Los padres tienden a ser cuidadosos con los consumos que hacen sus hijos y, con frecuencia, recurren a las reseñas de otros para guiar sus elecciones en cuanto a las películas. Pero un símbolo puede ser más poderoso que cualquier sinopsis de internet: el logotipo de Disney. 

Aclamadas por adultos y niños por igual, las películas animadas que tienen a las princesas de Disney como protagonistas son la opción por excelencia, positivas y agradables para todos. Pero una investigación muestra que la cultura de estas princesas no es tan inofensiva como pensamos. 

Un estudio publicado en Child Development que evaluó cómo interactuaban niños y niñas con productos de Disney (películas, juguetes, etc) encontró que aquellos más involucrados con este consumo, tenían un comportamiento más estereotipadamente femenino un año después.

Estos comportamientos estereotipados no son malos en sí mismos, pero investigaciones anteriores han demostrado que pueden ser limitantes a largo plazo para las mujeres jóvenes; por ejemplo, cuando las niñas evitan experiencias de aprendizaje importantes que no se perciben como femeninas o creen que sus oportunidades en la vida son diferentes como mujeres.

"Sabemos que las niñas que se adhieren firmemente a los estereotipos de género femenino sienten que no pueden hacer algunas cosas", sostiene Sarah M. Coyne, autora principal y psicóloga de la University of Central Lancashire en Inglaterra. "No se tienen tanta confianza de que les pueda ir bien en matemáticas y ciencias. Tampoco les gusta ensuciarse, por lo que es menos probable que intenten y experimenten con cosas".

Además, los efectos negativos para las niñas no se limitan únicamente al comportamiento. El estudio también muestra que las niñas con peor estima corporal se involucran más con las princesas de Disney a lo largo del tiempo, quizás buscando modelos a seguir de lo que consideran hermoso.

"Las princesas de Disney representan algunos de los primeros ejemplos de exposición al ideal delgado", agrega Coyne. "Como mujeres, lo tenemos durante toda nuestra vida, y realmente comienza a nivel de Princesas de Disney, a los tres y cuatro años".

Sin embargo, no es realista desconectarse por completo de la cultura de las princesas o evitar las abundantes películas, juguetes y productos relacionados. En cambio, explican en la investigación, los padres deben fomentar una amplia variedad de intereses. Es decir, que participen en todo tipo de actividades para que las princesas sean solo una de las muchas cosas que les gusta hacer y con las que se involucran.

Finalmente, enfatizan en que tampoco deben tener miedo de hablar sobre lo bueno y lo malo de la cultura de las princesas de Disney: señalar los aspectos positivos y negativos puede ayudar a los niños y niñas a ser más conscientes de lo que ven.