Recientemente supimos del ministro de Salud de la Nación, Ginés González García, que había sufrido una parestesia distal en el brazo izquierdo (sensación indolora de hormigueo o adormecimiento) mientras estaba en su casa. Pocas horas después fue ingresado en el Sanatorio Otamendi, respecto a lo cual aclaró también que "tenía que venir, porque tenía que hacerme un control de una cirugía que me hice hace un año, y aproveché para que me hicieran todos los análisis de laboratorio y tomografías por ese signo".
Tras este incidente, el ministro contó que le diagnosticaron un hematoma subdural y que descartaron la alternativa quirúrgica inmediata. "Tengo que cuidarme y seguir con todo lo que estoy haciendo, como cualquier enfermo", sostuvo. ¿De qué se trata esta condición y que la causa?
Un hematoma subdural ocurre cuando la sangre se acumula entre la cubierta del cerebro (duramadre) y la superficie del cerebro. Estos pueden ser potencialmente mortales y suelen ser el resultado de una lesión en la cabeza.
A su vez, pueden ser agudos o crónicos. Los primeros se forman comúnmente debido a una lesión grave en la cabeza y aproximadamente del 20 al 30% ciento de las personas recuperan la función cerebral total o parcial después de tener un hematoma subdural agudo. Mientras que los crónicos se desarrollan debido a una lesión menor en la cabeza.
Los síntomas comunes incluyen lenguaje confuso o mal pronunciado, pérdida de conciencia o coma, convulsiones, debilidad o entumecimiento, severos dolores de cabeza y problemas visuales.
Los hematomas subdurales agudos causan síntomas de inmediato y solo pueden tratarse en una sala de operaciones en un procedimiento en el que un cirujano extirpa una parte del cráneo para acceder al coágulo o hematoma. Luego usan succión e irrigación para eliminarlo.
Las personas con hematomas subdurales crónicos, por otro lado pueden no tener síntomas en absoluto y para eliminarlos un cirujano crea pequeños agujeros en el cráneo, coloca tubos de goma en ellos y drena la sangre a través de estos agujeros.