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El desafío de llevar la escuela a casa: "Esta pandemia logró visibilizar las inequidades regionales"

Quedarse en casa subraya innumerables diferencias. A la distancia, comienza a replantearse: ¿cuál es el rol de la escuela? ¿se cumple del mismo modo mediante la virtualidad? ¿qué pasa cuando los estudiantes no están resguardados en sus hogares? ¿y cuándo se romantiza la precarización de trabajo? En esta nota, se intenta dar respuesta a estas cuestiones desde la visión de la profesora y pedagoga tucumana, Natalia Dahud, ante las adversidades muchas veces invisibilizadas y la misión de seguir acompañando mediante la digitalidad.

El desafío de llevar la escuela a casa: "Esta pandemia logró visibilizar las inequidades regionales"
Docencia en cuarentena

En una localidad del interior, a 70 kilómetros de San Miguel de Tucumán, funciona o funcionaba -en términos físicos hasta antes de declararse la cuarentena- una escuela secundaria para adolescentes. En la periferia urbana de la capital de la provincia, se ubica otra institución, también secundaria pero donde concurren jóvenes adultos y adultos mayores de dieciocho años, hasta un sin límite de edad. En ambos centros educativos ejerce Natalia Dahud, pedagoga y profesora de Psicología y Construcción de Ciudadanía.

"Desde que comenzó el aislamiento preventivo, social y obligatorio el día 16 de marzo en el caso de nuestra provincia, hasta la fecha que continuamos, se han modificado muchas cosas de nuestra práctica docente", asegura a Filo.News.

Ante el estallido de la pandemia, la escuela fue una de las instituciones que debió adaptarse con todas las complejidades que el panorama apremiaba. Desde ese lunes 16 de marzo, y tras las palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández, quien anunció la interrupción de las clases presenciales, los contenidos tuvieron que virar a la web.

Y con el paso de los días, el desafío se fue complejizando. El "quedarse en casa" desmanteló una serie de desigualdades socioeconómicas y de diversas índoles. La comodidad que parecía generarse durante los primeros días de cuarentena se volvió una cuestión de diferenciación y privilegios.

Escuela secundaria de jóvenes y adultos en la que ejerce Natalia Dahud, pre pandemia | Foto: Gentileza Natalia Dahud

Por su parte, docentes debieron hacer a un lado sus reclamos salariales y falta de recursos escolares, para sentarse frente a sus computadoras o celulares, verificar sus conexiones a Internet y adquirir conocimientos digitales necesarios para hacer llegar a sus estudiantes los contenidos de una forma lo más equitativamente posible.

"En un primer lugar, la escuela se vio de golpe ante una demanda por la emergencia sociosanitaria de reconfigurar sus prácticas de enseñanza y de aprendizaje. Esto conllevó a que en pocas semanas pusiéramos en marcha un sistema de trabajo a distancia cuando el sistema educativo y la forma de organización escolar no estaba preparado porque siempre se trabajó con la modalidad presencial.
De golpe, nos encontramos con los estudiantes en sus casas, los docentes también en sus hogares y el dilema de cómo seguir sosteniendo y dar continuidad pedagógica a un ciclo escolar que recién se iniciaba", señala la profesora Dahud.

En la provincia de Tucumán, así como en diversas regiones del país (aunque varía de acuerdo a las instituciones), hubo dos semanas de inicio de ciclo lectivo presencial, que se vio atravesado por manifestaciones docentes, en reclamo de "salarios justos", "mejoras en las condiciones edilicias de las escuelas", de "regularizar la situación de los docentes de ser titulares y estar en planta permanente", entre otros pedidos.

Natalia Dahud junto dos estudiantes, pre pandemia | Foto: Gentileza Natalia Dahud

Las clases se iniciaron ante ese panorama. Aún con días de paro, "llegamos a encontrarnos con los estudiantes", expresa Dahud. A la tercera semana, aislamiento. "Eso generó que los docentes dejáramos en stand by nuestros reclamos para sostener a nuestros estudiantes y poner en marcha y seguir garantizando el derecho a la educación", recuerda.

¿A qué nos referimos cuando decimos "seguimos estudiando o enseñando desde casa"? 

Decretado el aislamiento, comenzó el proceso -que sigue vigente en estos días- de lograr transmitir, acompañar y llevar los contenidos educativos a los hogares con las diversas realidades que implica. 

Docentes improvisaron trípodes para grabarse, armaron grupos de conectividad, y se amplió la creatividad para transmitir los temas que se daban en un aula, aún cuando el sistema educativo no estaba (ni está) completamente capacitado.

"Tuvimos dos formas de organización, lo que creo, atravesó a todas las escuelas", menciona Natalia Dahud, acerca de la modalidad y esquema que adoptaron para garantizar el trabajo a distancia. "En primer lugar, seguir manteniendo el vínculo pero a través del celular; formando grupos de WhatsApp tanto de docentes con los estudiantes así como entre docentes. Después, habilitamos a través de la cuenta de Gmail, el uso de Classroom: creamos aulas por cursos donde los profesores suben sus clases armadas en Word, videos que graban en sus casas, o enlaces a sitios que habilitó el ministerio de educación de la provincia y de la Nación", detalla.

Al tiempo que se resolvió suspender el dictado de clases presenciales, el Ministerio de la Nación, coordinado por Nicolás Trotta lanzó "Seguimos educando", una programación educativa especial que combina múltiples plataformas como radio, televisión e Internet, y por supuesto, la web. Brinda recursos y actividades para los tres niveles de enseñanza -inicial, primaria y secundaria-, guías, herramientas interactivas, materiales didácticos, videos, libros digitales y otras propuestas "para continuar en casa el trabajo del aula".

Sin embargo, adaptar los contenidos no fue la única tarea. "Tuvimos que activar las redes con las localidades del interior para poder ubicar a aquellos jóvenes que todavía no habían podido matricularse en la escuela y que todavía no estaban inscriptos. Fue un trabajo arduo para lograr que todos esos jóvenes estén matriculados y comiencen y puedan sostener esta forma de trabajo", añade Dahud.  

Y aquí un punto -o varios- importante. Al suponer que la escuela continúa funcionando a la distancia no hay que perder de vista lo que entra en juego allí. Decenas de estudiantes no gozan en sus hogares de cómodas condiciones para desempeñarse y concentrarse únicamente en sus tareas. 

La ausencia de la escuela como entidad física genera también la carencia de un espacio en el que no sólo los estudiantes llevan adelante procesos de socialización e intercambio con sus pares, sino que acentúa la pérdida muchas veces de un sitio donde acceden a un alimento -en el caso del desayuno que les brinda la institución pública-. Estar dentro de un aula significa en innumerables ocasiones un refugio para decenas de niños, niñas y jóvenes víctimas de múltiples vulneraciones, entre ellas los abusos sexuales, que con la cuarentena los obligó a permanecer en sus casas, donde mayormente se producen estos delitos.

Para la población adulta estudiante tampoco es igual. Apremiados por el trabajo, el cuidado de la vivienda y el ayudar a sus propios hijos con las tareas se vuelven situaciones por las que dejan en un segundo plano sus propias lecturas y actividades.

Escuela secundaria de jóvenes y adultos en la que ejerce Natalia Dahud, pre pandemia | Foto: Gentileza Natalia Dahud

"El trabajo desde nuestros hogares es un desafío enorme. Sobre todo en las localidades del interior, donde yo trabajo", especifica la profesora y pedagoga. Muchos de nuestros adolescentes son la primera generación en cursar estudios secundarios. Es decir, que los adultos de sus núcleos familiares no han acudido a la escuela secundaria, son trabajadores precarizados de sector informal. Las condiciones materiales de vida de esos estudiantes (la casa) están en condiciones bastante precarias. Tampoco se puede garantizar el acceso a la conectividad o a un celular propio con abono. Algunas computadoras habrán quedado del programa 'Conectar Igualdad' que nuestra escuela lo recibió pero, por supuesto, van pasando las generaciones de estudiantes, y con ellos quienes no accedieron a ese beneficio. Además, dentro de un mismo terreno suelen convivir varias personas: hijos grandes, sobrinitos, abuelos. Todo esto es importante aclararlo porque cuando decimos 'seguimos estudiando o enseñando desde la casa' hay que tener en cuenta a qué nos referimos cuando decimos 'casa' o 'familia'. Y sobre todo, cuando las condiciones de vida no son las óptimas", visibiliza Dahud desde su experiencia.

"Para muchos de nuestros estudiantes, asistir a la escuela, estar en el aula, compartir con los compañeros y con los docentes es importante. Hemos tenido casos de algunas jovencitas o jovencitos que sufrieron situaciones complejas en sus familias, ya sea por violencia doméstica y de género, embarazos, y que han manifestado situaciones de abuso. Ante todo esto la escuela siempre debe estar alerta con la mirada y presencia del docente", resalta la educadora. 

De acuerdo a las estadísticas que están disponibles a través de la página Argentina.gob.ar el 53% de los casos de abuso sexual en las infancias ocurre dentro de la vivienda de la víctima y en el 75% se trata de un agresor hombre y familiar. Las cifras no están actualizadas. Ante cualquier caso comunicarse con la línea 0800-222-1717 o 144 gratuita y con atención las 24 horas en todo el país para hechos de violencia de género.

Por su parte, desde el organismo de UNICEF ubicado en el país llamó -en el marco del 8M, Día Internacional de la Mujer- a "fortalecer la implementación de los instrumentos legales y las políticas públicas que garantizan el cumplimiento de los derechos sexuales y reproductivos para la prevención del embarazo no intencional en la adolescencia y  a reforzar el Plan Nacional de Prevención del Embarazo No Intencional en la Adolescencia (Plan ENIA)" a raíz de el caso de una niña de 11 años en Tucumán a la que obligaron continuar con su embarazo, producto de una violación.

En el quinto aniversario del "Ni Una Menos", la Dirección General de Cultura y Educación bonaerense elaboró un cuadernillo para trabajar en la consigna y generar conciencia sobre el reclamo en las escuelas, disponible en la página oficial. Además, desde el ministerio de Educación se realizó un trabajo en conjunto con UNICEF para producir también cuadernillos destinados a estudiantes en situación de vulneración. "La escuela es irremplazable y ningún sistema está preparado para pasar a la virtualidad de un día para el otro, es por eso que los cuadernillos son necesarios para aquellas niñas, niños y jóvenes que no cuentan con conectividad", sostuvo Trotta.

Escuela secundaria de jóvenes y adultos en la que ejerce Natalia Dahud, pre pandemia | Foto: Gentileza Natalia Dahud

"Estar a distancia y comunicarse a través de un celular por el uso del WhatsApp no es lo mismo, nos afecta y nos preocupa. Nos preocupa la situación de vulneración a la que están expuestos muchos adolescentes, nos preocupa estar lejos de ellos. Cuando comenzaron las clases muchos trabajaban con frecuencia regular pero a medida que fueron pasando los meses eso fue decayendo porque también existen otras necesidades urgentes: como las de mantener una casa, poder alimentarse. En las localidades del interior se acostumbra el trabajo por changas, que los lleva a desempeñarse en una finca, un cerco, todo aquello que les genere un ingreso monetario. Ante esa situación también se pone en duda y en tensión el 'para qué sirve la escuela'. '¿Sigo estudiando?', '¿Sigo yendo incluso cuando no se está yendo?'", visibiliza la docente Dahud.

Como expresa, se pone en debate el rol de la escuela. El pedido de tareas se ve atravesado por diversas cuestiones y enfatiza en la importancia del acompañamiento estudiantil, foco que la institución no debe perder de vista.

"El acompañamiento a los estudiantes en las familias se desdibuja ante la situación de pandemia en las familias que no tienen una biografía marcada por la regularidad de asistencia a clases. No está garantizado porque hay una cuestión que tiene que ver con la historicidad de cómo se forma el ser estudiante que en el caso de nuestra población estudiantil y en la comunidad en donde trabajamos recién ahora se está construyendo", menciona Natalia Dahud y añade que la escuela secundaria en la que se desempeña tiene 10 años de antigüedad, lo que implica que es relativamente nueva, comparado con otras instituciones.

"Respecto a la escuela nocturna en la que yo trabajo con jóvenes y adultos, cuesta sostener la enseñanza a distancia. En estos casos muchos de los estudiantes tienen que ocuparse de sus familias y/o de un trabajo. La demanda de tener a los hijos en su casa implica una sobreexigencia porque además de no ir a la escuela, utilizan el tiempo para acompañarlos. Estando en el colegio, los adultos podían dedicarse a aprender las tareas escolares, en la casa eso se complejiza. Se está haciendo difícil", reconoce la docente y pedagoga.

  • ¿Cómo lo viven los docentes?

La docencia es quizás uno de los roles más fundamentales para el desarrollo de una sociedad. Si bien podríamos discutir el método de enseñanza tradicional y múltiples costumbres, no podemos renegar de lo importante que es el trabajo de educadores y educadoras.

Sin embargo, surge en esa excepcionalidad una paradoja para revisar y deconstruir. Es la docencia una profesión indispensable, sí, pero al mismo tiempo es una de las más vulneradas; y es en esa vulneración donde se romantiza la figura de un maestro o profesora quien pese al muchas veces desamparo del Estado sigue adelante por defensa de los estudiantes. Lo que a su vez está bien, aunque sin olvidar que debe ser el gobierno quien defienda la educación y a sus educadores.

Asegura la docente

Como expresa Natalia, docentes tuvieron que hacer a un lado sus reclamos para continuar el año lectivo, a lo que se suman múltiples problemáticas. Recientemente, docentes de las escuelas públicas de Córdoba y los municipales se movilizaron en la capital de la provincia para manifestar su rechazo a la reforma previsional impulsada por la administración del gobernador Juan Schiaretti. Por su parte, docentes neuquinos iniciaron ayuno y acampe en Casa de Gobierno en demanda del cumplimiento del acuerdo paritario del año pasado, designación de cargos, un cronograma para el pago de salarios, entre otros reclamos. Mientras que los docentes de la Ciudad de Buenos Aires harán un apagón virtual en demanda del pago total del aguinaldo.

Además, la cuarentena no es la primera vez que lleva a los docentes a trabajar en sus hogares. Maestros y profesores ya trascendían de sus horas cátedras para corregir, planificar, generar recursos que sirvan de apoyo en las aulas, atender consultas y demás. La docencia es una de las profesiones que sigue en casa pese a colgar el guardapolvo.

Natalia Dahud y sus estudiantes, pre pandemia | Foto: Gentileza Natalia Dahud

 "Los docentes y las instituciones hemos activado sostener desde nuestros ingresos la enseñanza a través del uso de medios virtuales. Muchos docentes han tenido que cambiar su abono de celular y de servicios de Internet, habilitar Wifi en sus hogares, porque todo tiene otro costo. También se ha reconfigurado el tiempo de trabajo y el tiempo de vida personal y familiar. Muchos docentes al tener varios grupos de WhatsApp con estudiantes, se habilita el ingreso de mensajes permanentemente y las consultas de los chicos en todo momento, lo que ha generado cierta presión que se vive y se vivió principalmente en el primer mes y medio. Ahora, a tres meses de educación y trabajo a distancia estamos atravesando otras complejidades. Hay que tener en cuenta que un docente de nivel secundario con la forma y la modalidad de trabajo por horas cátedras, en promedio se desempeña en desde tres y hasta seis instituciones educativas. Esto es tremendo por el nivel de sobrecarga que tiene un docente: estar atendiendo distintas escuelas, directivas y encima con siete u ocho cursos en los que está a cargo; hay que pensar esa cantidad de chats con un promedio de 30 adolescentes por curso", visibiliza Dahud.

Existe un preconcepto social que enaltece a los docentes por "su entrega desinteresada", "completa dedicación hacia su trabajo", pese a que el aula no cuente con las condiciones edilicias necesarias, o que el salario no baste para autoabastecerse, o se camine largas distancias para brindar acceso a una educación. Como mencionábamos anteriormente, si bien es digno de resaltar ese compromiso, no se debe perder de vista que allí donde surgen necesidades, es el Estado quien debe brindar derechos. 

"Algo que poco se dice es que seguimos manteniendo recursos que el Estado muchas veces no provee. Hay una idea instalada en la sociedad de 'vocación y apostalado' de quienes ejercen la docencia en cualquiera de sus niveles. Así se justifica que el docente implemente mil modos de suplir la falta de recursos materiales acordes a la enseñanza. Esto se nota más en aquellos que ejercen la docencia en localidades más vulnerables. La educación debe ser una prioridad en las agendas de políticas públicas. Es decir, dotar de mejores recursos materiales, humanos y simbólicos para quienes están en situación de desventaja social", subraya Dahud.

Del aula a casa, y ¿de casa al aula?

En sus recientes declaraciones, el ministro de Educación de la Nación, Nicolás Trotta, sostuvo que en el 85% del país, se planea retomar las clases presenciales en agosto y de forma escalonada, respetando medidas de distanciamiento social y sanitarias.

¿Qué condiciones se deben dar para garantizar un adecuado regreso a clases? Considerando que hasta hace tres meses atrás en muchos establecimientos educativos se registraba desde falta de jabón en los baños hasta múltiples elementos hoy fundamentales para prevenir el COVID-19.

"Acerca de las condiciones de los establecimientos para el regreso a clases una vez que se levante la cuarentena estamos muy complicados. En muchos establecimientos de instituciones públicas no contamos con los elementos necesarios de higiene. Las aulas están superpobladas, hay matrículas por cursos de entre 35, 40 y 45 estudiantes, dependiendo de dónde está ubicada la escuela, ya que la demanda crece en barrios con más densidad de habitantes. No hay suficientes baños, lo que no garantiza el acceso a ellos para todos los estudiantes. Hay escuelas en algunos sectores que directamente carecen del suministro de agua potable. Hay insuficiente personal auxiliar, encargado de la limpieza. En resumen, todas estas son situaciones muy complejas que se deben contemplar para garantizar la vuelta a clases presenciales", detalla la docente.

Escuela secundaria de jóvenes y adultos en la que ejerce Natalia Dahud, pre pandemia | Foto: Gentileza Natalia Dahud

"Por supuesto que hay que atender la región y la provincia, la ubicación de cada escuela; no podemos tener una misma mirada para todas. Un poco mi voz está siendo representativa de las escuelas situadas en zonas periféricas donde hay una superpoblación de estudiantes y las condiciones no son las óptimas para el trabajo dentro del establecimiento. Sí creo que el Ministerio de Educación de las provincias deberá hacerse cargo de esto y la familia y la comunidad deberá acompañar para poder trabajar realmente en un protocolo que asegure el cuidado de la salud, la prevención de las enfermedades", añade.

Natalia Dahud asegura que el rol de la escuela es social, político y pedagógico. "Nosotros necesitamos -justo en estos días lo conversaba con varios colegas y compañeros- volver a las aulas. Volver porque necesitamos el encuentro presencial con nuestros estudiantes. Para muchos jóvenes estar en una escuela es contar con  un espacio de resguardo y cuidado, mirada y atención. Más aún en sectores marginados. La escuela brinda un espacio para que creen: festivales, proyectos, muestras, ferias; y todo eso no lo estamos pudiendo hacer. En esa posibilidad de contacto, creación y acceso a disfrutes culturales también ayuda mucho al desarrollo de la vida de ellos. Quedarse en casa es una necesidad por la cuestión de prevención de la salud pero también es muy complejo. No es lo mismo quedarse en casa para jóvenes adolescentes y adultos que viven en condiciones de precarización, que cuando uno tiene garantizado techo, comida, acceso a bienes simbólicos y culturales. Esta pandemia logró dar mayor visibilidad a las inequidades regionales, sociales que tenemos en nuestro país. Es una deuda pendiente", concluye.

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