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Metrobus: ¿Mal diseño o mal hábito?

El 80% de los usuarios del Metrobus de la Ciudad de Buenos Aires manifiesta no saber cuál es la forma "correcta" de hacer la fila para esperarlo. La falta de indicaciones ante una costumbre arraigada hace años es el foco de un conflicto que perjudica a los pasajeros.

Metrobus: ¿Mal diseño o mal hábito?
Parada Metrobus de Avenida Cabildo

El Metrobus se implementó en la Ciudad de Buenos Aires a partir de un diseño de transporte público que ya se aplica en otras ciudades del mundo.

Sin embargo, esos proyectos cuentan con estaciones cerradas, sistemas de cobro en las estaciones y construcciones para modelos de colectivos únicos. En la Ciudad fueron necesarias ciertas modificaciones ya que resultan imposibles de adaptar por el uso de unidades de distintas marcas y modelos.

Pero el foco del conflicto, que continúa hasta el día de hoy, se basa en la forma en la que los ciudadanos esperan el colectivo. El diseño actual de las estaciones se contrapone con la lógica de las paradas tradicionales.

Según la Secretaría de Transporte de la Ciudad de Buenos Aires, el obstáculo más difícil para generar el cumplimiento de la señalética de las filas y el cambio de hábito pasa por la cultura del ciudadano porteño. La forma tradicional de formarse es la más confortable desde un aspecto psicológico, dado que las personas tienen visibilidad y cierto control de la expectativa de espera.

Un estudio reciente que realizó el Gobierno de la Ciudad, con la meta de definir estrategias para mejorar y ordenar la espera en las estaciones, reveló que el 80% de los usuarios manifiesta no saber cómo debe hacerse la fila en las estaciones del Metrobus. Y aquellos que sí lo saben, principalmente jóvenes, no la hacen de manera correcta por la dificultad que representa ir en contra de lo que cree la mayoría.

Forma correcta de esperar el Metrobus.

La primera experiencia fue en el año 2011 en la Avenida Juan B. Justo. Se implementó un sistema con estaciones "abiertas y flexibles", donde las filas de espera no tenían ninguna indicación de cómo hacerse. Esto produjo un “derrame” de la fila sobre la rampa y el desaprovechamiento del sector cubierto de la estación.

La segunda instalación fue en la Avenida 9 de Julio en el 2013. En ese caso, se incluyó en el diseño de la estación las baldosas de “Fila” que contienen flechas indicando el sentido de la misma. Además, hubo un grupo de empleados de la Ciudad que orientaron durante las primeras semanas a los usuarios para formar la fila de forma correcta sin resultados positivos a largo plazo.

Zona diseñada para hacer la fila.

Según estimaciones en base a datos del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, sólo el costo de cada una de las 17 estaciones del Metrobus de la 9 de Julio fue de $11,5 millones.

Ya en 2017, en el Centro de Trasbordo de Flores, se incorporó una variante con barandas que funcionan como una barrera de contención que impiden físicamente que los usuarios formen fila en las rampas. Sin embargo, tampoco sirvió para que lo hicieran como está diseñado.

Baldosa indicativa de la orientación de la fila.

Siete año después de su inauguración y la falta de eficacia de su diseño, se realizó un estudio para comprender la problemática y las oportunidades para abordar el cambio cultural. El estudio derivo en el desarrollo de un plan que contempla incorporar más señalización en los paradores y acompañarla con una acción educativa y de comunicación que promueva un cambio a mayor escala.

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