Diego Capusotto vuelve al teatro con "TIRRIA", la comedia negra dirigida por Carlos Branca que se presenta en el Metropolitan. Escrita por Lucas Nine y Nancy Giampaolo, la obra cuenta la historia de los Sobrado Alvear, una familia patricia venida a menos que finge cada verano partir rumbo a Europa, cuando en realidad permanece escondida en los baúles de su mansión en ruinas.
Al frente de esta farsa está Hilario, el criado fiel interpretado por Capusotto, que no duda en llevar la mentira hasta las últimas consecuencias.
“Me gustó mucho el texto, me gustó mucho la historia y me gustó en especial poder ser parte de la misma”, cuenta Capusotto sobre cómo llegó al proyecto. La propuesta surgió de Nancy Giampaolo, con quien ya había trabajado, y que lo invitó a sumarse a una obra que en principio iba a ser película. El elenco se completa con Andrea Politti, Rafael Spregelburd, Juano Arana, Daniel Berbedes, Galo Politti, y hasta con la gran aparición de su propia hija, Evita Capusotto, una incorpración que también nació de una idea de Giampaolo.
Tras varios meses de ensayos, "TIRRIA" ya ronda las diez funciones en cartel: “Ya nos hemos apropiado un poco de la obra. No sé si del todo, pero sí en gran parte. Y entonces ya empieza a circular sola, como tiene que ser. Nosotros estamos a merced de la historia”.
El teatro como ritual
A diferencia del cine, donde el director concentra la mirada, el teatro pone al actor frente al espectador en un presente irrepetible. Es éste quien deja la ultimísima sensación al espectador sobre determinada interpretación. En el cine, el director puede pedir la cantidad de tomas que quiera. La repetición diaria de esta interpretación podría ser desgastante o mermar dependiendo de "el día que tuviste". Sin embargo, Capusotto lo vive como un ritual.
“El teatro me coloca en una situación mágica que desborda por otro lado. Es el día a día que tenés, y de repente llega y lo convierte en algo milagroso. Salir de vos, convertirte en un personaje, siendo vos, y compartir encima ese ritual con la gente. Como si el mundo se detuviera y solo existiera esa hora, hora y media. Ese momento te salva”, describe el actor.
Comparado con un partido de fútbol, donde no hay celular que valga, o el ensayo de una banda que se concentra específicamente en la canción que están tocando aunque sea por unos instantes, el ensayo es para Capu la etapa más densa e interesante: “Es como un circuito cerrado de información donde todos están participando de un equipo. Después la obra ya está mostrada, y depende de si la gente se acerca o no se acerca. Pero la obra va a estar, y va a ir mejorando”.
Hilario y las ambigüedades argentinas
En "TIRRIA", Capusotto encarna a Hilario, el criado que sostiene la mentira de los Sobrado Alvear incluso cuando el hambre y el deterioro hacen imposible continuar. Ese contraste entre clases resuena inevitablemente con la historia argentina.
“Es una obra que representa un poco un homenaje al cine de la década del '40 y '50, cuando en Argentina había Estado de Bienestar, cosa que ahora no. Hilario es el que va a llevar esta farsa hasta el final. Es el único que realmente cree en su papel. La obra tiene muchas lecturas, no hace un anclaje directo en la actualidad, pero si lo querés encontrar, lo vas a encontrar. Porque la historia argentina es cíclica: siempre volvés a lugares que parecen nuevos, pero ya pasaron”.
Aunque aclara que "TIRRIA" no busca retratar el presente de manera explícita, Capusotto traza un paralelo con el país: “Desde hace 50 años la Argentina está en una decadencia económica y social que para mí arrancó con la dictadura y no ha sido superada. Hay una demanda que no fue tomada en cuenta como se debería”.
Entre Nietzsche y los Hermanos Marx
La charla también deja lugar para su costado más lúdico. Consultado sobre qué fingiría, si tuviera que inventar una mentira al estilo de "TIRRIA", responde sin dudar:
“Yo diría que fui amigo de Nietzsche. Que íbamos a tomar algo y Nietzsche se reía mucho. Difícil de sostener... imposible nada”.
En cuanto al humor en general, sigue encontrando refugio en clásicos de otro tiempo: Los hermanos Marx. Fundamentalmente "Sopa de Ganso" (1933) y "Una Noche en la Ópera” (1935). Del presente, prefiere no dar nombres.
“Siempre hay alguien que te hace reír, pero no le doy tanta pelota al streaming ni a la opinión de humanos hablando. Humanos sonando sí, pero hablando cada vez menos”.
Con "TIRRIA", Capusotto se sube al escenario para recordar que el teatro sigue siendo ese espacio donde lo cotidiano se convierte en milagro, y donde el humor, como Nietzsche en un café, todavía puede reírse de todo.