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Actualidad #Coronavirus

5 ideas para entender por qué gana peso la idea de que deberías usar barbijo

Conforme al avance de la pandemia ocasionada por el coronavirus, así también las lecturas que buscan contener su circulación. La evidencia científica al respecto, los modelos a seguir y las prioridades a respetar respecto del personal de salud, en esta nota. 

5 ideas para entender por qué gana peso la idea de que deberías usar barbijo
Con el personal de salud como prioridad, el enfoque gana peso

Cualquiera que lea esta nota y haya transitado por guardias o consultas referidas al área de la salud habrá corroborado que la medicina es una ciencia gris. 

Esta cualidad lógicamente se exacerba en tiempos en que el mundo transita (no sin aviso previo) la pandemia causada por el coronavirus o COVID 19. El llamado de atención no atendido nos lo explica el politólogo Andrés Malamud, quien nos cuenta el caso del Consejo Nacional de Inteligencia (NIC, por su sigla en inglés), un think tank de pensamiento estratégico del gobierno de Estados Unidos. 

Observa Malamud que “cada cinco años se consulta a decenas de expertos para imaginar cómo será el mundo quince años más tarde”, algo que en diciembre de 2004 ocurrió en el reporte denominado “Mapeando el futuro global. Informe del Consejo Nacional de Inteligencia 2020”

En el mismo (página 30) se señala: “El proceso de globalización, por más poderoso que sea, puede resultar sustantivamente retardado o detenido. Fuera de un gran conflicto global, que consideramos improbable, otro evento de gran escala que creemos que podría parar la globalización sería una pandemia”. 

1La OMS

La OMS

Con antecedentes de pacientes sintomáticos (luego) confirmados tres semanas previas, el 31 de diciembre de 2019, la Organización Mundial de la Salud (OMS) fue informada de un brote de "neumonía de causa desconocida" detectado en la ciudad de Wuhan, provincia de Hubei, China. 

Exactamente siete días después de que el comité de emergencia de la OMS se reuniera para discutir si el brote debería clasificarse como una emergencia de salud pública de interés internacional, algo inicialmente desestimado, se publica desde esta organización un informe referido al uso de mascarillas respiratorias (conocidas como barbijos). 

Advirtiendo que la información “será revisada a medida que haya más datos disponibles”, se informa que las personas con síntomas respiratorios y los trabajadores de la salud deben, en adición a las medidas de higiene precisadas, usar mascarillas médicas por considerarlas “una de las medidas de prevención para limitar la propagación de ciertas enfermedades respiratorias, incluida el COVID -19”. 

“El uso de máscaras médicas cuando no se indica puede ocasionar costos innecesarios, una carga de adquisición y crear una falsa sensación de seguridad que puede llevar a descuidar otras medidas esenciales, como las prácticas de higiene de manos”, afirma el informe. 

2La teoría

La teoría

Habiendo transcurrido 91 días de este 2020, camino a alcanzar el millón de infectados confirmados, superados las 40.000 muertes y con más de 170.000 personas recuperadas, algunas de las consideraciones realizadas por la OMS comienzan a resignificarse. 

Por caso, el semanario médico británico The Lancet, publicó sobre comienzos del mes de marzo un artículo desde el cual considera: "A medida que la propagación de la enfermedad por coronavirus 2019 fuera de China se está acelerando, instamos a los responsables políticos a reconsiderar el papel del uso de mascarillas”. 

Se entiende que “los síntomas inespecíficos en las primeras etapas de COVID-19 y la ausencia de enlaces de transmisión claros han desafiado la estrategia de contención convencional mediante el aislamiento de casos y la cuarentena de contacto”. 

Considerando que al momento (y temporalmente) solo el distanciamiento social obligatorio junto con el “enmascaramiento” parece tener éxito, se plantea que la OMS recomienda no usar máscaras en entornos comunitarios debido a la falta de evidencia, al tiempo que se sugiere una suerte de nuevo axioma: “La ausencia de evidencia de efectividad no debe equipararse a la evidencia de ineficacia, especialmente cuando se enfrenta a una situación nueva con opciones alternativas limitadas”

A este enfoque se suma el del Instituto Empresarial Americano (AEI por sus siglas en inglés) el cual considera que “todos, incluidas las personas sin síntomas, deberían ser alentados a usar máscaras faciales de tela no médicas mientras están en público”. 

Si bien las máscaras faciales no reemplazan las medidas de higiene repetidas como mantra, en la búsqueda de aplanar la curva que sature los sistemas de atención médica, sí contribuyen como una medida adicional para detener la circulación del virus. 

El fundamento es que el periodo de mayor excreción viral ocurre los primeros días luego de contraer la infección, antes de que se produzcan síntomas tales como fiebre, tos y dolor de garganta, entre otros. El uso de mascarillas podría evitar que estos casos infecten. 

Si bien la importancia es diferente, el razonamiento es el mismo que en el caso de los trabajadores de la salud: las máscaras no ofrecen protección total, pero algo de protección es mejor que nada.

3La práctica

La práctica

La ventana temporal que ofrece la pandemia torna los casos de países como China, Taiwán (su soberanía será motivo de otra nota) o Corea del Sur, como objeto de estudio y moderado éxito en lo que al tratamiento dado respecta. 

Nuevamente The lancet comenta al respecto que el uso de mascarillas se ha vuelto omnipresente en China y otros países asiáticos como Corea del Sur y Japón considerando que si las mismas son utilizadas por trabajadores médicos “sería razonable sugerir que las personas vulnerables eviten las zonas abarrotadas y usen máscaras quirúrgicas de manera racional cuando se expongan a áreas de alto riesgo”. 

A su vez, el informe no desestima que la lógica pandémica hace necesario tener una adecuación realista para las diferentes capacidades de los países afectados así como al respecto del “costo desigual en el distanciamiento social”.

Por caso, la falta de stock, el aumento de precios y los riesgos en las limitaciones para los profesionales de la salud es lo que en países como Alemania y Corea del Sur decantó en la prohibición de su exportación. 

Además como señala Byul-Chung Han en un comentadísimo artículo, no podemos dejar por fuera la concepción social. En Asia “las personas son menos renuentes y más obedientes que en Europa. También confían más en el Estado”. 

4¿Barbijo, mascarilla, N95?

¿Barbijo, mascarilla, N95?

Para no perdernos en la traducción, la idea es poder definir y saber para que sirven las diferentes alternativas de protección (haciendo click acá hay un video al respecto y en este informe te explican como usarlas o bien podes ver otros ejemplos para la “vida real”). 

En líneas generales, hay dos grandes grupos por considerar:

  1. Mascarillas de protección respiratorias: Barbijos, mascaras o mascarillas quirúrgicas. No tienen un testeo o control sanitario oficial e inicialmente son diseñadas para que la persona que tienen una enfermedad no contagie cuando tenga que concurrir a un lugar público. 
  2. “Respiradores” (por su traducción de “respirators”, no del equipo de ventilación mecánica): Aprobados por la NIOSH (Instituto Nacional para la Seguridad Y Salud Ocupacional de EE.UU), acá aparece el N95. La N significa que No es resistente al aceite, el 95, que filtra el 95% de las partículas mayores o iguales a 0.3 micrones. Son los mejores para el punto de vista médico y se utilizan por el personal para no contagiarse de las enfermedades. 

En esto, no puede dejar de subrayarse la importancia en las prioridades para el personal médico ante la evitable pero a su vez inevitable saturación en la demanda de estos productos. 

Sin embargo, si bien la preservación de los suministros para los profesionales de la salud ha sido vital en las lecturas que llevan a desalentar estas herramientas, lo cierto es que como vimos anteriormente, la producción y comercialización como política pública debería resaltar en los tiempos que corren. 

Entonces, nuevamente: primero resolver la escasez de suministros para médicos, enfermeras y otros trabajadores de la salud, luego, que el público pueda comprar sus propias máscaras.

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