El ABL se paga de forma separada al impuesto inmobiliario en la provincia de Buenos Aires y su incremento lo definen las intendencias y Consejos Deliberantes de cada municipio que son quienes lo recaudan.
Por propia iniciativa de los intendentes, los concejos deliberantes aprobaron en diciembre los aumentos de tasas que promedian el 45%, y la mayoría introdujo cláusulas para que la suba durante 2020 no sea inferior al índice inflacionario del INDEC.
En este sentido, las boletas de ABL, el impuesto municipal más importante, comenzaron a llegar con incrementos superiores a los esperados, sobre todo en comunas donde hay justamente fuertes carencias de alumbrado, de barrido y de limpieza.
Avellaneda será el municipio con mayor incremento, con una suba del 60% en enero. El resto realizará el incremento de forma escalonada, aunque en Quilmes hay autorización para ajustar hasta el 63%. Sin embargo, en ambos municipios hay excepciones y bonificaciones en los barrios de menores recursos. Lanús, San Fernando y Ezeiza aumentaran los tres el 55% en el año. El resto de los municipios subirá al menos un 40%, el nivel esperado de inflación para 2020.
Las Intendencias deben tener equilibrio en los ajustes a aplicar, porque las tasas de ABL con difíciles de cobrar y la morosidad es alta. En algunos municipios, sólo 3 de cada 10 casas paga el ABL, y como en ciertos casos hay situaciones dominiales irregulares, el trámite de cobranza es dificultoso y representa altos costos para las Intendencias. Para tener en cuenta, en los municipios de mayor poder adquisitivo, la tasa de ABL representa el 25% de los recursos, pero en los distritos más pobres no alcanza el 10%.