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Análisis | Dare Me: Misterio y porristas en la pantalla de Netflix

Justo a tiempo para la cuarentena,  estrena este thriller que pone en juego ambiciones y lealtades en un ambiente hormonal y competitivo.

Análisis | Dare Me: Misterio y porristas en la pantalla de Netflix

En un pueblo olvidado del Medio Oeste de Estados Unidos, un equipo de porristas recibe a su nueva entrenadora (Willa Fitzgerald) para llevarlas hacia la victoria de un campeonato que puede cambiar el destino del lugar para siempre. La aparición de la estricta “coach” Colette French pone en tensión la amistad de las dos protagonistas, la capitana del equipo Beth (Marlo Kelly) y su fiel compañera Addy (Herizen Guardiola). Hasta acá, un drama adolescente como cualquier otro. Pero el prólogo del primer episodio deja entrever un crimen desatado a raíz de estas relaciones, que se va cocinando lentamente a lo largo de la temporada.

“Hay algo peligroso en el aburrimiento de las adolescentes”. A través de esta frase conocemos a la misteriosa Colette, mucho antes de verla, a través de los ojos de Addy. No lo dice como una madre, ni como una profesora, sino como alguien que las entiende. Que a pesar de ser una adulta aparentemente exitosa, se rige con los códigos de las adolescentes y las trata como a sus iguales. Alguien que obsesiona a la protagonista, al punto de poner en peligro su relación con su mejor amiga y su futuro, sacando a relucir cualidades reprimidas.

La irracional rivalidad entre Beth y su entrenadora escala a cada episodio

Los deseos y los celos van construyendo la tensión alrededor de este improbable triángulo, transgrediendo los límites del equipo y desatando excesos, que generan el ambiente propicio para el anticipado crimen. Inevitablemente, los clichés del género (tanto el criminal como el del drama adolescente) aparecen en la construcción del relato, pero son los toques particulares de rivalidad y sororidad entre las competitivas porristas y los irresponsables adultos de la historia, los que separan a esta serie de cualquiera del montón.

Megan Abbott es la autora del libro en el que está basada esta primera temporada, una novela de misterio con influencias noir que sigue las reglas básicas del género, excepto por su tratamiento de los personajes principales y las dinámicas de poder entre ellas. Abbott es reconocida por explorar el mundo interno de sus protagonistas femeninas y darle una perspectiva diferente a sus thrillers, distinguiéndola del promedio. Este es también el mayor hallazgo de la adaptación, además del misterio cocinado a fuego lento, a veces demasiado lento.

HBO rechazó Dare Me para producir Euphoria, el proyecto de la serie fue a parar a USA Network y ahora es rescatada por Netflix

Son inevitables las comparaciones con otras ficciones recientes, como la exitosa Euphoria de HBO, la popular Pretty Little Liars de ABC o incluso la superficial Riverdale, de The CW. La vulnerable época de transición entre la infancia y la madurez siempre es caldo de cultivo para interesantes dramas, pero también para desgastados lugares comunes, si no se tiene cuidado. “Dare Me” tiene sus propios ingredientes y particularidades, más allá de la historia, como la estilizada forma de filmar los entrenamientos y los momentos de mayor introspección de los personajes.

Con un elenco casi desconocido, la interpretación de Marlo Kelly destaca del resto, como una adolescente al borde del abismo, que corre el riesgo de ser empujada por su familia disfuncional o por su propias tendencias autodestructivas. El comportamiento errático de su personaje, su personalidad obsesiva y provocadora, y su relación con su mejor amiga, desafía constantemente las expectativas y los tópicos del género, para entregar algo más.

Aunque la trama tarda demasiado construyendo mundo antes de sumergirse en el misterio (y los episodio de casi una hora no ayudan), en esta situación de cuarentena total, parece ser el momento ideal para ver una serie así.

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