Durante el día de ayer, Argentina volvió a registrar una cifra récord de contagios de coronavirus desde el inicio de la pandemia, lo que significó que se volvieran a encender las alarmas luego de la puesta en marcha de nuevas medidas restrictivas.

En la mañana del miércoles, la ministra de Salud, Carla Vizzotti, otorgó una conferencia de prensa en la cual dio el mensaje "más difícil que le tocó dar desde que empezó la pandemia" tanto por lo delicado de la situación sanitaria como desde lo emocional.

En este sentido, y con la voluntad de extremar los cuidados, la ministra asomó la idea de utilizar barbijo o tapabocas en los domicilios: "Ahora viene el invierno, vamos a tener más reuniones, más situaciones en espacios cerrados, entonces es ahí donde necesitamos usar el barbijo, aún con la gente que queremos, en la que confiamos, y aún con la que vivimos, porque si vamos a salir a hacer diferentes actividades, a la vuelta podemos haber tenido contacto con alguien asintomático o con alguien que empieza síntomas en las próximas 48 horas, y tenemos riesgo de haber contraído el virus".

En paralelo, el titular de la cartera sanitaria de la Ciudad de Buenos Aires, Fernán Quirós, aseguró que, al menos en las últimas semanas, el principal mecanismo de transmisión "tenía mucho que ver" con los encuentros sociales en espacios cerrados.

"Sobre todo en el período en el que el clima empezó a ser un poco más agresivo y hubo muchos días de lluvia, lo que hizo que mucha gente esté en el interior con poca protección. Nos hemos acostumbrado a no usar barbijo en el interior y es lo que tenemos que cambiar: los interiores son para usar barbijo", sentenció el ministro de Salud porteño.

El pedido de utilizar tapabocas dentro de espacios cerrados íntimos se da a la par que el reclamo popular del uso de barbijos en los canales de televisión, que comenzó a agitarse en redes sociales luego del fallecimiento del periodista Mauro Viale y que tuvo como primer ejemplo a los conductores del noticiero matutino de TV Pública.

Y es que, desde el inicio de la pandemia, salvo para los móviles, ningún periodista utilizó barbijo o tapabocas durante la programación, lo que signició un grave error y motivo de indignación, puesto que estaban en un espacio cerrado y muy cerca de sus otros compañeros de piso.