En estos días, Ricardo Fort cumpliría 52 años. Su vida tuvo un antes y un después de su explosión mediática que, a pesar de que tantos años después seguimos hablando de él, solo duró unos 5 años. Pero como él mismo predijo en 2010, en un recordado sketch en el programa Showmatch, no dejamos de hablar de él ni en su ausencia.

Hijo de Marta, cantante lírica, y de Carlos Fort, empresario, hermano de Eduardo y Jorge, e hijo de Felipe Fort, quien le dio el nombre la reconocida empresa de golosinas "FelFort", decidió llevar su vida por un camino distinto ante las discusiones con su familia y apostó por el lujo, la extravagancia y formar una personalidad a partir de su descollante figura.

La primera vez que el público pudo disfrutar del arte de Fort fue a fines de los 90, cuando lanzó su single "No volverás", donde mostró su faceta como cantante. Pero casi 20 años más tarde se mostraba algo vergonzoso de su pasado y a partir de ahí formó una nueva identidad, entre rumores de su homosexualidad para castigarlo, que en varias oportunidades fue reprimida por su familia, hasta que en los últimos años de su vida se mostró abierto a contarlo.

Pero volvemos a la fuente y explosión de "El Comandante" entre 2008 y 2009, cuando comenzó a ser un invitado repetido en algunos programas de espectáculos, donde mostraba su vida de lujo y sus viajes. Solía publicar todo en YouTube también, porque a no dudarlo, Ricardo Fort fue uno de los pioneros de la plataforma en mostrar su día a día en su amada Miami (perdón, MAEAMEEEE).

A partir de ahi, Ricardo Fort se convirtió en una figura de culto en las redes sociales. Sus videos virales, su forma de bailar, sus musicales, excentricidades, todo fue y es objeto de idolatría. En agosto pasado, por ejemplo, aparecieron unas fotos suyas de joven y fueron un suceso y miles de veces compartidas, en algo que sorprendió a propios extraños, a casi 7 años de su partida.

En noviembre del 2013, Fort estaba en su lugar en el mundo: MAEAMEEEE, ¿dónde sino? Sin embargo, su salud ya lo estaba afectando. Su físico, su eterna obsesión, le pasaba factura. Tuvo más de 20 cirugías estéticas y otras operaciones de rodilla y, sufría serios problemas de espalda sobre el final que lo arrastraron a una dolorosa muerte.

El 25 de noviembre partía y, si bien se denunció mala praxis y su madre pidió investigar el trabajo de los médicos, la justicia dictaminó que no hubo mala praxis y que nada pudo hacerse para salvarle la vida. A partir de ahí, su vida y el recuerdo se volvió un culto de aquellos que extrañan y lo recuerdan con cariño, pese a su fugaz paso por los medios.