El inicio del mes de septiembre tuvo para el estado de Texas, el segundo distrito más poblado en los Estados Unidos con algo más de 29 millones de habitantes, la prohibición casi absoluta de los abortos legales.
Esto porque el gobernador, Greg Abbott (Partido Republicano), firmó una ley estatal que prohíbe de manera efectiva la interrupción del embarazo después de las seis semanas, antes de que la inmensa mayoría de las personas gestantes sepan que están embarazadas.
Esta legislación viola los principios del caso que tuvo lugar en el año 1992 llamado Planificación familiar vs Casey, el cual sienta como precedente “el derecho de la mujer a optar por un aborto antes de la viabilidad y a obtenerlo sin interferencia indebida del Estado”.