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A 7 años de la designación de Jorge Bergoglio como Sumo Pontífice

Un día como hoy en el año 2013, la Santa Sede elegía a su primer representante del continente americano.

A 7 años de la designación de Jorge Bergoglio como Sumo Pontífice
El arribo de Francisco a la Ciudad del Vaticano y sus cambios

Hermanos y hermanas, buenas noches. Ustedes saben que el deber del Cónclave es dar un obispo a Roma. Parece que mis hermanos cardenales han ido a buscarlo casi al fin del mundo (sic). Con esas palabras fue que Jorge Bergoglio que pronunció por primera vez como Papa Francisco ante una multitud en la Ciudad del Vaticano. 

Quien se convertiría en el primer Sumo Pontífice de la Argentina y el continente americano nació el 17 de diciembre de 1936 en el barrio porteño de Flores, hijo de un matrimonio italiano compuesto por Mario José Francisco Bergoglio y de Regina María Sívori. 

Cursó sus estudios primarios en la Escuela N° 8 Coronel Pedro Cerviño y el secundario en la E.N.E.T. N°27 "Hipólito Yrigoyen", de donde egresó con el título de técnico químico. A sus 22 años, ingresó en el seminario diocesano de Villa Devoto, dirigido por los sacerdotes jesuitas. 

El Papa Francisco en la Ciudad del Vaticano

Tras su tránsito por la República de Chile, regresó a la Argentina, ya incorporado a la Compañía de Jesús, donde continuó con sus estudios en Humanidades. 

El 13 de diciembre del año 1969 fue ordenado sacerdote con 32 años de edad y cuatro años después designado provincial (superior de los demás superiores de los monasterios) cargo que ejerció durante seis años. 

El golpe de efecto político de Bergoglio se da en el año 1992, un 20 de mayo más precisamente, cuando el Papa Juan Pablo II lo nombra Obispo titular de Auca y Auxiliar de Buenos Aires. 

Posteriormente, entre los años 2005 y 2011, preside la Conferencia Episcopal Argentina, organismo de la Iglesia católica en que nuclea a los obispos católicos no retirados con cargo en ese país y que entre otras cuestiones se pronuncia como representante del clero católico a nivel nacional.

Francisco junto a Alberto Fernández y su pareja, Fabiola Yañez

Bergoglio ya había emergido como líder de la Iglesia de América Latina en la conferencia de obispos latinoamericanos (CELAM) celebrada en Aparecida, Brasil, en 2007 y es a partir de este punto que su nombre comienza a ganar peso. 

A partir de ahí, la sorpresa. Primero con la renuncia de Benedicto XVI algo que en la Iglesia no ocurría desde hacía siglos. 

Después, durante el cónclave del 13 de marzo de 2013 la elección de Jorge Bergoglio, un no europeo como Papa. 

Adoptó el nombre de Francisco y desde su primera aparición emocionó a sus feligreses, a quienes pidió: “Recen por mí”.

“Hermanos y hermanas, os dejo. Muchas gracias por la acogida. Rezar por mi. Hasta pronto. Nos vemos pronto: mañana quiero ir a rezar a la Virgen, para que custodie a toda Roma. Buenas noches y buen descanso”, cerró aquella noche Francisco. 

Sus años como Sumo Pontífice destacan y toman distancia de todos los anteriores papados por los gestos de Francisco quien desde la negativa a habitar los palacios papales a la participación junto a Evo Morales en el Encuentro Mundial de Movimientos Populares buscan  consolidar la figura de un líder humilde. 

Francisco con el por entonces mandatario boliviano Evo Morales

Esta humildad parece chocar con los sostenidos casos de abuso sexual representados desde esta Institución, algo que lo llevó a realizar una suerte de cumbre con 190 representantes de la jerarquía de la Iglesia católica para abordar la lacra de los abusos a menores por parte de clérigos.

No obstante a esta continuada práctica, el arribo de Francisco a la Ciudad del Vaticano supuso un cambio para una Institución que permanece ajena a esta práctica, al tiempo que su peso político ha sido notable. 

Como lo piensa Verónica Giménez Béliveau, los tiempos de la política son más cortos que los extensos tiempos de la Iglesia y en esto las particularidades del Sumo Pontífice destacan. 

“El pasaje del discurso intelectual, teológico, más arduo de Benedicto XVI al discurso pastoral, accesible, comprensivo de Francisco.El carisma personal sostiene el carisma de función, lo apoya, lo resalta”, marca Giménez Béliveau.

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