Cada invierno, el Virus Sincicial Respiratorio (VSR) aumenta su incidencia en la población y provoca una patología clásica y muy común en la mayoría de las personas: un resfrío leve que, además de sus típicos síntomas, no genera grandes molestias ni tiene mayores consecuencias. Sin embargo, esta situación es diferente para dos grandes grupos de personas en las cuales sufrir una infección por VSR puede ser la causa de un problema de salud grave: los bebés recién nacidos, los adultos mayores y las personas con alguna enfermedad inmunológica compleja.

En estos casos, una infección por VSR puede dejar de ser una molestia menor para convertirse en la causa de una infección pulmonar grave que puede llevar a  la muerte. En la infancia, aquellos que padecieron una bronquiolitis por este virus tienen más riesgo de padecer episodios asmáticos. Contra este virus no hay, aún, una vacuna preventiva aprobada en Argentina.  

El VSR y la bronquiolitis 

Los expertos en salud pública advierten que la bronquiolitis es hoy la principal causa de infecciones respiratorias agudas en menores de 2 años. Se trata de una enfermedad infecciosa y la acción del virus lo que hace es generar una reacción inflamatoria de la vía aérea inferior que se manifiesta en una obstrucción de la vía aérea pequeña.  

Según datos publicados por la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), en el año 2019 se registraron 249.860 casos de bronquiolitis. De esos, alrededor del 10% puede requerir de una internación; mientras que la tasa de letalidad en niños internados por bronquiolitis asciende al 1%. Para completar este complejo  panorama, se sabe que el virus VSR es el agente viral más frecuentemente asociado a estos casos (el 62 % en pacientes internados en 2019).  

El VSR no solo es un problema de Argentina. En Estados Unidos se estima que, cada año, unos 58.000 niños menores de 5 años son hospitalizados por infecciones con VSR. En cuanto a los adultos, se estima que en dicho país entre 60 mil y 120 mil adultos mayores deben ser hospitalizados y entre 6 mil y 10 mil fallecen debido a estas infecciones. 

El contagio es muy simple 

La bronquiolitis es una enfermedad de muy fácil contagio y se transmite de persona a persona por el contacto directo con secreciones nasales. Suele ocurrir que los adultos y los niños mayores actúan como reservorios de estos patógenos y cuando lo sufren suele expresarse como un simple resfriado. Sin embargo, entre los recién nacidos, que tienen su sistema inmune aún en desarrollo, la situación puede ser muy diferente. Por eso resulta fundamental no descuidarse y estar muy atentos a los síntomas para no retrasar la consulta con el pediatra; entre los que se incluyen tos, agitación, dificultad respiratoria, fiebre o febrícula, signos de obstrucción bronquial (sibilancias), rechazo a la comida y apneas.

Grupos de riesgo

Es importante recordar que las personas que integran los grupos de riesgo para el desarrollo de una bronquiolitis son los nacidos prematuros de alto riesgo, los pacientes con afecciones pulmonares y los niños con cardiopatías congénitas. Estos pacientes tienen entre 4 y 5 veces más probabilidades de necesitar ser hospitalizados  por esta afección respiratoria que el resto de los chicos. 

“Durante el 2021 en Argentina prácticamente no se registraron casos de bronquiolitis, salvo un pequeño brote. Pero este invierno, ante un panorama epidemiológico que nos muestra un fuerte retroceso en los casos de coronavirus en todo el mundo, es esperable que vuelva a registrarse un aumento de casos de bronquiolitis asociados a VSR. Buscando prevenirlos al máximo posible se instrumentaron políticas de vigilancia activa que nos permiten detectar de manera temprana la irrupción del virus sincicial y colaborar en la prevención del riesgo de casos graves”, comentó la infectóloga Ángela Gentile, jefa de Epidemiología del Hospital de Niños “Ricardo Gutiérrez”. 

Prevención de infecciones 

La destacada infectóloga pediátrica también comentó cuales son las conductas básicas que ayudan a las personas a reducir su exposición al VSR y prevenir posibles complicaciones: "Básicamente, habría que mantener los mismos hábitos que adquirimos durante la pasada pandemia y que sirven para disminuir todo tipo de contagios virales y bacteriales". Esto es: lavarse frecuentemente las manos con agua y jabón, usar alcohol en gel, mantener al niño alejado de personas que estén enfermas y muestren signos de resfrío y/o fiebre, evitar que entre en contacto con objetos que pudieran estar contaminados (juguetes, por ejemplo), ventilar frecuentemente los ambientes de la casa; si es posible, no enviar al niño a guarderías en los primeros meses de vida y en el caso de que concurra, no deberá asistir mientras curse alguna enfermedad; evitar el humo, en especial del tabaco, que aumenta la posibilidad de enfermar, mantener la lactancia materna en forma prolongada, cubrirse la nariz y la boca al toser o estornudar, y tener el calendario de vacunación completo.