Cómo surgió el interés en investigar y hacer una novela sobre el teatro yiddish?

Tamara Tenenbaum: El teatro yiddish es una tradición que yo no conocía bien pero que fue muy importante en Buenos Aires y en muy pocas otras ciudades en el mundo, como Nueva York, Londres, Varsovia, Moscú, y no mucho más. Eso me pareció súper interesante.

¿Cuál es el origen de tu curiosidad por los documentos que se perdieron en el atentado a la AMIA?

La primera vez que escuché hablar de esto fue hablando con una estudiante de doctorado, que estaba en CONICET investigando sobre el teatro judío. Me contó que esa investigación era bastante difícil porque el archivo sobre el teatro judío se había perdido en la AMIA.

Yo perdí a mi papá en la AMIA, pero me llamó mucho la atención cuando ella me contó esto, porque mi papá falleció ahí cuando yo tenía cinco años, yo pensé que ya había conocido todas las aristas de la cuestión, y nunca se me había ocurrido esta cuestión de que se perdieron papeles, documentos, porque cuando se mueren personas a nadie le importan los papeles. A la vez a un montón de gente le importaron, cuando empecé a hablar con ella me dijo que hubo mucha gente que fue a los escombros a buscar libros, a buscar archivos, a buscar papeles, eso me pareció increíble, un pueblo tan obsesionado con la memoria en un momento tan complejo como ese.

Me pareció que era una gran oportunidad para una novela, porque todo lo que es documentación perdida implica un misterio, implica que por un lado hay algo que buscar que no es tan fácil de reconstruir en un pasado súper reciente. Por otro lado, implica que uno puede medio inventar cualquier cosa y la persona que lee la novela incluso googleando no podría saber si es cierto, eso me divertía para un policial, la idea de una ficción que en el fondo podría ser cierta.

¿Considerás que hay una parte de la historia que se perdió en el atentado?

En el atentado se perdieron muchos documentos, no sé si se perdió una parte de la historia, porque el trabajo que hicieron los investigadores post atentado es muy bueno y muy grande. Obviamente se perdieron muchas cosas, se perdieron vidas, ni hablar; pero parece también muy emocionante como efectivamente se puede recuperar una memoria incluso ante la más tremenda de las ausencias.

¿Por qué creés que es necesario desde la actualidad repasar la historia de la AMIA?

La AMIA fue un acontecimiento que marcó los 90’, que tiene que ver con la impunidad, con la corrupción, la impunidad del poder, con un montón de cosas muy complejas. Para la gente que en esa época en los 90’ era más grande, está muy clara esta cuestión de la impunidad del poder y la irresponsabilidad del Estado y las cosas que eso produjo.

Las personas que tenemos menos de 40 años no lo recordamos, y sigue siendo un símbolo de la impunidad que es súper importante y que por supuesto también nos recuerda que las personas que murieron en esos atentados eran argentinos, un atentado contra el Estado argentino, no son cuestiones que tengan que ver solo con el judaísmo.

En teatro estrenaste “Una casa llena de agua”, “Las Moiras”, y estás preparando “El día más largo del mundo”, ¿qué valor tiene el teatro para vos hoy? tras escribir escribir poesía, ensayo, periodismo y narrativa, ¿qué te convoca de este género?

@filonews

A mí el teatro me convoca primero como espectadora, me encanta y me moviliza. En este momento hay pocos géneros y pocos espacios más contraculturales que un teatro. La gente está todo el tiempo preguntándose cómo estar dos horas sin mirar el celular, y la forma más fácil es ir a mirar una obra de teatro. Creo que hay muchas cosas contraculturales, no solamente no mirar el celular, tener que estar presente en tiempo real, tener que estar prestando atención a cuerpos presentes.

También el teatro es una cosa bastante invariable, la tecnología no altera tanto al teatro como a otros medios, el teatro se sigue pareciendo muchísimo a lo que veían en la época de Shakespeare o la Antigua Roma, eso es increíble, es casi como ritual. Y al mismo tiempo el teatro tiene la capacidad de modernizarse y de cambiar, porque efectivamente nos sentamos ahí y lo que pasa nos conmueve, y nos conmueve porque nos habla de nuestras vidas, no nos habla solamente del pasado.

Otra cosa que me gusta mucho del teatro es que por su metodología se hace con grupos chicos de gente, sobre todo en Argentina el teatro independiente es una tradición muy importante, no es lo mismo que estar haciendo una película, en el sentido del control que uno tiene como autor, el preciosismo que uno puede trabajar; estás tres meses ensayando, los actores están hasta último momento, y creo que también me gusta el teatro porque es de los actores, ellos pueden hacer lo que quieren, es su reino. A otros les molesta, a mí me parece hermoso, también me sirvió para conocer mucha gente hermosa, esta novela se llama “La última actriz” porque trabajé con muchas actrices y me parece hermosa la forma que tienen de habitar el mundo. También me sirvió para pensar la escritura de otra manera, que puede ser muy solitaria. A veces al interpretarlo devuelven algo que uno no había esperado, esa cosa del descontrol, que una obra se vuelva algo que nunca esperaste me parece bellísimo.

¿Hay algún actor o actriz que recuerdes con el que te haya gustado trabajar?

@filonews

”La última actriz” está dedicada a dos personas: está dedicada a mi ex novio que se dedica a la historia del teatro y me enseñó a mirar de otra manera, y está dedicada también a Violeta Urtizberea, que fue la primera actriz de mi primera obra, y que me enseñó muchísimo sobre el teatro.

Me enseñó muchísimo sobre qué significa hacer la misma función tres veces en una semana, y que todas las veces siga siendo nuevo, es como estar enamorado, uno no puede acostumbrarse, el día que te acostumbrás a hacer una obra se muere algo, el teatro tiene que estar vivo.

Me enseñó también mucho a pensar la escena, a pensar la importancia de cualquier movimiento mínimo, la importancia de un montón de maneras de estar en el escenario, uno no se da cuenta de todo lo que está pensado detrás. Es muy precioso que en un mundo donde todo va tan rápido haya alguien dedicándole ese nivel de atención.

En el prólogo aclaras que no es una novela sobre tu historia, ¿por qué sentiste la necesidad de hacer esa aclaración?

En la presentación que hicimos en la Feria del Libro con Liliana Viola y Marina Mariasch a las dos les llamó la atención lo mismo. A Liliana le pareció una especie de aclaración mentirosa, acá hay algo de eso, y Marina lo entendió de esa manera, que esa aclaración era una especie de respuesta a la posible pregunta de la literatura del yo; porque esas dos chicas pueden ser yo, una casi se muere en la AMIA, otra es investigadora del CONICET, cosa que yo no soy pero yo estudié filosofía y pasé muchos años ahí, me recibí, doy clases, es un mundo que conozco muy bien.

Todas esas chicas tienen partes de mí, todas hablan en algún sentido como yo, entonces ¿qué significa que no sea una novela autobiográfica? ¿porque cambié las épocas, algunos detalles, quién es quién? En el fondo, ¿qué importancia tendría? En el fondo esa aclaración está ahí un poco por eso, para pensar que la categoría del yo es un poco rara, porque toda la literatura es del yo y ninguna literatura lo es.

El libro reivindica la identidad de las mujeres, el archivo y la memoria, ¿cómo trabajaste estos temas enfocados particularmente en nuestro país, en la cultura argentina?

@filonews

En el libro hay dos actrices, ninguna de ellas son exitosas, las dos son actrices frustradas, en eso veo algo muy argentino, que tiene que ver con la frustración, con la sensación de ‘siempre nos faltan cinco para el peso’. Hay algo para mí que tiene que ver con el espíritu del tango, con una especie de nostalgia de un futuro, ¿no? nostalgia de un futuro que nunca llega, un pasado que jamás fue.

Siento que de alguna manera cada una representa dos maneras muy argentinas de lidiar con esa frustración: Jana tiene un trabajo de oficina, pero en sus ratos libres hace teatro judío y lo da todo; está en una compañía teatral que se está muriendo y sin embargo ella se dedica a eso como si fuera la última Coca Cola del desierto; eso es muy emotivo y muy argentino, le dedicamos mucho tiempo y esfuerzo a algo sin esperanza. Al mismo tiempo tenemos la otra cara de Sabrina, un poco más resentida, quería ser actriz y cuando se dio cuenta que no se le dio se dedicó a otra cosa, y toda la vida se quedó con ese sueño, y se fue a estudiar historia del teatro, y sufre porque ella no es actriz, eso también es muy argentino, quedarse lo suficientemente cerca del sueño como para sufrir.

Si lo pienso en términos como de la identidad de las mujeres argentinas pienso por un lado que estas dos caras las representan, me hizo pensar mucho en mis amigas, en las mujeres de mi edad, es que estas dos son mujeres que tienen pasiones y sueños, no solamente con actuar; si uno las ve de afuera piensa ‘pero vos brillás tanto cuando hablás de tu pasión’, y eso es muy rioplatense, es muy argentina.

El libro está enfocado en la academia y cultura, dos áreas que están sufriendo recortes en la actualidad. ¿Qué representa para vos el estreno del libro en este contexto?

@filonews

Yo escribí este libro mucho antes de que ganara Milei y mucho antes de que la cultura y la educación estuvieran amenazadas como lo están, en el sentido en que lo están hoy, no quiero decir que no hubieran estado en procesos complicados antes, no estaban bajo el mismo nivel de amenaza. Por suerte me tocó escribirlo antes, porque el libro es súper crítico de un montón de cosas, de la facultad, del sistema de investigación. Hay un montón de cosas ahí que quizá no me hubiese atrevido a poner en este momento, donde queremos reivindicar todo eso.

Pero por suerte las puse, por suerte están ahí, porque reivindicar no significa habitar espacios acríticamente, nunca se trató de eso, no queremos que la universidad exista para rendirle pleitesía, queremos que exista para mejorarla, para criticarla, para reírnos de ella también, porque el arte también se trata de eso, de reírnos de nuestras instituciones más importantes, y queremos estar tranquilos de que exista para poder escribir esos textos.

Me parece que igual hay una reivindicación ahí, lo pienso también en red con la película “Puan”, de María Alché y Benjamín Naishtat, también es una película que uno la ve y dice ‘¿esto es una parodia o está a favor?’, y es las dos cosas, porque querer algo también es saber burlarse de sus fallas. Es muy extraño el color que tomó la novela en este contexto, pero también me parece que habla de lo que estamos viviendo.

¿Con qué te gustaría que se queden los lectores cuando terminen el libro?

Yo siento que los libros son siempre como Los Simpsons, en el sentido de que vos lo ves con un nene chiquito y decís ‘¿de qué se está riendo?, si el chiste que acaba de suceder seguro que es re adulto y no lo entendió’, y se ríe de otra cosa que vos sos demasiado adulto para entender. En los libros cada uno lee las referencias y los textos que uno encuentra.  

Si pienso en lo que yo quise poner ahí, creo que quise poner mucho de formas críticas y neuróticas de habitar las propias identidades, que es ser mujer, ser judía, ser argentina, ser de clase media, ser profesional, ser artista, haber intentado ser artista y haber fracasado, son todos lugares que no se habitan sobre la tierra y afirmándolos y con seguridad, se habitan con mucha inseguridad, y en estos momentos a veces estamos tratando de encontrar lugares seguros y en tiempos turbulentos es lógico, pero si pienso qué me gustaría que se guarden de mis personajes y de esta novela, es esa inseguridad.

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