El pasado viernes, las fuerzas rusas atacaron con fuego de artillería la planta de energía nuclear de Zaporiyia en Ucrania, cerca de Enerhodar en el sureste del país y la más grande de Europa. Y aunque el incendio ya fue extinguido y no hubo liberación de material radiactivo, el incidente resaltó los posibles peligros de la guerra alrededor de los sitios nucleares. En este sentido, los expertos nucleares le dieron a Nature sus evaluaciones de lo que podría implicar.

En primer lugar, el daño por un golpe accidental es poco probable. Los reactores de Zaporiyia tienen un diseño moderno y, a diferencia del reactor de Chernobyl, cada uno está encerrado en un recipiente de acero presurizado, que a su vez está alojado dentro de una enorme estructura de contención de hormigón armado.

Las plantas también tienen múltiples sistemas de respaldo de seguridad y es poco probable que se produzcan daños catastróficos por un golpe accidental. "Si un misil se desvía, me preocupa menos [eso]. Son estructuras muy robustas", dijo Michael Bluck, director del Centro de Ingeniería Nuclear del Imperial College de Londres. 

E incluso en el lugar del desastre de Chernobyl, también actualmente ocupado por las fuerzas rusas, el riesgo de emisiones radiactivas accidentales es limitado. "El material peligroso que contiene está en el sótano del edificio del reactor, protegido por los restos de ese edificio y muchas toneladas de hormigón que se han vertido sobre él", detalló la científica nuclear Cheryl Rofer. Las ruinas del reactor que explotó en 1986 están encerradas en un enorme caparazón de acero y hormigón de 63 metros de altura y la experta sospecha que un impacto directo de artillería podría romper el caparazón y permitir que escape una pequeña cantidad de contaminantes radiactivos, pero esa masa sólida de elementos combustibles derretidos es inaccesible.

Por otro lado, las piscinas de combustible nuclear gastado si son un peligro. Segun advierten, La mayoría de las plantas de energía nuclear, incluidas las de Zaporiyia, tienen piscinas de agua donde se guardan las barras de combustible gastadas mientras se enfrían. El daño a una de estas piscinas, ya sea accidental o intencional, podría provocar que el agua se filtre o hierva. En consecuencia, las varillas se sobrecalentarían y provocarían un incendio.

Aunque no es comparable con el desastre de Chernobyl, un incendio de este tipo podría ser peligroso para las personas que se encuentran en las inmediaciones de la planta, e incluso para las que se encuentran más lejos.

Por último, otro riesgo tiene que ver con el daño a los sistemas que brindan enfriamiento a los reactores y están fuera de la estructura de contención protectora del reactor. Si el enfriamiento se detuviera repentinamente, podría ocurrir un escenario similar al de la planta de energía nuclear Fukushima Daiichi en Japón, cuando después de un terremoto que además provocó un tsunami en la costa noreste, tres reactores activos en el momento de la catástrofe se fundieron.

En este caso, existen sistemas de seguridad en las plantas ucranianas que hacen que los reactores sean más resistentes a este tipo de daño, pero podría ser necesario un enfriamiento activo durante más de diez días y no está claro si los sistemas de respaldo podrían durar tanto tiempo.

Aun asi, los especialistas coinciden en que incluso si el núcleo de un reactor se derritiera, podría no causar una liberación importante de materiales radiactivos y que el principal impacto de una crisis de este tipo podría estar relacionado con la psicología y la forma en que reaccionan las personas.