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¿Por qué la “felicidad” es la única cara de las redes sociales?

Nos encontramos insertos en un mundo, me atrevo a decir, de fantasía, generado por la posibilidad que nos brindan las redes sociales de crear nuestra propia realidad que no es la misma que vivimos. ¿Existe un por qué para esta conducta? Sí, y nos lo explica la licenciada en psicología, Rocío Borrelli.

¿Por qué la “felicidad” es la única cara de las redes sociales?

¿Por qué en las redes sociales solo nos mostramos felices? ¿Se convierte en una necesidad? ¿Si nos mostramos tal cual somos corremos el riesgo de no ser aceptados? ¿Nos creamos una realidad paralela para fingir ser lo que en verdad no somos?

Hay teorías que sostienen que existen esas realidades paralelas y por qué una no podría ser la realidad virtual, aquella donde las redes sociales nos permiten manipular, recortar, seleccionar y editar, nuestra propia vida.

"En las redes sociales somos quienes quisiéramos ser. Somos una construcción y edición de nosotros mismos. Las redes funcionan como una vidriera que solo muestra una parte de lo que somos", destaca Rocío Borrelli, psicóloga.

"En las redes sociales es muy frecuente que suceda que la mayoría de las personas (sin hablar de totalidades) elija mostrar su lado más feliz de la vida, aunque ni siquiera éste sea verdad para él, sin embargo, lo que se pone en juego en esto es, desde mi perspectiva, el contexto en el que el sujeto está inserto", dice Rocío Borrelli, licenciada en psicología (UBA), en diálogo con Filo.News.

Imagen ilustrativa

Sucede que hoy por hoy, el entorno nos invita a ser felices a pesar de todo, sin importar las deudas que tengamos, las cuotas atrasadas, si tuvimos un mal día, si nos peleamos con algún ser querido, o si nos fue mal en el trabajo, pase lo que pase hay que aspirar hacia la felicidad absoluta, la cual… ¿existe? Y si no existe, bueno, "las redes sociales brindan la posibilidad de crear esa realidad para el afuera, ocultándonos atrás de un filtro o de una sonrisa, hasta quizás, forzada".

"Solemos publicar nuestras mejores caras, perfiles y momentos con nuestras parejas, por ejemplo, y no así los peores, muchas veces, por la necesidad ‘adictiva’ de la aprobación de un otro", señala la licenciada.

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Lo cierto es que no siempre estamos tan a gusto con nuestro cotidiano como lo mostramos, podemos estar enojados con nuestra pareja, pero no, ¡claro! ¿cómo vamos a publicar esa intimidad en las redes?

Por el contrario, aunque no sea nuestro mejor día, preferimos mostrar la mejor cara. Porque, seamos sinceros, esa foto con esa dedicatoria no está dirigida a nosotros mismos, ni siquiera nuestra pareja, su único destinatario es el otro que nos mira con ojos juzgones.

"Nos gusta que hablen bien de nosotros y buscamos la admiración del otro", remarca Rocío Borrelli, psicóloga.

"Lo que se busca en definitiva es sentir, creer y mostrar lo que los demás definen como normal e ideal, para sostener cierto status, prestigio y sentirse importantes. Muchas veces las redes sociales ofrecen la posibilidad de satisfacer nuestras propias necesidades narcisistas y nuestros deseos inconscientes de perfección", sostiene Borrelli.

¿Esto puede afectarnos a nivel psicológico? Sí, claro. "Muchas personas al ver a otras en redes sociales muy felices, se sienten mal consigo mismas e incluso, resultan afectados en su autoestima", aclara la psicóloga.

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Se pierde la capacidad de poner en duda la realidad del otro, elegimos creer que lo que nos muestran es su vida misma sin detenernos a analizar que en verdad, como nosotros también lo hacemos, están fingiendo, no nos muestran sus verdaderos "yo".

"No hay que olvidar que el verdadero momento de felicidad es imposible captar en una foto, un boomerang o una historia de Instagram", destaca Rocío Borrelli, psicóloga.

Y para esto, ¿existe una solución? Por supuesto, como en todo, "el punto está en no dejar que las redes sociales manipulen nuestras emociones y ser conscientes de que, como nosotros, cada uno elige qué mostrar y cómo, sin perder de vista que es solo una mera construcción virtual".

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