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Cine y series #Netflix#No hay tiempo para la vergüenza

Análisis | No hay Tiempo para la Vergüenza es un reality diferente

Netflix suma proyectos argentos de la mano de un reality que nos mete de lleno en la vida y el trabajo del diseñador Santiago Artemis.

Análisis | No hay Tiempo para la Vergüenza es un reality diferente

Netflix sigue sumando productos locales a su cada vez más extensa grilla internacional. Esta vez le apuesta al formato reality de la mano de “No Hay Tiempo para la Vergüenza”, que sigue de cerca el trabajo y la vida personal del diseñador, fashionista e influencer Santiago Artemis, un favorito de las celebridades autóctonas y foráneas como Katy Perry, Britney Spears y Lali Espósito.

A lo largo de seis episodios, vamos a conocer el excéntrico día a día de este joven diseñador de modas nacido en Ushuaia que, con sólo 27 años y mucho mundo recorrido, se enfrenta al reto de crear una nueva colección que impacte. En el medio, debe cumplir con los pedidos de otros clientes como Ángela Torres, Pampita, Xuxa, Oriana Sabatini, Nicole Neumann y Pablo Lescano, satisfacer sus necesidades y las de su pareja, además de lidiar con el stress y las frustraciones.  

Aclaremos de entrada que Artemis es un personaje en sí mismo, pero el reality no funciona porque se le ven demasiado los hilos. La sobreactuación de todos los involucrados, la falta de naturalidad en aquellos personajes menos ‘mediáticos’ (como sus costureras) o el hecho de que muestre su cesión con la psicóloga -ningún profesional lo permitiría, ¿no?- nos aleja de esa ‘realidad’ guionada que nos quieren vender. Santiago es un ícono millennial y actúa como tal, intercalando exasperadamente palabras en inglés en cualquier línea de dialogo, mientras demuestra que es un pibe súper normal que se puede comer un pancho de parado en el barrio de Once.

Lo más interesante de “No hay Tiempo para la Vergüenza” es el trabajo de Santiago y el proceso que lo lleva a crear cada una de sus piezas, aunque el desarrollo en la pantalla sea un desborde de histeria y lugares comunes. El otro aspecto destacable es su falta de encasillamiento y su osadía para expresarse, además de la visibilidad que le puede dar al colectivo LGTB+ y causas justas como la despenalización del aborto en la Argentina, más allá de que todo se nos presenta de manera pasatista y un tanto superficial.

Pura actitud y talento para la moda

El reality de Netflix le habla a una audiencia muy específica con un lenguaje muy específico, pero Artemis (como bien lo dice él) es un ‘alma vieja’ que gusta de lo vintage y puede que muchas de sus referencias culturales no sean captadas por ese mismo público, lo cual resulta un tanto contradictorio. Lo bueno es, justamente, este contraste y cada uno de sus aportes, casi siempre en referencia a su trabajo y sus inspiraciones.

Si la idea central fuera más por este camino de lo artístico y no tanto por la banalidad y extravagancia de su protagonista, “No Hay Tiempo para la Vergüenza” resultaría un producto más atrayente y entretenido, y no tanto un placer culposo para mirar en segunda pantalla.  

Nunca queda realmente claro si debemos o no tomarnos en serio algo de todo esto. Santiago Artemis parece disfrutarlo y abre su mundo a un espectador ya acostumbrado a “irrumpir” en la vida de los famosos a través de las redes sociales.   

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