El papa Francisco se encuentra volando a la capital chilena, Santiago, para desarrollar su sexta visita a Latinoamérica, donde volverá a pasar cerca pero no vendrá a Argentina. 

La visita de Francisco al país trasandino se da en un marco de alta desconfianza por parte de los chilenos a la Iglesia católica, por la cantidad de abusos realizados por religiosos y destapados en el último tiempo. 

Desde 2010, cuando se destapó el caso del influyente sacerdote Fernando Karadima, condenado por el Vaticano por abuso sexual de menores, la confianza de los chilenos en la Iglesia católica cayó en picada, hasta un 36%, según una encuesta de la consultora Latinobarómetro. 

El Sumo Pontífice escribió un telegrama dirigido al país donde pide "no se olviden de rezar por mí". 

"En momentos en que sobrevuelo el espacio aéreo argentino extiendo a usted mis cálidos augurios y de todo corazón envío mis mejores anhelos a todo el pueblo de mi tierra natal, asegurándoles mi cercanía y mi bendición", agrega el papa. 

Durante el vuelo, también habló con los periodistas que lo acompañaron y explicó que teme un conflicto nuclear ya que "basta un incidente para desencadenar la guerra". 

Líder de la Iglesia católica, para el papa no son ajenos los conflictos internacionales como el de Corea del Norte con Estados Unidos, donde Kim Jong-Un y Donald Trump se amenazan constantemente. 

"No se puede correr el riesgo de que la situación precipite. Por lo tanto es preciso destruir las armas nucleares", sostuvo Francisco. 

Durante su estancia de tres días en Chile, Francisco se reunirá con autoridades, comunidades indígenas, religiosos y pobres, en Santiago, Temuco e Iquique, donde realizará multitudinarias misas, en las que las autoridades chilenas esperan asistan más de 1,2 millones de personas.