Un año y medio después del primer caso informado de Covid-19 y en un escenario sanitario lejano al de aquel momento, al menos para la sociedad que engloba a los 1398 millones de habitantes, China se prepara para celebrar los 100 años del Partido Comunista Chino (PCCh).
Si bien se estima que el PCCh no fue fundado un 1° de julio de 1921, sino un día 23 de ese mismo mes y año en el marco de un primer encuentro de 13 participantes reunidos en la antigua concesión francesa de Shanghai, lo cierto es que posteriormente la fecha fue cambiada por Mao Zedong, líder del país entre 1943 y 1976.
El partido reivindica un total de 92 millones de afiliados presentándose como la segunda organización política más grande del mundo después del Partido Popular Indio de Narendra Modi, con 180 millones de miembros.
Por fuera de estos indicadores y los encuentros públicos del partido a partir del Congreso quinquenal, el marco de toma de decisiones está centrado en las reuniones del Comité Central, de 200 miembros y el Buró Político, con 25 integrantes.
En el marco de una Nación autoritaria, sin elecciones libres, con severas restricciones a la libertad de prensa y las demandas de democratización son postergadas y, en algunos casos, reprimidas con severidad, lo cierto es que el Partido cumple un centenario que no puede definirse de otra manera como exitoso.
Percibido como "grande, glorioso y correcto", el inicio del segundo siglo de existencia del PCCh es más que auspicioso, no solo por haber sobrevivido tras un tumultuoso inicio, sino porque, a contramano de muchas perspectivas occidentales, su presente y futuro están en alza.
Un indicador de esto es que en el marco de la cumbre del G-7 ocurrida hace dos semanas, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, sintió la necesidad de declarar no solo que el país que preside estaba en desacuerdo con China y sus formas, sino también que gran parte del mundo dudaba sobre “si las democracias pueden competir o no” en el mercado global y ocupar un lugar protagónico en el sistema internacional.
Con Xi, el partido volvió a la ortodoxia ideológica. Sus predecesores recientes permitieron cierto grado de discrepancia pero Jinping no.
En 2018 se eliminaron los límites del mandato presidencial, algo muy ilustrativo para el peso político del presidente en funciones desde el año 2013, contemplando que desde finales de la década de 1970 la reforma realizada por Deng Xiaoping introdujo medidas para garantizar que el país nunca se enfrentara a otro liderazgo como el de Mao dando dos mandatos de cinco años y no más.
El PCCh lidera una transformación integral de la sociedad china con miras a que en 2049, cuando se cumplan los primeros 100 años de la República Popular, pueda acreditar el cumplimiento del “sueño chino”, destacando ya para este presente la eliminación de la pobreza extrema y el aumento del nivel de vida como principales baluartes.