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Cine y series

El feminismo como protagonista del cine de Greta Gerwig: de “Lady Bird” a “Barbie”

Durante la última década, Greta Gerwig se destacó como una artista multifacética: directora, guionista y actriz. Su influencia trascendió las pantallas, brindando una nueva perspectiva al empoderamiento femenino en la industria cinematográfica.

El feminismo como protagonista del cine de Greta Gerwig: de “Lady Bird” a “Barbie”
El feminismo a través del cine de Greta Gerwig (The New York Times Jody Rogac)

En un escenario donde las luces de Hollywood no siempre brillan con la misma intensidad para las mujeres, Greta Gerwig se posiciona como una figura emblemática del feminismo. Adoptando el activismo a su lenguaje natural, la cinematografía, la directora logró consolidarse como una promotora inalcanzable de la representación femenina en la pantalla grande. Con personajes complejos y llenos de matices, sus películas demuestran que las historias basadas en mujeres pueden ser poderosas y globalmente resonantes.

Así como Alighieri deliraba con la visión celestial de Beatriz y John Lennon estaba cautivado por el magnetismo de Yoko Ono, Gerwig encuentra en el género femenino una fuente inagotable de inspiración y empoderamiento. Busca trascender las fronteras culturales y sociales para capturar la diversidad y dificultad de la experiencia femenina en todas sus formas. Para Greta, las mujeres son mucho más que simples historias. Son guerreras, soñadoras, rebeldes y luchadoras.

El cine como vehículo de expresión

La directora nació en Sacramento, California, un 4 de agosto de 1983. Su viaje hacia la grandeza no fue una típica escena romántica. Creció en un entorno lleno de música y arte, sintiendo el influjo de la creatividad desde muy chica. Pero fue en la Universidad de Barnard, donde estudió Filosofía e Inglés, que Gerwig comenzó a tejer los hilos de su narrativa.

Una vez graduada de la universidad, empezó a indagar en el mundo del cine independiente. La por entonces, poco conocida por la directora que es hoy, inició a pulir su nombre como actríz en películas que le valieron respeto y halagos de la crítica, como "Greenberg" (2010) y "Damsels in Distress" (2011). En el año 2012 dio un salto a la fama al coescribir y protagonizar "Frances Ha". La película, dirigida por su actual pareja Noah Baumbach, no sólo se convirtió en un éxito, sino que también la catapultó al tope de la escena del cine indie.

A partir de este filme, la relación de Greta con el feminismo comenzó a ser cada vez más evidente. El personaje de Frances es un reflejo del espíritu de una joven moderna: guerrera, fantasiosa y, a veces, incómodamente real. No es un estereotipo, sino una representación auténtica y matizada de lo que significa ser mujer en la sociedad actual. Su camino no siempre es claro, pero su perseverancia y autenticidad la convierten en una heroína para aquellos que buscan encontrar su lugar en el mundo.

Su deseo de contar historias desde su propia perspectiva la llevó a incursionar en la dirección del séptimo arte. Y tan solo seis años más tarde, Gerwig se convirtió en la quinta mujer en 90 años de los Premios Oscar en ser nominada a mejor dirección, por “Lady Bird” (2017). Fue mucho más que una película para, la ahora sí, filmmaker. Significó un viaje íntimo y una oportunidad para dar voz a su propia experiencia y visión.

La producción resultó ser como una especie de espejo de las mujeres “de la vida real”.  En una avalancha de emociones, transmite el significado de la autoaceptación y la valentía de perseguir los sueños sin importar los obstáculos. La protagonista se rebela contra las expectativas impuestas y abraza su individualidad, en una crítica hacia las normas sociales.

Explora las relaciones madre e hija de manera auténtica y reflexiva. Presenta esta compleja dinámica con sensibilidad, mostrando que los lazos pueden ser a la misma vez desafiantes y amorosos. Es un tributo a la fuerza y la resiliencia del género femenino, incluso en medio de las adversidades.

El compromiso inquebrantable con la representación y el empoderamiento femenino de la cineasta también se vio entre bastidores. Detrás del fenómeno, que hoy se destaca como uno de los debuts más trascendentales en la historia del cine de Hollywood, se encuentran tres mujeres fundamentales, además del indiscutible talento de Gerwig. La directora de arte Evelyn O'Neill y las actrices protagonistas del film, Saoirse Ronan y Laurie Metcalf, desempeñaron un papel crucial en la relevancia de la cinta.

Ese encuentro con la dirección, además de darle identidad, le permitió reversionar “Mujercitas”, la novela atemporal de Louisa May Alcott, en 2019. En un juego con el tiempo y el espacio, alternando entre el pasado y el presente, Gerwig experimenta la evolución de las hermanas March con una mirada feminista. A cada una le otorga su propia voz y aspiraciones en una época donde las expectativas femeninas eran limitadas.

Desde la ambición y la independencia de Jo (Saoirse Ronan), hasta la sensibilidad y el altruismo de Beth (Eliza Scanlen), cada personaje representa una expresión única de la femineidad. El filme también profundiza en las relaciones entre las mujeres, destacando la importancia del apoyo mutuo y la sororidad. La complicidad y la forma en que se enfrentan juntas a los desafíos de la vida realzan la fortaleza y el poder de la unión.

“Barbie”, una invitación a la reflexión

La pluma de Gerwig se convirtió en una herramienta poderosa para expresar sus opiniones sobre la sociedad. Pero fue en su última película, donde las críticas y el humor se entrelazaron, que logró crear su obra más controversial: “Barbie” (2023). A través de un mundo donde las mujeres ocupan cargos gubernamentales, donde la celulitis no existe y donde todo, absolutamente todo, es color rosa, la directora enfrenta los principales problemas de género.

Greta demuestra una maestría absoluta en el arte de darle al espectador aquello que seguramente espera de su parte, aunque no del modo en que se lo espera. El personaje de Barbie, encarnado por Margot Robbie, refleja el dolor sincero de toda mujer. En un choque con la realidad, la protagonista descubre lo que es ser cosificada, sexualizada e invisibilizada. Una obra que se convierte en una puerta a las experiencias personales de las mujeres. Quizás, ninguna otra película, logre capturar de manera tan magistral la esencia de Gerwig como directora feminista.

Las tres películas reafirman por sí solas que las cámaras de Gerwig no capturan únicamente “escenas bonitas”. El feminismo en su cine no se esconde detrás de una mera etiqueta o estrategia comercial. Defiende la inclusión y la diversidad en todas las etapas de la producción cinematográfica, desde la creación de equipos hasta la selección de historias. Es una fuerza impulsora en la creación de un cine más diverso y representativo.

Greta Gerwig deja en claro una conciencia contundente acerca de la relevancia de dar voz a las mujeres. Su enfoque humanista desdibuja las líneas que dividen a las personas y, en cambio, abraza sus intersecciones. En un mundo donde la realidad a menudo se reduce a estereotipos planos, la cineasta nos regala personajes que viven, evolucionan y son, por sobre todas las cosas, verídicos.

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