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Carlos Sorín: "En un país en el que perdimos todos, la figura de Diego adquiere un valor simbólico muy grande"

El cineasta y director de la película "El Camino de San Diego", historia que explora la imagen de Maradona desde el corazón de sus seguidores, reflexiona acerca de la imagen del Diez. En una semana en la que millones de personas lo despiden y también cuestionan, ¿qué significa esa santificación popular que se le atribuye?

Carlos Sorín: "En un país en el que perdimos todos, la figura de Diego adquiere un valor simbólico muy grande"
"El camino de San Diego", una película de Carlos Sorín

"La naturaleza es motivo de asombro. Basta que uno sepa mirar para que siempre nos diga algo. Vos debés ser una persona de fe, por algo la encontraste". Tati Benítez sube a un colectivo, está de paso. Carga lo puesto. Viste con la camiseta de la Selección Argentina y lleva un pequeño bolso de ruta y el regalo que planea entregarle personalmente a Diego Armando Maradona.

Claro que tiene fe. De hecho, es en su pueblo, Pozo Azul, localidad ubicada en el municipio de San Pedro de la provincia de Misiones, la persona que más sabe sobre el "ídolo futbolístico", por lo que muchos vecinos lo conocen. Pasión que lleva en su piel con el rostro tatuado en su brazo, y el número como en la camiseta.

Una de las paredes de su casa está empapelada casi por completo con fotografías y portadas de los principales diarios del país. Y si se lo permitía el registro civil, pensaba llamar Diega a su hija mayor, pero como no pudo ser terminó decidiéndose por Dalma. Hasta que cumplió su objetivo al nacer su tercer hijo varón.

Fue una tarde de tormenta, en el interior del monte y mientras trabajaba, que se topa con un timbó que a simple vista le evoca a la histórica pose de Maradona con sus brazos en alto. Se apresura, no vaya a ser que alguien más la encuentre. Sale en pedido de un vecino y con una motocierra, rescatan la figura que posteriormente se convertirá en la imagen que tallará con el número.

¿Acaso un mensaje divino? ¿Cosa del destino? Sea como sea, le servirá como una suerte de premonición. A los días, se entera que Maradona es ingresado a la Clínica Suizo Argentina (hecho que efectivamente sucedió en 2004) por un problema cardíaco. Por lo que emprende -con los 200 pesos que su pareja le ayuda a conseguir- lo que en la mitología se entiende como el "camino del héroe", paradójicamente para conocer a su héroe. A la vez, una suerte de analogía con las peregrinaciones religiosas como hacia Luján o el Camino de Santiago. Y así llevarle el trozo de timbó, que irá cobrando más que el carácter de una ofrenda, sino el de una imagen en sí misma.

"El camino de San Diego", de Carlos Sorín

Así comienza "El camino de San Diego", film nacional (ganador del Premio Gran Cora en el Festival Internacional del Nuevo Cine Hispanoamericano de La Habana, y el Premio especial del jurado en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián) dirigido por el cineasta Carlos Sorín (autor de la recientemente película estrenada en Netflix, "El cuaderno de Tomy") que presentó en 2006, dos años después de ver cómo miles de personas trataron de ingresar no sólo al hospital sino a cada sitio al que iba a ser trasladado Maradona. Hoy, esta imagen cobra una vigencia arrolladora ante su fallecimiento y las horas de duelo en el país, en que miles de personas se acercaron a la Bombonera, al Estadio de Argentinos Juniors que lleva su nombre, al obelisco y puntos centrales del país, hasta velarlo en la Casa Rosada.

"Es una especie de crónica de una muerte anunciada", reflexiona Sorín en diálogo con Filo.News. "Hace dos meses, lo vi a Diego en televisión, en el homenaje que le hicieron en La Plata acompañado por (Marcelo) Tinelli, (Jorge) Ameal, (Claudio) Tapia, dije 'está mal Diego'. En fin, una gran tristeza", añade.

Carlos Sorín, director argentino

Maradona, el que alzó en alto la Copa del Mundial '86, el pibe de Villa Fiorito, el reciente director técnico de Gimnasia y Esgrima de La Plata, el padre que faltó en muchas casas, el hombre que hizo y deshizo a su antojo, que persiguió la fama para comprarle una casa a su familia, que enfrentó a la prensa sensacionalista, y cayó en adicciones, falleció a menos de un mes de haber cumplido sus 60 años, el miércoles 25 de noviembre; significativamente el Día Internacional de la Eliminación de la violencia contra la Mujer y también en el aniversario del deceso de Fidel Castro, con quien mantuvo un vínculo dada su afinidad política así como su estadía y rehabilitación en Cuba.

"Así como Maradona fue todopoderoso con la pelota, era muy vulnerable en la vida", Carlos Sorín.

Fue tras un paro cardiorespiratorio en la casa de barrio Villanueva, en la zona de Nordelta, Tigre, donde se había instalado tras haber sido operado recientemente en la Clínia Olivos por un hematoma subdural. Y ante su descompensación, unidades arribaron inmediatamente -sí, hecho que también es producto de un mundo desigual y que precariza a profesionales de la salud- a su vivienda pero desafortunadamente no pudieron reanimarlo.

"Así como fue todopoderoso con la pelota, era muy vulnerable en la vida", señala Carlos Sorín respecto a las controversias de la imagen del Diez necesaria de cuestionar y a la vez contextualizar, porque Maradona fue lo que quiso, pero también lo que se esperó de la masculinidad de una industria como el fútbol, y aún más allá de exclusivamente ese negocio, sino de una sociedad que celebró sus hazañas mezclándolas con sus habilidades en la cancha. De modo que no debemos olvidar que vivimos en un país en el que cada menos de 30 horas una mujer -y otras identidades- son asesinadas en el 99% de los casos, por una pareja u hombre con el que mantenía un vínculo sexoafectivo. Y que las violencias son físicas como también psicológicas, y simbólicas.

"El camino de San Diego", de Carlos Sorín

"Pienso que en las situaciones difíciles, que fueron muchas, su entorno debió haberlo ayudado más; y no me refiero ahora sino hace tiempo. Tenía que haber llegado mucho mejor a los 60 años", añade el director.

Lo que presenció el país, y también el mundo, en estos casi tres días fue indimensionable. Acontecimiento que tiene varios puntos de conexión con la película: "¿Si no tuviera que trabajar sabés como me rajo? Es un momento histórico, después tenés algo que contarle a tus nietos", le dice un camillero a Tati tras alcanzarlo algunos kilómetros en su travesía a Buenos Aires. Frase que parece dicha en estos días, ¿no?

"Lo que es notable es cómo se extiende a todo el mundo. Es entendible en la Argentina, en Nápoles, que son muy parecidos a nosotros, pero en todo el mundo: titulares en New York Times, The Guardian; es un fenómeno increíble", señala Sorín.

Indimensionable en términos culturales, sociales, la movilización de gente en las calles, los homenajes internacionales y el latente debate sociopolítico que cuestiona y permite ir más allá acerca de una figura que siendo hijo sano de un patriarcado e impune como tantos, trascendió no sólo por el hecho literal y aislado de jugar a la pelota, sino por un orgullo villero, la identidad de una clase social y su representación en un mundo clasista y meritócrata, ante un pueblo que fue testigo de lo que enalteció como proezas.

"Estaba trabajando en un guión inspirado en el libro de Tomás Eloy Martínez, Santa Evita, cuando sucede que internan a Maradona en la Clínica Suizo-Argentina. Cuando Evita estaba en los últimos momentos, venía gente de todas partes del país, haciendo como proesas para tratar de salvarla. Volvió a pasar lo mismo, momentos equivalentes. Entonces dije: 'lo hago sobre Maradona'", recuerda el director.

Mirada que no focalizó en el Maradona ídolo que parece ser uno de los escasos enfoques de la historia oficial, sino que la cámara se corrió de ahí para registrar cómo movilizó a quienes se identificaron con sus mensajes de gloria y revindicación de derechos sociales. Y aún en algo aún más relevante: en las múltiples realidades sociales que se juegan en el día a día, en la vida de esas personas que como diría Fito, están "al lado del camino".

"El camino de San Diego", de Carlos Sorín

"La historia del ídolo vista del otro lado, desde el adorador", resume Sorín. Cada uno de los personajes de esta historia aparecen para visibilizar que la utopía "no está en el fin sino en el camino transitado", como expresa Eduardo Galeano. En su viaje, Tati se cruzará con un sacerdote, con la gentileza de quienes deciden acercarlo a su destino, la curiosidad de quienes debaten el parecido de la imagen con el Diego, puestos ambulantes de productos, la indignación o arrogancia de un comerciante que trata de "no laburantes" a la multitud expectante por la salud de Maradona, con un grupo que se encomienda al Gauchito Gil -justamente, un santo definido como tal por su gente, frente a la negativa institucional de la Iglesia católica-, con un camionero brasileño, una manifestación social-laboral, el trabajo sexual y hasta con una persona ciega.

Todo, si bien es una apreciación personal, está atravezado por lo que creemos. Buscamos día a día perseguir algo, un motivo, tal vez donde poner nuestra fe. En la humanidad, la familia, en causas, en un ideal, fe de que un sueño se concrete, de que ese proyecto salga, o siemplemente que algo se nos de. A lo mejor, sea un misterio.

—"¿Querés que te ayude?"— le preguntará a Tati otra de las personas en su travesía: una tía que llevó a su sobrino a la quinta en Moreno donde Maradona se instaló por decisión propia tras anticiparse al alta en la clínica—  "Y si no nos ayudamos entre nosotros...".

"El camino de San Diego"

"A pesar de lo controvertida que es la figura de Maradona como persona no como ídolo deportivo, yo creo que en los peores momentos del país, con la Dictadura, habiendo perdido la Guerra de las Malvinas, en los '80, cuando todo iba mal, el Corralito... la única revancha que acá tenía la gente era Diego, que estaba triunfando en uno de los momentos más altos de su fútbol. Encima mete un gol con la mano a Inglaterra. Pienso que tiene un valor simbólico gigantezco", amplía Sorín.

"Se convirtió en una suerte de dios sucio, el más humano de los dioses", Eduardo Galeano.

Valor que también analizó Galeano, ante la imagen de D10S y las ofrendas que realizaron en vida -como metaforiza la imagen tallada de Tati- y en su despedida ante su partida. Como dijo: "Fue el famosísimo partido contra Inglaterra que convirtió a Maradona en un hombre adorado por los dos goles, no sólo por el digamos 'vituoso', sino por el gol pecador y probablemente más por el pecador que por el virtuoso. Se convirtió en una suerte de dios sucio, el más humano de los dioses".

¿Qué simboliza Maradona en esa santificación popular que se le atribuye? Sorín contesta: "Maradona viene de una extracción muy humilde y una de las cosas que hay que reconocerle absolutamente a Diego es que fue fiel hasta el final siendo de Villa Fiorito, lo que tiene un gran valor". 

"El camino de San Diego", de Carlos Sorín

"De todas maneras, en un país en el que perdimos todos, una figura de Diego que es un triunfador absoluto adquiere un valor simbólico muy grande. Fijate que en Estados Unidos no ocurría eso con Tiger Woods o con Michael Jordan, que son grandes deportistas", complementa.

"Creo que es una revancha. Hemos perdido mucho, durante muchos años y las pocas alegrías que tuvimos tienen que ver con Diego", cierra.

"El camino de San Diego" (2006), protagonizada por Ignacio "Tati" Benítez y elenco, es una película que registró la contracara del ídolo popular; una cámara que fue testigo del fenómeno pero en uno de tantos simpatizantes nativo del monte de un pueblo de Misiones, que como muestra de amor fue a pie y con un sueño, camino a Buenos Aires.

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