En la ciudad de Kunduz, al norte de Afganistán, un atentado cometido por un terrorista suicida contra una mezquita chií dejó al menos a 50 muertos y 140 heridos durante la celebración de la oración del viernes, día festivo y en el que más fieles suelen acudir al rezo.
El ataque fue confirmado por el portavoz del gobierno del Emirato Islámico de Afganistán, Zabihullah Mujahid; y tiene lugar después de que al menos dos personas murieran en una explosión el domingo pasado cerca de una mezquita en Kabul, donde se estaba celebrando una ceremonia fúnebre por la muerte de la madre de Mujahid.
Desde la ONU, a través de la Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en Afganistán, dijeron que están "profundamente preocupados por los informes de cifras muy altas de muertos" y que el incidente de hoy es "parte de un patrón de violencia inquietante": el tercer ataque mortal de esta semana, aparentemente dirigido contra una institución religiosa.
De inmediato empezaron a circular por redes sociales imágenes del interior de la mezquita, donde se observan cadáveres en el suelo mientras en el exterior se producían escenas de pánico. Hasta el momento ningún grupo reivindicó la autoría, aunque diversos medios señalan que los extremistas musulmanes sunitas han apuntado a la comunidad chií —minoría en ese país— anteriormente.