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C. Tangana dio un show cinematográfico que desparramó originalidad, elegancia y sensualidad

Antón Álvarez, conocido claro como C. Tangana, estuvo este martes presentando "Sin cantar ni afinar Tour", el primero de sus dos shows en la ciudad de Buenos Aires. Con un espectáculo hipnótico y más de 30 músicos en escena que además también oficiaron de actores, el show dejó la vara altísima en un recital que realmente, no hay que perderse.

C. Tangana dio un show cinematográfico que desparramó originalidad, elegancia y sensualidad
Foto: Maximiliano Díaz.

¿Cómo describir las sensaciones y la sorpresa que genera un espectáculo, donde entre tantos vistos durante este año (es que el 2022 ha estado en lo más alto si de recitales se trata ya sean nacionales e internacionales), donde el asombro genuino y el encantamiento surgen repentinamente cuando un artista supera expectativas?

Quizás la tarea más difícil sea esa, poder poner palabras y adjetivos a esas sensaciones, poder transmitir lo que se sintió ya sea para quienes no pudieron estar presentes o para aquellos que quieran revivir ese momento. Haré el intento en esta nota desde mi experiencia.

Foto: Maximiliano Díaz.

Lo de este martes a la noche en el estadio de Villa Crespo con Antón Álvarez, conocido claro como C. Tangana presentando "Sin cantar ni afinar Tour" realmente fue hipnótico.

Esta es la cuarta vez que el artista llega a nuestro país. Pisó la tierra argenta por primera vez en 2017 como parte del Festival Sónar, y luego regresó como parte de la edición 2019 de Lollapalooza Argentina. Ese mismo año, volvió como parte de la segunda edición de Buenos Aires Trap, donde compartió line up con Duki, Neo Pistea, Nicki Nicole, Ca7riel y Paco Amoroso, entre otros.

Pero el trap de C.Tangana era diferente, inteligente e iba más allá de las letras del mainstream. Sin perder la esencia, sus letras desde los comienzos exploraban temas nuevos, con influencias distintas y cierto existencialismo. Su interés y estudios sobre filosofía, pueden acercar un poco a ello y esto se demostró en la evolución que tuvo su música durante estos años en cuanto a composición y más que nada en la exploración y mixtura de diversos géneros.

Fue así que en la noche de este martes, una propuesta escénica digna de una película de los años 50, una sobremesa de más de 30 con trompetas, violines, guitarras y músicos y voces distinguidísimas que no solo abanderaron a Puchito, se lucieron con una performance digna de un viaje de sentidos: bailar con el calor de una bachata, la nostalgia de un bolero, el agite del trap, la energía del rock, la fina salsa cubana, y la reivindicación de las raíces flamencas hicieron de la primera noche de sus dos presentaciones, una ovación unánime por parte de todo el público por demás eufórico.

Foto: Maximiliano Díaz.

Con un Puchito elocuente, sexy, refinado y con estilo y elegancia, el montaje del espectáculo no solo sucedió en el escenario. Con una pantalla gigante cual cine y una cámara que seguía los pasos de Tangana, la experiencia parecía ser la de estar presenciando en vivo la grabación de un videoclip, y además, ser parte.

Por momentos, con situaciones guionadas pero no por eso forzadas, en el bar/cantina montado en el escenario, las y los músicos oficiaron de intérpretes actorales en cada una de las canciones. Un camarero que proveía de tragos a sus anfitriones, fue el cómplice del cantante y acompañó cada una de las canciones como si todo transcurriera en una de esas noches de copas y excesos cual película hollywoodense.

Foto: Maximiliano Díaz.

Pero quizá lo más impactante del show es que no fue solo un recital musical, sino que fue una experiencia donde se contó una historia de principio a fin, y sus actores/músicos dejaron todo para que así sucediera en la sobremesa madrileña que recreó el Tiny Desk que fue estrenado en febrero. Lujo visual y sonoro. La estrella fue su último álbum "El Madrileño", pero no faltaron clásicos del resto de su discografía.

Hubo desparpajo de talento con la presencia de Nathy Peluso, la invitada de la noche, con la que cantaron “Ateo” a dúo, mientras recibían la ovación de todo el estadio ante el baile sensual de ambos. Y para seguir con las colaboraciones locales, ¿quién te dice que esta noche se aparezca "El Salmón" para hacer "Hong Kong"? Además, hubo otro momento especial, cuando entonó el cover “No estamos locos” de Gipsy Kings, mixeada con “Mala, malita” de La Hungara.

Sus éxitos como “Cambia!” o “Comerte entera”, “Yelo”, “Nominao”, “Me maten”, “Ingobernable”, "Muriendo de envidia", "Los Tontos", "Tranquilísimo" y "Nunca Estoy" son solo algunos de sus 28 hits que sonaron y fueron fiesta.

Y si de clásicos populares se trata, como dijo el mismo madrileño: "Esta canción me gusta ponerla a las 4 de la mañana cuando todos están borrachos" y comenzaron a sonar las trompetas del inconfundible "Suavemente" de Elvis Crespo ¿quién no baila ante ese hitazo?

Otra joya acompañada por la increíble banda de trompetas, trombones, violines y las bellísimas guitarras españolas, entre otros instrumentos, fue cuando sonó con delicadeza "Sabor a mí", el bolero de 1959 del compositor y cantante mexicano Álvaro Carrillo, popularizada también por ejemplo en voz de Luis Miguel. Por favor qué momentazo.

"Sin cantar ni afinar Tour", es un show donde nada está librado al azar pero que fluye de manera armoniosa y espontánea. Una fiesta donde el anfitrión Tangana y compañía ponen en escena un show diferente, interactivo constantemente con el público pero también descomunal para lo que quizá estamos acostumbrados en cuanto a puestas estéticas y escénicas. 

Y así fue que el final se aproximó con “Skit Flamenco”, “Un veneno” y “Al di lá”. Con la pantalla presentando la lista de músicos y equipos de producción como se muestra el reparto de una película al final de un film. El adiós, era inminente. 

Y en las palabras de Puchito: “Nunca me deje de querer Buenos Aires”, el recital coronó una noche que dejó a más de uno con ganas de más, pero con el placer máximo de haber bailado todo aquello que quedó pendiente desde que se bajó del line up del Lollapalooza de este año. Ahora entendemos que qué bueno que haya sido así, porque este espectáculo se merece el protagonismo absoluto. Las revanchas siempre tienen su oportunidad, y esta, dejó la vara altísima.

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