Fue más que un desahogo. Así, como no podía ser de otra manera, de manera agónica, la Argentina pasó a octavos de final en su ley. Con sufrimiento, con un Messi intermitente, con un Mascherano ensangrentado y con Marcos Rojo definiendo el partido en posición de número 9 a los 41 minutos del segundo tiempo. La Argentina ganó con su sello y caminó por la cornisa, coqueteó con la eliminación seriamente, pero poco importa ahora. Deberá revisar mucho para enfrentar el próximo sábado a Francia, desde las 11, pero se dio a sí misma una vida más.
Tal vez sirva para descomprimir, tal vez sirva de punto de partida. El seleccionado no deberá buscar enemigos ahora en donde no los hay y resurgir a partir de un partido que tuvo de todo. La Argentina se clasificó a octavos de final como segunda en el Grupo D, por detrás de Croacia, y logró finalmente el objetivo. A no engañarse, la Argentina volvió a demostrar fallas en muchos sectores y le costó reaccionar después del gol nigeriano.
Lo ganó por una corajeada de Marcos Rojo que en los últimos minutos se fue a jugar de posición de nueve. Y en el punto penal conectó de volea un centro y convirtió un gol del que se hablará mucho. Fue más por empuje y convicción que por ideas y planificación. Con Agüero, Higuaín, Meza, Messi y Pavón en cancha. Argentina cerró los ojos, agarró la lanza y fue. Y encontró el 2-1 en el final, cuando ya tenía un pie afuera del Mundial.
Franco Armani tuvo un buen partido, tapó un mano a mano clave antes del gol de Rojo. Se ganó la titularidad para el encuentro del sábado y le despejó las dudas a Sampaoli. Banega se mostró preciso y como buen ladero de Messi, por lo que uno intuye que poco o nada cambiará para el sábado en este sentido.
El gol de Messi
El gol de Rojo
El emotivo abrazo del final