Ayer, la instagramer Delfi Ferrari se convirtió en "Tendencia" en Twitter a raíz de una foto que subió a sus redes sociales en la que se la ve posando en bikini al costado de una pileta en plena temporada en Punta del Este.

Los usuarios no tardaron en resaltar la delgadez de la influencer argentina y las jóvenes tampoco tardaron en manifestar que querían tener su cuerpo. 

"No voy a comer hasta tener el cuerpo de DelfiFerrari, fin", fueron las palabras exactas de una usuaria de Twitter. La modelo vio el comentario y le respondió con dos emojis, un corazón y una carita con más corazones.

El mensaje fue entendido como un comentario que fomenta la anorexia y por eso la criticaron. 

Lo cierto es que más de 477 mil personas ven sus fotos a diario y al haberse convertido en una referente para muchos es responsable del mensaje que envía.

"Si uno se alimenta y entrena bien puede llegar a tener el cuerpo real, y no por estar flaco quiere decir que uno esté anoréxico o bulímico como se ha dicho y creo que esas palabras de la gente hieren porque nadie puede decir ni juzgar al otro solo por las redes o por una foto" se defendió la instagramer en diálogo con Infobae pero la modelo no está colaborando con deconstruir y desarmar los miles de traumas y trastornos alimenticios que genera el rechazo en nuestro propio cuerpo.  

Pero la culpa no es de Delfi Ferrari, ella es solo una víctima más del sistema y los estereotipos de un cuerpo hegemónico que debemos poner en jaque. 

Lo cierto es que las redes sociales son grandes disparadores -en personas vulnerables- de trastornos alimenticios. Es importante que se vea lo que está pasando, que los padres sepan lo que sucede.

También es cierto que si esta influencer está enferma criticarla no es la forma de ayudarla ni ayudar a la sociedad.