Ir al contenido
Logo
Salud #Salud

Emociones y Mindful Eating en tiempos de cuarentena

¿Qué pasa por nuestra mente en estos tiempos de aislamiento? ¿Comemos más al estar todo el día en casa y cerca de la cocina? ¿Nos sentimos más ansiosos y buscamos tranquilidad en la comida? ¿Estamos trabajando en la computadora mientras comemos? ¿O de repente el horario de desayuno, almuerzo, merienda y cena pasó a ser bajo presión frente a la pantalla?
 

Emociones y Mindful Eating en tiempos de cuarentena

Antes de comenzar a contestar esas preguntas, ameritan algunas aclaraciones. No solo comemos por hambre, porque comer es un acto complejo que depende también de los requerimientos energéticos y de factores como nuestros estados emocionales.

Sucede que el cuerpo tiene memoria y recuerda aquello que en algún momento nos dio placer. Cuando comemos ciertos alimentos puede que aumenten nuestros niveles de dopamina, la sustancia mensajera del placer, la misma que provoca que volvamos a comer eso que nos generó bienestar. 

También pasa que en el general de nuestros día comemos de forma automática, sin prestar atención, sin estar presentes. Comemos parados, en el auto, en el transporte público. Las comidas principales pasan a segundo plano. Pero hoy estamos aquietados. Si bien muchos seguimos trabajando, nos movilizamos menos, tenemos más tiempo libre, señalan la Licenciada Luisina Pelaez (MN 8219-MP 3448), Nutricionista y la Dra. Virginia Ortega (MN 137483 MP 231102), Médica nutricionista del staff de CRENYF.

O quizás te está ocurriendo lo opuesto y el cambio a un trabajo online te generó mayor demanda y un menor tiempo libre, incluso menos que antes. Si este es tu caso, quizás sea un buen momento para parar unos minutos y replantearte que si esta situación prosigue, sería ideal que puedas establecer horarios de pausa para comer tranquilo y fuera de la pantalla. De esta forma evitamos la ingesta automática que en muchos pacientes está generando mayor volumen ingerido o mayor cantidad de molestias y síntomas digestivos como distensión abdominal, náuseas, acidez, alteración del ritmo evacuatorio, etc.

De todos modos, podemos encontrar la forma de ver que esta situación actual, como cualquier otra situación de adversidad o cambio, puede ser una nueva oportunidad. Y quizás este aislamiento social nos está dando la oportunidad de encontrarnos con nosotros mismos y/o con quienes vivimos y también de encontrarnos con nuestra alimentación desde otro lugar y perspectiva.

¿Por qué? Porque puede ser que, al tener más tiempo, nos demos también el lugar para estar en la cocina y preparar la comida con amor, como también permitirnos sentarnos en la mesa y comer tranquilos, despacio, algo que veníamos abandonando.

El hecho de no poder salir con tanta frecuencia a hacer las compras también nos permite hacer una pausa para pensar y organizar la lista de compras, no comprar de más, o mismo cocinar con lo que hay en casa, realizar nuevas recetas, buscar otras alternativas que rindan y además que sean económicas.

Estamos aislados físicamente, pero muy unidos a través de la tecnología. La conciencia sobre la salud aumentó y muchos consultantes tienen curiosidad sobre cómo aumentar sus defensas a través de la alimentación. Estar en casa tanto tiempo puede resultar complicado, pero podemos transformarlo en un momento muy valioso para cambiar aquellos hábitos que no son del todo saludables y pueden afectar nuestra salud, pero con paciencia y flexibilidad ya que estamos transitando un momento distinto a todos los que conocemos.

Algo que estan sugiriendo las licenciadas es la práctica de Mindful Eating. ¿Qué significa esto? Se basa en prestar atención plena a la alimentación y a las señales que nos brinda nuestro cuerpo. Esta práctica nos ayuda a tomar consciencia de todos nuestros patrones alimentarios: cómo como, dónde, cuándo, cuánto; nos permite regular las emociones y conectarnos con lo que sentimos y con los alimentos que consumimos. En simples palabras es comenzar a estar más consciente de lo que comemos y por qué comemos ¿Es hambre real o emocional? Y acá está el desafío.

Es bueno que podamos saber que esto nos está ocurriendo a todos, de una forma u otra, manifestándolo, comiendo de más o comiendo de menos, con síntomas o sin síntomas, pero todos haciendo un gran esfuerzo por adaptarnos. No hay que castigarse por sentirse más ansioso o con miedo, focalicemos nuestra atención en tener una mirada amorosa con nuestro organismo que hoy más que nunca nos está permitiendo dar batalla a este virus. Hoy más que nunca, nuestra mirada tiene que apuntar a nuestro interior, a sentirnos fuertes, a revalorizar todo el esfuerzo que se está poniendo para adaptarse a esta situación distinta y no en ideales de belleza, ni en esas rutinas que parecen ser mágicas y revitalizadoras en sólo unos días.

Algunas sugerencias para que se pueda poner en marcha esta práctica y controlar la ansiedad mientras dure el aislamiento, siempre teniendo en cuenta que ésta es una situación totalmente atípica y que eso ya de por sí genera mayor ansiedad.

  • Fijar horarios para las comidas, recordando que también es importante ser flexible en algunos momentos. Quizás haya días que podamos dormir un rato más, y eso ayudará a estar más descansados y luego tratar de seguir los horarios propuestos.
  • Cortar los alimentos en pequeñas partes.
  • Saborear cada una de sus partes y disfrutar ese alimento.
  • Comer despacio. Hacer pausas, volver a escuchar el cuerpo.
  • Cuando se sienta hambre o se tenga impulso a comer, llevar la atención al cuerpo, al estómago, explorar las sensaciones físicas del organismo. Llevar la consciencia de la mente al cuerpo. Identificar la sensación y preguntarse: ¿es hambre real? ¿cuánto hambre tengo del 1 al 10? Si se llega a la conclusión que no es hambre real, intentar llevar la atención a la respiración, inhalar y exhalar. Esto calmará esa urgencia, que por algún momento, creímos que era hambre. 
  • Comer por hambre real.
  • Salud

Ultimas Noticias