Según dieron a conocer investigadores de Harvard y del Brigham and Women’s Hospital en un nuevo estudio, la espiritualidad puede tener un impacto positivo cuando se trata de enfermedades graves; y creen que incorporarla en el cuidado de la salud, para aquellos que son espirituales, podría ser beneficioso.
"La espiritualidad es importante para muchos pacientes cuando piensan en su salud", dijo Tyler VanderWeele, profesor en Harvard e investigador. "Enfocarse en ella en el cuidado de la salud significa cuidar a la persona en su totalidad, no solo a su enfermedad".
La espiritualidad es definida como la búsqueda personal para encontrar respuestas a preguntas esenciales de la vida, acerca del significado y las relaciones con lo sagrado y lo trascendente. Esto podría incluir la religión, pero se extiende mucho más allá de ella y abarca, también, formas de encontrar el significado último al conectarse, por ejemplo, con la familia, la comunidad o la naturaleza. Incluso la ciencia, creía el destacado astrónomo y divulgador científico, Carl Sagan, puede ser una fuente de espiritualidad profunda.
"Cuando reconocemos nuestro lugar en una inmensidad de años luz y en el paso de las eras, cuando captamos la complicación, belleza y sutileza de la vida, la elevación de este sentimiento, la sensación combinada de regocijo y humildad, es sin duda espiritual", escribía en 'El mundo y sus demonios'.
Muchos estudios del campo de la medicina y la psicología encontraron que las personas religiosas, por ejemplo, tienden a presentar tasas más bajas de enfermedades cardíacas, mejores resultados después de procedimientos quirúrgicos y, en general, viven más tiempo. Estos hallazgos son lo suficientemente interesantes como para preguntarse si la motivación religiosa contribuye a tales beneficios, y una de las hipótesis es que la religión realza el significado de la vida, ayudando a las personas a lidiar con el estrés.
Otros estudios sugieren que la espiritualidad podría ser clínicamente relevante para ayudar a controlar el dolor físico y emocional y que probablemente surge de la actividad dinámica en múltiples regiones del cerebro, es decir, circuitos en el cerebro específicos nos permiten tener experiencias religiosas o espirituales.
Este nuevo trabajo, publicado en la revista de la Asociación Médica Estadounidense, los investigadores identificaron y analizaron sistemáticamente la evidencia disponible sobre la espiritualidad en las enfermedades graves y en la salud, publicados entre enero del 2000 y abril del 2022.
Señalaron que para las personas sanas, la participación en la comunidad espiritual, como asistir a una iglesia, se asocia con vidas más saludables, incluida una mayor longevidad, menos depresión y suicidio, y menos consumo de sustancias. Para muchos pacientes, a su vez, la espiritualidad es importante e influye en los resultados clave de su enfermedad, como su calidad de vida y sus decisiones de atención médica.
En este sentido, creen que el simple hecho de preguntar sobre la espiritualidad de la persona puede y debe ser parte de una atención centrada en el paciente y sensible a los valores; y que es importante también reconocerla, a la hora de investigar, como un factor social asociado con la salud.