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Análisis | The Great: una visión moderna y satírica sobre el poder

Catalina la Grande vuelve a ser el centro de una serie limitada, esta vez, con un tono mucho más sarcástico, alejada de los verdaderos hechos reales. 

Análisis | The Great: una visión moderna y satírica sobre el poder

ACLARACIÓN: esta reseña puede contener spoilers.

El año pasado, HBO nos trajo “Catherine the Great”, miniserie protagonizada por Helen Mirren, centrada en la emperatriz rusa y su resonada relación (bah, amorío) con Grigory Potemkin (Jason Clarke). La visionaria monarca sigue siendo tema de conversación en TheGreat”, (hasta ahora) serie limitada de Hulu-acá llegará por StarzPlay-, ocasionalmente basada en hechos reales, que se entrega al humor y la sátira para contar los primeros años de la joven Catherine(Elle Fanning) en la corte de Peter III (NicholasHoult), y su ascenso al poder.

Tony McNamara, nominado al Oscar por el guion original de “La Favorita” (The Favourite, 2018), cambia de palacio para meternos de lleno en los entretelones de la Rusia del siglo XVIII, a través de los ojos de esta romántica e idealista princesa alemana que deja su tierra natal para convertirse en la compañera de Pedro y, eventualmente, engendrar a sus herederos. Su visión sobre el mundo y el amor se destruyen en ese primer encuentro, pero Catherine está dispuesta a ver el lado positivo de la vida y culminar ese sueño que la persigue desde chica.

Más temprano que tarde, descubre que Peter no es el líder que todos creen: el soberano gobierna en base al miedo de sus súbditos y todos aquellos que lo rodean, incapaces de contradecir cualquiera de sus caprichos (los buenos y los malos). Menos Catherine, que empieza a buscar la manera de introducir sus ideas modernas sobre el arte, la política y la ciencia en una corte un tanto salvaje y retrógrada. Para ello comienza a buscar aliados dispuestos a llegar hasta las últimas consecuencias: un golpe de estado que deponga al emperador y siente en su lugar a esta nueva reina.

Marial (Phoebe Fox), una ex cortesana degradada que actúa de doncella y confidente; Orlo (Sacha Dhawan), hombre culto allegado a Peter que es denigrado constantemente; y Leo Voronsky (Sebastian de Souza), el amante de Cat designado por su propio marido, son los primeros en sumarse a su causa rebelde, aunque van a encontrar más de un obstáculo por el camino. Sí, la historia nos dice que el golpe ocurrió, pero a McNamara no le interesan los detalles, sino las reflexiones que se pueden desprender de ellos.

No todo son rosas en esta relación

Desde el guion, la gran dirección (Colin Bucksey, Bert & Bertie, Ben Chessell, Geeta Patel, Matt Shakman) y puesta en escena y, sobre todo, las actuaciones, se plantea un relato de amores y traiciones que intenta ser un reflejo más actual -y analizar el papel de la mujer en lugares de poder, o la cultura en contraste con la violencia-, que un recorrido por la historia de Rusia durante el siglo XVIII. Fanning y Hoult son las caras opuestas de esta moneda, dos figuras en lucha constante que enriquecen cada una de las escenas.

Por un lado, tenemos a la inocente e ingenua princesa, cargada de sueños e ideales, obligada a permanecer en el palacio y cumplir con sus obligaciones de esposa (o sea, el vehículo para gestar al próximo emperador). Al principio, ninguna de sus propuestas en beneficio del país y sus habitantes son escuchadas pero, de a poco, y gracias a sus encantos (y manipulaciones), va a lograr atravesar las defensas de Peter. Por el otro, tenemos a este monarca inseguro, libertino y caprichoso que debe vivir bajo la sombre de las hazañas de su padre (Pedro, el Grande), unos zapatos muy grandes para llenar. Ahí donde el ve amor (el de sus amigos, el de su pueblo), solo hay temor a las represalias, una relación “tóxica” que empieza a cambiar con la llegada de Catherine.

Las locuras del emperador

TheGreat” es un estudio sobre el poder que, a veces, toma el camino del humor y la ironía y, otras tantas, el de la cruel realidad, menospreciando a la mujer, a los más “débiles” y a los cultos, por debajo de la fuerza bruta, el terror y la tiranía. “Un pueblo feliz es un pueblo borracho e ignorante, donde la mayoría no sabe leer”. Así podría catalogar su gobierno el simpático Peter que, aconsejado por su amigo Grigor Dymov (Gwilym Lee) -cuya esposa es su amante de cabecera-, su tía Elizabeth (Belinda Bromilow) y el arzobispo “Archie” (Adam Godley), no siempre toma las mejores decisiones pensando en su nación.

Catherine está dispuesta a abrazar el espíritu ruso (aunque eso implique asesinar al nefasto de su marido) y cambiar esta situación, poniendo en peligro, incluso, su propia vida. La historia (real) nos dice que lo consiguió y fue una de las monarcas más celebradas de todos los tiempos pero, igual, los realizadores logran pergeñar un relato de suspenso e intrigas palaciegas, que se entrecruza con las disyuntivas del amor y del placer porque, se sabe, son dos cosas completamente distintas.

Una imagen vale más que mil palabras

Hay mucho de “La Favorita” en la serie de Hulu, pero sin el toque oscuro y distorsionado de Yorgos Lanthimos. Fanning nunca pierde sus encantos, ni su ingenuidad, que va sumando fortalezas, capítulo a capítulo. Hoult también hace un trabajo magistral jugando ese papel, en apariencia opuesto, que deja entrever ciertas posibilidades de cambio, aunque su naturaleza egomaníaca sea mucho más fuerte.

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