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"Cuties": la hipersexualización detrás y delante de la pantalla

Luego del repudio por la publicidad de Netflix, la película finalmente llegó al streaming. ¿De qué manera representamos a las infancias? ¿Qué pasa si caés en lo mismo que condenás? ¿Dónde poner el límite? ¿Quién piensa en las niñas? Hablamos con publicistas, guionistas y psicólogas feministas sobre el tema.

"Cuties": la hipersexualización detrás y delante de la pantalla

En agosto Netflix lo anunció oficialmente: “Cuties” llegaría a la Argentina. Se trata de la ópera prima de la directora y guionista senegalés-francesa, Maïmouna Doucouré, que fue premiada en el Festival de Cine de Sundance y destacada por el jurado en el Festival de Berlín. Pero acá no le fue tan bien. 

Repasemos. “Amy tiene 11 años y se queda alucinada con un grupo de baile de chicas. Para unirse a ellas empieza a explorar su feminidad, desafiando las tradiciones de su familia”, expresa la sinopsis oficial que presentó inicialmente la plataforma, acompañado de un póster que muestra a cuatro niñas arqueando la espalda mientras bailan twerk.

El repudio no tardó en llegar: las redes estallaron bajo el hashtag #NetflixPedofilia, cientos de usuarios cancelaron la película, se difundieron campañas de firmas de change.org, diferentes figuras se mostraron en contra de su estreno, como Walo Silvas de Banda MS o Evan Rachel Wood, e incluso miembros del Congreso estadounidense pidieron una investigación del Departamento de Justicia en contra de la película, como el senador Ted Cruz, Tom Cotton y la representante de Hawái, Tulsi Gabbard.

Frente a las crecientes críticas, Netflix se disculpó públicamente a través de un comunicado, y actualizó la imagen y la descripción. “No estuvo bien, no son representativas de esta película francesa que se estrenó en Sundance”, afirmaron, aunque no plantearon la posibilidad de dar de baja su contenido. 

Mientras tanto, su directora defiende que el film es “un grito de alarma”: “Me propuse no juzgar a estas chicas, sino entenderlas, escucharlas, darles la palabra, tener en cuenta la complejidad de lo que viven en la sociedad; y todo ello en paralelo a su infancia que está siempre ahí, su imaginario, su inocencia. Me parece que es urgente hablar de ello, abrir un debate sobre el tema”, dijo a Cineuropa.

Todo esto pasó en menos de un mes: Cuties’ se estrenó a principios de septiembre. Lejos de calmar las aguas, la película trajo mayor controversia, nuevas opiniones, nuevos debates. ¿De qué manera se representan a las infancias cuando se denuncia algo? ¿Qué pasa si caés en lo mismo que condenás? ¿Dónde poner el límite, qué mostrar? ¿Quién piensa en las niñas?

Antes del estreno: Netflix y el machismo en la publicidad

No es la primera vez que la plataforma está en el ojo de la tormenta por campañas de promoción para algún lanzamiento; solo por nombrar algunos, podemos recordar la difusión de “Sex Education” o de “Narcos”. ¿Qué pasó en este caso? ¿Fue intencional y comercial, o solo se trató de un error?

“Hay quienes dicen que Netflix esto lo hizo a propósito, para promocionar o para aumentar las visualizaciones de las películas. Yo no creo que haga esto a propósito, no me parece estrategia, creo que fue un descuido, una ignorancia absoluta a las cuestiones de género y los derechos de las niñas”, considera Rocío Restaino, integrante de Mujeres en Publicidad, la red argentina de publicitarias feministas.

“El análisis del póster que eligió Netflix es doblemente crítico: por un lado por hacer foco en la hipersexualización de las niñas; por otro tampoco refleja el espíritu de la película. En línea con la idea de desempeño de las marcas, la imagen promete un mundo festivo, hollywoodense, glamour, brillos; y en realidad la película es lo opuesto a esas emociones, es angustiante, triste, que toca temas súper profundos. Me parece que es muy repudiable la postura que tomó la empresa”, analiza. 

Este fenómeno forma parte de un sistema al que hay que prestarle atención: ¿a qué responde el algoritmo, cómo se presenta la lógica patriarcal dentro del marketing de las series y películas? ¿hasta dónde puede llegar la ansia de consumo? 

“Me parece que eso es un debate muy profundo y muy interesante. No hay límites. Existe  una cultura de la cancelación en redes sociales, pero no hay una repercusión en el consumo, en los ingresos de esa marca cuando lanza una comunicación sexista. Esto pasa habitualmente, y se siguen reproduciendo las desigualdades en la forma de comunicar. No hay una regulación profunda como para que tengan que repensar los mensajes”, explica.

En este sentido, la publicista resalta la importancia del cumplimiento de la ley 26.485, que refiere a violencia simbólica y mediática contra las mujeres: “No hay mecanismos para hacer cumplir esa normativa. La única sanción que hay es la que están provocando los activismos feministas, de tipo social, por eso es tan importante el rol que tienen; pero no hay mecanismos estatales, y eso representa un problema. Una marca como esa no debería poder darse el lujo de elegir la imagen que quiera para promocionar una película. La verdad es que necesitamos tres ejes: cambios en la cultura ética profesional en la comunicación, que garanticen el cumplimiento de la ley y cambios en la forma de consumir”.

 Según explica Restaino, todo lo ocurrido con la difusión de la película deja en claro la falta de perspectiva de género en la comunicación: “Esto es un evidente sesgo de género que da cuenta de la necesidad imperiosa de capacitación de los medios de comunicación de género, y que en Argentina el marco normativo tenga un impacto mayor en los espacios comunicacionales”.

Después del estreno: ¿Qué pasa con la película?

La trama de ‘Cuties’, ‘Guapis’, ‘Mignonnes’ (‘lindas’ o ‘simpáticas’ en español) sigue a Amy, una niña de 11 años musulmana senegalesa que se muda a París. Mientras la pequeña lidia con los valores familiares y religiosos conservadores, cambios hormonales y choques culturales, se une a un grupo de chicas de su escuela que se hacen llamar “cuties”, que bailan hip hop y reggaeton.  Lo hace para encontrar un lugar de pertenencia, aunque de la mano ingresa al mundo de los “likes” y modelos de belleza.

La película es una coming age, el retrato del crecimiento a la adolescencia, e instala diferentes debates como la interseccionalidad de género, clase, religión, edad, la falta de Educación Sexual Integral (ESI), el sistema social y cultural en el que vivimos, competencias de baile, exposición en redes sociales y más. Para realizar esta película, la directora dedicó un año y medio a entrevistar a más de 100 niñas “tratando de entender su noción de lo que era la feminidad y cómo las redes sociales estaban afectando esta idea”, según reveló a Deadline. Sin embargo, ¿qué falló? ¿cómo fue representada esta idea?

“La ejecución de la película no es buena. Termina cayendo en lo mismo que condena”, advierte Florencia Tundis, guionista con perspectiva de género, integrante de Economía Femini(s)ta y creadora de la página Cine Feminista,  junto a su colega Maitena Minella. ¿De qué manera? “Quiere denunciar la hipersexualización de nenas pre adolescentes sexualizando a las protagonistas, en los planos, en el casting, la filmación, la edición, la postproducción y distribución. Tienen 11 años las protagonistas, las someten a una exposición innecesaria”, explica.

¿Qué pasa con todo lo que mostró para llegar al final? “Acá el problema es que estas actrices son nenas reales. No podes denunciar algo haciéndolo”, explica Tundis y sigue: “No termina de cerrar, no está bien narrada, cae en redundancia. El final tampoco, se usa medio un Deus ex machina, que es un final sorpresivo, sin mucha explicación, sin una reflexión profunda. Lo que busca es provocar”, explica Tundis.

El cine, como herramienta de comunicación social, profundiza diferentes estereotipos de género que el varón hegemónico llevó adelante en las narraciones. Así lo indicó Laura Mulvey, quien decía en "Placer Visual y cine narrativo" (1975) que las mujeres son objetos de exhibición para producir un impacto visual y erótico “tan fuerte, que puede decirse de ellas que [son] connotadas ‘para-sermiradas’ de manera que son “sexualizadas como objeto de deseo”. Esto pasa en la película: “Da bastante bronca de parte de quienes hacemos cine feminista que se lo considere como una película con perspectiva de género, porque repudiamos este tipo de objetivación, de la mujer en general”, señala. 

¿Qué recursos pudo haber utilizado la directora para contar la misma historia? “Esta película pero sin tantos planos hubiera estado bien. Se podría hacer lo mismo, ella viendo videos, queriendo hacerlo, que agarre un jean y lo corte, pero no hace falta movimientos imitando un baile sexual de alguien más grande”, indica. 

Hablemos de hipersexualización

Desde la infancia somos interpelades con esquemas de éxito social basados en el aspecto físico. Qué ropa usar y qué no, zapatos de taco alto, mucho maquillaje. Esto lo vemos en todos lados: en la tele, en las películas, en las series, está naturalizado a través de los diferentes medios de comunicación. Más temprano que tarde, se convierte en un ideal a alcanzar.

En 2001 el Informe Bailey fue el primero en definir el término hipersexualización: “Es la sexualización de las expresiones, posturas o códigos de la vestimenta considerados como demasiado precoces y conlleva a una infancia cada vez más sexualizada”. “Es un arrastre temprano de lxsniñxs hacia la sexualidad de tipo adulta”, según advierten desde la página de psicólogas feministas, Muros Rotos, en diálogo con este medio. “Son expuestos a determinadas situaciones para el entretenimiento y consumo de lxs adultxs sin pensar en qué efectos emocionales, subjetivos, podrían traer a largo plazos”, agregan. 

En la película se ve cómo estos modelos de aceptación se reproducen en redes sociales, a través de la tirana lógica de “likes” y cuerpos hegemónicos que se imponen en las niñas, que a su vez reproduce la inseguridad y la autoexigencia por estar a la altura de esos parámetros. En Argentina, según un estudio que publicó Bellamente, durante el aislamiento social el 46% de las mujeres afirma que la percepción de su imagen corporal cambió de manera negativa, mientras que 8 de cada 10 se sienten insatisfechas con su cuerpo. 

Por otro lado, en lo que respecta a la exhibición de imágenes de menores en redes es un tema al que hay que prestar atención. Según alerta el Centro Nacional para Niños Desaparecidos y Explotados (NCMEC), en marzo de este año recibieron más de dos millones de notificaciones de pornografía infantil y pedofilia, más del doble de los que se registraron el mismo mes en 2019. Esto se suma a los datos de la ONG Mamá en línea, quienes advierten sobre los casos crecientes de grooming

“La dependencia de las redes sociales, el protagonismo que adquiere la imagen, lo que se muestra y lo que no, es algo que acontece de un tiempo a esta parte y merece nuestra atención. Esto es un fenómeno que afecta principalmente a las niñas y que las introduce tempranamente en el mercado del consumo de los cuerpos. Algo que acontece en las redes sociales es que no sabemos bien qué es lo que allí puede acontecer y cómo se le puede jugar a cada quien en su singularidad”, indican.

¿Qué pasa con las infancias en la industria audiovisual? Según reveló la organización Plan Internacional, en el informe ‘Rewrite Her Story’ publicado en 2019, “las películas más populares del mundo tienden a mostrar a las mujeres como objetos sexuales”. De hecho, el escrito indica que las mujeres líderes tienen más probabilidades de ser representadas sexualmente en un 15%, mientras que los hombres en un 4%. 

“Desde la infancia las niñas comprenden el modo de habitar un cuerpo feminizado en nuestra cultura. Esta idea, estos roles de género, estas formas de habitar los cuerpos se transmiten desde los discursos, los medios audiovisuales, las instituciones, y, por supuesto, Netflix pareciera no estar exento”, dicen las psicólogas. ¿Cómo combatirlo? “Es necesario visibilizar esta problemática intentando armar, desde las producciones audiovisuales como desde las instituciones, otras propuestas para estas niñas”, advierten.

Existen diferentes propuestas para instalar la hipersexualización en agenda; entre ellas, Tundis destaca “Tokio Idols”, que explora el mundo de las girl band de Japón y que está disponible en Netflix, o también “Girlhood”, la película dirigida por la directora francesa Céline Sciamma, para retratar el cruce de clase social, imposiciones culturales y sexualidad. 

¿Qué nos deja ‘Cuties’? Como pudimos ver, la película proyecta diferentes temas, debates, ideas, posturas. Sin embargo, en la promoción y en el producto final las pequeñas son expuestas a escenas violentas. En este caso y en general, es importante que podamos reflexionar sobre les niñes como sujetos de derecho, el rol que ocupan en los medios de comunicación y cómo son construidos en las películas y series que consumimos.

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