Como cada 15 de septiembre se conmemora el Día Mundial del Linfoma, con el fin de concientizar a la sociedad sobre este tipo de cáncer poco conocido que se estima que en el país afecta a unas 9.000 personas. Representan el 4% de la incidencia de todos los cánceres. 
El linfoma es un crecimiento anormal de células que se desarrolla en el sistema linfático.

Estos ganglios se distribuyen en grupos por todo el cuerpo: axilas, ingles, cuello, tórax y abdomen. También hay tejido linfático en otros órganos, como las amígdalas, el tubo digestivo, el bazo, el timo y la médula ósea. La mayoría de los ganglios linfáticos agrandados son normalmente una reacción a infecciones y no a un Linfoma. 

El médico puede sospechar de un linfoma al encontrar ganglios agrandados durante un examen físico o por una prueba de diagnóstico por imagen. 

Si bien se ignora por qué aparece un linfoma, su origen se ha relacionado con factores ambientales y con ciertos productos tóxicos, aunque no se ha demostrado una relación directa con ninguno de ellos. 

Las personas con un déficit en la inmunidad, tanto congénito como adquirido (por el virus del SIDA, en pacientes receptores de un trasplante de órganos, etc.), presentan un mayor riesgo de que les aparezca un linfoma.

Los linfomas pueden ser de Hodgkin (incidencia poco frecuente) o No Hodgkin (más frecuente). Los últimos, además, se dividen en 30 subtipos diferentes.

Según la velocidad de crecimiento tumoral pueden ser de Indolente o de bajo grado, donde las células tumorales se dividen y multiplican lentamente, lo cual dificulta el diagnóstico inicial; o Agresivo o de alto grado, donde las células tumorales se dividen y multiplican rápidamente.

En el último caso, si el paciente no recibe tratamiento a tiempo, la enfermedad puede resultar mortal. 

La frecuencia de los linfomas foliculares y de células B grandes son los dos tipos más comunes y representan el 50 por ciento. Es fundamental determinar las características y estadificación porque de ello depende el tratamiento y la obtención de resultados favorables para curarlo.

Los síntomas del Linfoma de Hodkin son hinchazón sin dolor de los ganglios linfáticos. Otros síntomas incluyen fiebre, sudor nocturno, pérdida de peso y picazón. Los pacientes pueden experimentar dolor en los ganglios linfáticos después de beber alcohol, un síntoma raro pero distintivo en el linfoma de Hodgkin. El bazo también podrá a aumentar de tamaño. 

Para su diagnóstico requiere la biopsia de un ganglio linfático afectado u otro sitio afectado.

El uso del inmunofenotipo puede ayudar a distinguir el linfoma de Hodgkin de otros tipos de linfomas o de otras reacciones de los ganglios linfáticos que no son cancerosos. 

En el caso de El Linfoma No Hodkin, los síntomas son agrandamiento de los ganglios linfáticos del cuello, de la axila o la ingle. Con menos frecuencia, extranodales, anillos de waldeyer. Los pacientes pueden tener fiebre, sudor nocturno, fatiga inexplicable, pérdida de apetito o de peso. Examen médico: bazo agrandado.

En algunos casos, la enfermedad sólo puede descubrirse durante un examen médico de "rutina" o mientras el paciente está bajo atención por una enfermedad distinta.