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Mega DNU: ¿En qué afecta a las mujeres?

En esta nota un análisis con dos especialistas para entender qué pasa si el Decreto de Necesidad y Urgencia se aprueba y en qué modificaría la vida de las feminidades y disidencias. 

Mega DNU: ¿En qué afecta a las mujeres?

El Mega DNU emitido por el flamante presidente Javier Milei causó estragos en una sociedad conmovida por la crisis económica. Aunque el Decreto debe primero ser aprobado de forma completa por las dos cámaras, la posible reforma laboral, la privatización del suelo, la modificación de leyes claves para garantizar autonomía y derechos humanos están en peligro.

De los 300 puntos sólo dos de ellos abordan de forma explícita cambios en las políticas públicas actuales respecto a los derechos de las mujeres. Esa poca presencia en este primer decreto es un dato en sí mismo ya que además la mujer figura sólo cuando se abordan dos cuestiones: la maternidad y las tareas del hogar.

Para entender de qué van y cuáles son las implicancias económicas del sector más pobre de la población, charlé con la periodista experta en economía, Estefanía Pozzo y con la analista política Rocío Criado.  


ANTE TODO MADRES

Es evidente que las únicas implicancias están relacionadas directamente con dos roles históricamente asignados a las mujeres en el ámbito social. El embarazo y las responsabilidades de limpieza en el hogar son dos aspectos en los que el género está involucrado, y fueron tradicionalmente los roles que las mujeres desempeñaron en la estructura familiar y social.

Estructura que se mantiene y se intenta reforzar desde La libertad Avanza, flamante gobierno que creó a la Secretaría de Niñez y Familia como uno de los pilares del nuevo Ministerio de Capital Humano.

El DNU que modifica las licencias por maternidad dice lo siguiente: “Queda prohibido el trabajo del personal femenino o persona gestante durante los cuarenta y cinco (45) días anteriores al parto y hasta cuarenta y cinco (45) días después del mismo. Sin embargo, la persona interesada podrá optar por que se le reduzca la licencia anterior al parto, que en tal caso no podrá ser inferior a diez (10) días; el resto del período total de licencia se acumulará al período de descanso posterior al parto. En caso de nacimiento pre-término se acumulará al descanso posterior todo el lapso de licencia que no se hubiere gozado antes del parto, de modo de completar los noventa (90) días. La trabajadora o persona gestante deberá comunicar fehacientemente su embarazo al empleador, con presentación de certificado médico en el que conste la fecha presunta del parto, o requerir su comprobación por el empleador”.

La modificación implica sólo un cambio: en vez de tomarte licencia 30 días antes del parto, podés elegir trabajar hasta 10 días antes. Luego, esos días que no se usaron, se acumulan y se recuperan durante el posparto.

En principio esta formalidad fue bien recibida ya que muchas personas gestantes tendrán la posibilidad de pasar más tiempo con sus hijos e hijas después del nacimiento y no antes, pero para Estefanía Pozzo, lo que parecía “una buena” puede llegar a ser un nuevo problema de precarización laboral.  

“En el momento no me parecía que era regresivo, al contrario, pero hablando con una referente sindical apuntó que puede haber algunas trabajadoras a las que sus patrones las obliguen a realizar su trabajo hasta los 10 días antes de la fecha de parto y eso sí es una complicación. Ojalá que eso no pase, pero puede ser muy negativo”, sostiene.

Aunque la modificación que se sugiere es de carácter opcional para la trabajadora, existe la posibilidad de que se ejerza presión para que, estando embarazada, opte por permanecer más tiempo en el trabajo en cualquier situación y bajo cualquier circunstancia.

LA LIMPIEZA, EL MERCADO INVISIBLE

De todos los puntos del nutrido DNU que busca como objetivo principal desregular la economía, las indemnizaciones son uno de los campos más resbalosos y peligrosos para los y las trabajadoras.

El decreto indica que se eliminarían las multas a quienes no registren a sus trabajadores. En definitiva, este punto da rienda suelta a un mercado laboral sin regulación estatal y trabajadores y trabajadoras sin protección, obra social, aportes ni derechos.

Nada que las trabajadoras de casas particulares no sepan. Este rubro es uno de los más feminizados, más pobres y menos regulados de nuestro país. Más del 90% de las trabajadoras de casas particulares son mujeres y sólo el 30% está fuera de la informalidad.

Si bien el anterior gobierno tuvo la voluntad de accionar políticas públicas para empujar a que los y las empleadoras registren a sus trabajadoras, el plan “Registradas” no logró modificar la problemática cifra de trabajo informal de este rubro.    

“Es completamente regresivo y abusivo la quita de las multas y son las trabajadoras domésticas quienes más lo sufrirán. Es el rubro en el que existe más fraude laboral de todos los rubros y si le quitan la posibilidad de esas multas, la desprotección para este sector es total”, reflexiona Pozzo. 



LA MATERNIDAD, EL CLAUSTRO Y LA POBREZA
 


Para la autora Simone de Beauvoir el útero es el principal problema social de la mujer. Es una lectura simple para su obra compleja pero real si pensamos en los conflictos modernos que atraviesa el género. La maternidad es la cuestión histórica que modifica, pausa o conflictúa entre otras cosas nuestra inserción en el mercado laboral.

La búsqueda de políticas que obliguen a las empresas a generar espacios maternales o a incluir a la maternidad como una posibilidad peligran. Si bien desde el ex Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad se intentó aplicarlas, la poca transversalidad lograda fue un problema.

Para Rocio Criado, si bien el análisis va más allá de este nuevo DNU, los problemas que generará afectarán sobre todo y de forma directa al bolsillo de las trabajadoras. “En términos generales nos termina perjudicando muchísimo a las mujeres y a la comunidad LGBTQ básicamente por el contexto. Venimos de una crisis y momentos muy duros, de una situación económica muy frágil ya previa al gobierno de Javier Milei y en ese sentido nosotras estamos en esa primera línea de fuego. Bueno, ya estando ahí la situación se agrava. Este gobierno llega con un mensaje anti perspectiva de género, sumado con lo más preocupante de todo que es un modelo de ajuste feroz que nos afecta más profundamente a nosotras”, sostiene la especialista.

El desafío del ex Ministerio de las Mujeres fue en su momento ejercer espacios de debate y planes a corto y largo plazo para achicar la brecha de desigualdad y a su vez articular con las distintas carteras para lograr un plan de acción efectivo. Así como la Educación Sexual Integral debe ser transversal a todas las materias, lo mismo sucede con la perspectiva de género.

La desigualdad no sucede sólo en un ámbito en particular, la brecha se encuentra en todos los espacios en donde las mujeres y feminidades interactuamos como seres sociales. Las dificultades y cortocircuitos respecto a las cuestiones de género intervienen en el ámbito del trabajo pero también en las escuelas, en los grupos de amigos, en las casas, en los vínculos, en la historia, en la música, en el deporte, en el arte.

“La clave es entender que las políticas públicas en general se tienen que pensar de forma transversal a todas las áreas y sobre todo al área económica que es un poco la base de todas las desigualdades. Tener un ministerio general estaba buenísimo pero me parece más importante que la perspectiva esté en todas las áreas. Y por eso es lo más grave este decreto porque es un gobierno que ni siquiera da lugar a pensar en la brecha, incluso algunos dirigentes del gobierno de Milei la niegan, por lo cual, si vos negás una realidad, ¿cómo vas a legislar sobre esa realidad?”, se pregunta capciosa. 

La feminización de la pobreza es un concepto comprobado que indica que, alrededor del mundo y por distintos factores, tanto económicos, políticos y sociales, son las mujeres quienes lideran los números de indigencia y pobreza más grandes. Según un estudio de ONU Mujeres sobre la igualdad de género en la agenda 2030 para el desarrollo sostenible, para 2014 se estimaba que por cada 100 hombres de los hogares más pobres, había 155,3 mujeres, es decir, más del 50%.

Sin tener en cuenta estos factores, la lucha contra la desigualdad se aleja de los objetivos claros de destruírla y se acerca cada vez más a una disparidad imposible de eliminar.  “Lo que más me asusta es la negación de la situación de vulnerabilidad en la que viven las mujeres. Porque si vos no tenés un buen diagnóstico, no vas a poder tomar las medidas correspondientes”, finaliza Criado.  

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