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Diario de un médico en pandemia: “Adentro las manos. ¡Esto es un lavado!”

Un infectólogo de un hospital público de La Matanza escribe el día 7 en su diario que registra su batalla frente al coronavirus.

Diario de un médico en pandemia: “Adentro las manos. ¡Esto es un lavado!”

Se sacan todos los anillos, las pulseras, los relojes y los dejan acá. La caja con la que entra Patricia genera revuelo en la sala. Con ella intenta demostrar que nuestro lavados de manos a veces no es lo efectivo que parece. El alcohol en gel se mezcla con Fluoresceína y se colocan las manos dentro de esta caja que tiene una luz ultravioleta que demuestra los lugares a donde no llegó el lavado de manera adecuada. Es parte de una capacitación.

En el control de infecciones y en la lucha contra la diseminación contra el coronavirus el lavado de manos es fundamental. El mismo puede hacerse con agua y jabón o en seco con alcohol en gel. Sí, ese alcohol en gel que todos usamos desde la pandemia de Influenza (Gripe) A del 2009. Hoy estamos familiarizados con este producto. Eso es lo bueno que nos dejó la pandemia de aquel entonces.

Este lavado de manos debe durar más de 30 segundos. Parece muy poco, pero en la práctica pocas veces en nuestras casas dedicamos ese tiempo a lavarnos las manos.

Ya es conocido. Se lo dicen a Alma en el Jardín. Es el tiempo que nos lleva cantar 2 veces el feliz cumpleaños o el Payaso Plin Plin (gran escena de la película "Tiempo de Valientes", entre Diego Peretti y Luis Luque, en la que "descubren" que ambas tienen la misma melodía).
Cantá de las dos la que más te guste, pero fíjate que no siempre dedicamos ese tiempo, dice Patricia, que está contenta. Ella es una de las tantas enfermeras que además de ejercer para mí uno de los oficios más admirables, nunca deja de capacitarse. Pasó su fin de semana armando esa caja. Hoy tenía una sonrisa inmensa al ver a médicos, kinesiólogos, enfermeras y a todo aquel que pasara por la Sala de Clínica Médica sorprendidos ante la luz ultravioleta.

Para que el lavado de manos sea efectivo no debe haber nada sobre nuestras manos. Está demostrado que relojes y anillos son los elementos que más dificultan la técnica correcta.

En estos días los precios del alcohol en gel son absurdos. Se venden de mala calidad. La gente lo incorpora. Anda a los codazos. La pandemia no fue suficiente, también nos llevó los abrazos, los apretones de manos y los besos. Miro mi perfil y me hacen falta esas manitos chiquitas de mis hijos. En los pasillos muchos cuentan que sus parejas no se acercan, que evalúan irse a vivir a otro lado.

Yo le pido a Valeria, mi amiga trabajadora social, si no me deja usar el cuarto de su hijo que se fue hace poco. “Ni loca”, responde. Mateo es asmático. Además de asmático es futbolista, pero de los que son cracks. Yo la cargo con que se quiere salvar con el pibe. Ella achina sus ojos celestes y ríe. Las trabajadoras sociales ya empezaron a ser parte del circuito de alta y seguimiento de pacientes. Hoy todos somos familia. Nos necesitamos, nos interpelamos, nos chicaneamos con artículos científicos y con malas contestaciones que de científicas no tienen nada.

Nos llegan resultados. Todo el día vamos entrando al SISA (Sistema Integrado de Información Sanitaria Argentina). 4 negativos. Festejamos. En esa pantalla nos informan los resultados de los pacientes que fueron hisopados para evaluar presencia de coronavirus. A veces estamos hasta tarde entrando y actualizando. Nos hacemos pases de sala por chat, a cualquier hora todos conectados.

Hoy somos familia y nos mata la incertidumbre, pero sabemos que sea como sea en esto estamos involucrados. O te lavás las manos y no te hacés cargo. O te cargás de responsabilidad, te arremangás, te sacás los anillos y te lavás las manos para trabajar en la salud pública contra el COVID-19.

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