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¿Qué es la enfermedad de Crohn y por qué se confunde con otras patologías?

Si bien la causa de esta afección es desconocida, se cree que está vinculada a una predisposición genética y un desencadenante ambiental. 

¿Qué es la enfermedad de Crohn y por qué se confunde con otras patologías?
Se cree que está vinculada a una predisposición genética y un desencadenante ambiental.

La enfermedad de Crohn, la cual padecía Sergio Gendler, es considerada una afección poco frecuente que integra el grupo de las llamadas “enfermedades inflamatorias intestinales” (EII).

Diarrea, dolor abdominal, desnutrición, inflamación en la boca, lesiones alrededor del ano y tumores abdominales son algunos de los síntomas asociados con la enfermedad de Crohn.

Si bien la causa de esta afección es desconocida, se cree que está vinculada a una predisposición genética y un desencadenante ambiental, que provoca un proceso inflamatorio, ya que las defensas del cuerpo actúan en contra de los componentes del propio cuerpo, como si fueran elementos extraños (autoinmunidad).

El intestino posee una capa de células (epitelio) que forman una barrera, que debería proteger al organismo del acceso descontrolado de diversos agresores presentes en la luz intestino. Si la permeabilidad está aumentada, se produce una estimulación exagerada del sistema inmunológico, mediado por estímulos que, entre otros, pueden ser generados por microorganismos como bacterias que colonizan el intestino, o bien, componentes de los alimentos que ingerimos, productos químicos industriales, la contaminación ambiental o el tabaquismo.

Como los principales síntomas pueden ser similares a los de otras patologías digestivas funcionales más frecuentes, suelen minimizarse.  Es habitual que la enfermedad inflamatoria intestinal se confunda con el síndrome de intestino irritable -popularmente conocido como "colon irritable"- y por ello, muchas personas optan por  automedicarse o reciben tratamientos equivocados que no controlan sus síntomas sino que los agudizan.

Enfermedades infecciosas, como gastroenteritis (viral o bacteriana), diarrea crónica por parásitos, deposiciones sanguinolentas o incluso trastornos funcionales (más conocido, como síndrome de intestino irritable) son los diagnósticos desacertados que pueden confundir el cuadro

Señaló la doctora Irma Bauer, médica especialista en gastroenterología y endoscopía, miembro de Endoscopistas Digestivos de Buenos Aires (ENDIBA).

La enfermedad de Crohn puede afectar una o más porciones del intestino delgado, el colon (intestino grueso, con recto comprometido sólo en la mitad de los casos) y raramente otras partes del tubo digestivo, pudiendo intercalarse zonas sanas y lesionadas.

Muchas de las complicaciones pueden prevenirse o revertir con tratamiento y control adecuado.

Además, puede cursar con manifestaciones autoinmunes fuera del tracto gastrointestinal, como en las articulaciones (artritis o dolor), distintas lesiones de la piel, oculares (uveítis, iritis), hepáticas, tromboembólicas y varias más. Estas enfermedades presentan un incremento del número de hospitalizaciones, cirugías y casos de discapacidad, al igual que la necesidad de estudios diagnósticos y controles para el seguimiento.  Muchas de las complicaciones pueden prevenirse o revertir con tratamiento y control adecuado.

Estas enfermedades son orgánicas, no son funcionales, no tienen nada que ver con el síndrome de intestino irritable. Al ser orgánicas hay lesiones detectables en el intestino evidenciables con endoscopías o con biopsias, o en estudios por imágenes

Además tienen síntomas que pueden llegar a ser importantes, convirtiéndolas en potencialmente severas, con potencial aparición de complicaciones o requerimiento de internaciones y cirugías

Aseveró la doctora Alicia Sambuelli, médica gastroenteróloga, coordinadora del Grupo de Trabajo de Enfermedades Inflamatorias Intestinales del Hospital de Gastroenterología ‘Dr. Carlos Bonorino Udaondo’.

Un retraso en el diagnóstico y, por consiguiente, en su tratamiento, puede derivar en complicaciones como anemia, obstrucciones intestinales, infecciones o perforación colónica. En tanto, la falta del seguimiento o el tratamiento subóptimo aumentan el riesgo de cáncer de colon en esta población

Subrayó Bauer, quien precisó que las EII tienen una mayor incidencia entre los 20 y 40 años, y entre los 60 y 80, aunque pueden ser diagnosticados en cualquier etapa de la vida.

Tienen una mayor incidencia entre los 20 y 40 años.

Respecto del tratamiento, Bauer expresó que aún se discute la utilidad de la terapéutica con mesalazina, por lo que “habitualmente se inicia el tratamiento con la terapia con corticoides (inducción de remisión): prednisona y budesonide vía oral. Este último de preferencia en la enfermedad de Crohn localizada en la región íleo cecal”.  En tanto, indicó que el mantenimiento de la remisión se realiza con inmunomoduladores (azatioprina, 6 mercaptopurina y metrotexate) y de acuerdo a la respuesta obtenida puede ser de utilidad la terapéutica con anti TNF (infliximab, adalimumab, certolizumab).

Por último, la gastroenteróloga de ENDIBA destacó que en pacientes con factores de mal pronóstico (tabaquistas, presencia de ulceras profundas, pacientes jóvenes) se sugiere comenzar con los anti TNF.

Solo se indica la cirugía en casos sin respuesta y en las  complicaciones que no responden al tratamiento médico como lo son la hemorragia, la perforación, la obstrucción recurrente sin respuesta a dilatación endoscópica -o cuando ésta no es posible-, los abscesos, la displasia o el cáncer

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