ACLARACIÓN: Esta nota puede contener spoilers de Episodio IX.

Si tuviéramos que elegir un tema para esta nueva trilogía de “Star Wars”, sin dudas, la pertenencia es uno de los más explorados. Sobre todo cuando se trata de los jóvenes protagonistas que introdujo “Star Wars: El Despertar de la Fuerza” (Star Wars: Episode VII - The Force Awakens, 2015). Pensemos en Finn (John Boyega), ese niñito de quién sabe dónde, arrebatado de su hogar por la First Order y obligado a convertirse en un stormtrooper. A la primera oportunidad que se le cruza, FN-2187 elige la disidencia y huir lo más lejos que puede, hasta que se cruza con Poe (Oscar Isaac), Rey (Daisy Ridley) y una Resistencia que necesita de toda la ayuda. A regañadientes, termina encontrando su propósito con esta banda de rebeldes que no siempre se enfrentan a una victoria segura.

El camino de Rey no es tan diferente. La chatarrera de Jakku tampoco tiene claro su origen y permanece en un planeta inhóspito a la espera de unos padres que, sabemos, nunca van a volver. “Star Wars: Los Últimos Jedi” (Star Wars: Episode VIII - The Last Jedi, 2017) le quiere explicar que ese apellido faltante no importa y que su camino de descubrimiento (y su conexión con la Fuerza) va más allá de una familia o un pedigrí. En Star Wars, la familia se puede elegir y ella opta por este grupo variopinto de sobrevivientes por los que vale la pena luchar y hasta entregar su propia vida. Su meta no cambia cuando “Star Wars: El Ascenso de Skywalker” (Star Wars: Episode IX - The Rise of Skywalker, 2019) la transforma en la nieta perdida del ex emperador Palpatine (Ian McDiarmid), el Sith más poderoso que conoció la galaxia.

A Rey (como a Luke) le toca luchar con este pesado legado, ahuyentar al Lado Oscuro y decidir si quiere seguir por el camino de la luz y las enseñanzas de los Jedi que la precedieron. Al final de la saga de Skywalker, la chica lo entrega todo en nombre de la libertad y esa familia adoptiva conocida como la Resistencia, auxiliando a Kylo Ren (Adam Driver) en su redención, como bien lo supo hacer su maestro con Darth Vader. Sabiendo quién es, conociendo el trágico destino de sus padres y cargando con un apellido no muy bien visto en épocas de democracia, Rey vuelve a elegir bautizándose como sus mentores y consejeros (Luke y Leia) porque ya no quiere ser ‘nadie’.

Su camino del héroe la trajo hasta acá -aunque haya tenido algunos baches-, pero su historia, como la de muchos de los nuevos personajes de esta trilogía, parece terminar con los Skywalker. Teníamos el presentimiento que esta nueva tanda de películas iba a expandir el universo creado por George Lucas en 1977. Los viejos protagonistas le iban a dar lugar a esta generación más joven y, a partir de ahí, construir algo diferente, pero no fue tan así. Ambos ‘linajes’ se fueron retroalimentando en beneficio de una trama que no siempre estuvo muy segura de lo que quería contar, de ahí, gran parte de nuestra desilusión.

La historia de Rey, Kylo, Finn y Poe terminó siendo la de Leia, Luke y Han en sus últimas horas. Nadie dice que esté mal, pero nos queda la duda de si era realmente necesario. Hasta las precuelas, con todos sus puntos bajos, se atrevieron a contar otra parte de este relato, lo que demuestra que (más allá de las ideas de Lucas) no siempre hubo un plan concreto para estas continuaciones. Ahora que la galaxia vuelve a celebrar la libertad, con ewoks incluidos: ¿qué va a pasar con Rey? ¿Se dedicará a buscar niñitos sensibles a la Fuerza y entrenarlos por las dudas? Finn ya no parece tener ningún propósito, ¿saldrá en busca de su propio origen? A Poe le queda el papel de líder heredado de su general, pero no tenemos en claro si aprendió de todos esos errores. El único que logró completar su ‘ciclo’ fue Ben Solo, un personaje plagado de matices que se merecía un desarrollo más puntilloso, aunque su final haya sido inevitable.

Lucasfilm ya no piensa invertir en nuevas trilogías (eso dicen), pero algunas de estas historias inconclusas podrían tener su continuación en algún spin off o serie televisiva para Disney+. Claro que esto es pura especulación de nuestra parte, pero nadie discute que todavía hay mucho por saber y por contar en esta galaxia muy, muy lejana.