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El machismo de Mariana Nannis y la complejidad de recuperar a un golpeador

La mediática estuvo en el programa de Susana Giménez y contó que sufre violencia de género desde hace treinta años por parte de su marido Claudio Paul Caniggia. Por su parte, él, la trató de estar "mentalmente insana". En Filo hablamos con una especialista en violencia para analizar el caso y entender por qué el argumento de locura se repite en muchas denuncias. 

El machismo de Mariana Nannis y la complejidad de recuperar a un golpeador

¿Cómo opera la buena y la mala víctima a la hora de denunciar violencia de género en la televisión? Mariana Nannis estuvo en el piso de Susana Giménez y contó, entre otras cosas, que su marido le pega. Pero por si no alcanzaba, mostró fotos de los golpes y detalló cada una de las situaciones de violencia a las que se enfrenta desde que es la esposa de Claudio Paul Caniggia. 

Se sabe que el fútbol es uno de los ambientes más machistas que existen, que muchas mujeres de jugadores dejan a un costado su vida profesional para acompañarlos a otros países, para ser madres a tiempo completo y acompañarlos en su carrera que, se termina convirtiendo, en el único ingreso familiar. 

Ese fue el caso de Nannis que, si bien durante años se encargó de hacer alarde de ser millonaria, hoy está preocupada por perder la mitad de la fortuna que su marido logró a lo largo de su carrera. 

En 55 minutos de entrevista,Nannis dijo trola una vez, chiruza dos veces, puta cuatro veces, prostituta y prostituta drogadicta, ocho veces. Pero en esa misma charla, también contó que por un golpe de Claudio, perdió un embarazo de dos meses y medio.

Mariana Nannis con Susana Giménez | Foto: Twitter
Mariana Nannis con Susana Giménez | Foto: Twitter

Durante toda la charla se mezclaron conceptos y se habló de violencia de género pero a la vez hubo diálogos como el siguiente: 

Nannis: - ¿Quién es el jefe de la familia? Un hombre. ¿Quién tiene que solucionar las cosas de la familia? Un hombre, no la mujer, ¿no?
Giménez: - No, claro, por supuesto. 

Después de semejante segmento televisivo, en las redes sociales hubo todo tipo de reacciones pero abundaron las burlas y las acusaciones por la salubridad mental de las víctima. De hecho, su marido habló y corrió el foco de la denuncia: "Una pericia psiquiátrica urgente para Mariana Nannis, está fuera de sus cabales". ¿De la acusación y de los golpes? Nada.

Analizar dicha entrevista no es fácil. Tampoco es fácil hablar de Nannis y hacer una lectura de género. Nannis es, para muchísima gente, un personaje polémico que durante años denigró a la gente pobre y a otras mujeres. Para poder hacerlo, Filo.news habló con Malena Maturano, socióloga especialista en violencia de género, trabajadora y delegada de la línea 144

Sororidad, dulce tesoro

"El tema de la sororidad es bien complejo, porque muchas veces las mujeres en situaciones de violencia de género tienen ideas conservadoras o machistas de lo que debe ser una mujer, una pareja, una familia, cuál es el rol de un varón, etc. Es una masa ideológica que, de hecho, sostiene esos vínculos también. Es una cuestión estructural, no tiene que ver con construcciones individuales", explica la especialista.

Es que sí, Nannis es agresiva con el resto de las mujeres. Siempre lo fue. ¿Pero cómo desarmar esas ideas? ¿Cómo ayudar a que mire con claridad la situación? "Claramente ella ubica a la amante en el lugar de una mala mujer, a la mujer que no responde al mandato de ser mujer, ser esposa, ser madre, la legitima digamos y cae en el lugar de la confrontación entre mujeres en vez de enojarse con el marido violento, pero bueno, todo eso lo tiene que discutir y deconstruir el feminismo de una forma amorosa y con paciencia", analiza Malena.  

Para hablar de sororidad, igual, hay que que pasar en limpio qué significa esa palabra ya que hay mucha confusión alrededor de la misma. ¿La sororidad significa ser buenas entre nosotras todo el tiempo y pase lo que pase? No. "Las mujeres no somos esencialmente nada, no somos esencialmente buenas, ni feministas, ni sororas, ni solidarias y hay un montón de disputas entre nosotras como las hay entre los varones, de hecho esa es la prueba de que no hay nada natural en el genero", cuenta Malena y agrega: "En todo caso, la sororidad es un concepto que busca cuidarnos y cuidar a las vulnerables. Entender que las relaciones estructurales de poder entre los géneros son desiguales y acompañarnos en esa lectura".

¿Se salva al violento?

Nannis repitió varias veces en la entrevista que ella busca "salvar" a su marido. ¿Es posible que un hombre violento se recupere? La especialista aclara que si bien no es imposible, son pocos los casos exitosos de recuperación. "En el caso de la violencia, los tratamientos y las estadísticas, dan una tasa muy baja de la modificación del cambio en las actitudes violentas, pero aun así, existiendo ese cambio en la conducta, no se recomienda la continuación de un vinculo cuando ya hubo violencia porque es muy difícil cambiar la lógica de esa relación", explica. 

Cabe aclarar, además, lo complicado del discurso de mujer como salvataje o protección. "El concepto de salvar a su marido es sumamente patriarcal porque reproduce el rol de la mujer atada a las tareas del cuidado, sobre todo cuando son relaciones sexoafectivas. Si bien no es lo mismo que sea adicto a que sea violento, en ninguno de los dos casos una mujer tiene la obligación de quedarse y salvar o cuidarlo, porque son dos personas adultas", comenta Malena.

En nuestro país las políticas públicas para erradicar la violencia de género siempre están destinadas a las mujeres y a su cuidado pero nunca que estos varones dejen de actuar como actúan. Con este panorama, el tratamiento para varones violentos es clave y es una parte importante de la batalla en contra del machismo que el Estado debe llevar a cabo. "Nuestra ley nacional de protección a las mujeres dice que el Estado tiene que trabajar con este tema, pero no hay políticas públicas orientadas a este sector de la población. Muchas veces las mujeres que llaman a la linea 144 dicen '¿por qué tengo que ir yo a terapia? ¿por qué tengo que ser yo la que haga todos los tramites judiciales cuando él es el violento?'. Y es cierto. Los varones violentos deberían también hacer un tratamiento porque nosotras asistimos a víctimas que en el mejor de los casos se separan de sus parejas pero después ese hombre le hará daño a otro vínculo nuevo. Los casos de tratamientos a varones violentos son poquisimos y en general son conductistas y no tienen una mirada feminista, la cual es fundamental", detalla la especialista.

El Estado, el primer agresor 

La línea 144 fue la carta fuerte de este gobierno a la hora de combatir la violencia contra las mujeres y feminidades. Aún así, y con carteles en todos los canales de televisión de aire y la ciudad empapelada, este teléfono al que recurren más de cinco mil personas por mes, está desfinanciado y sus trabajadoras, precarizadas. 

Malena lo sabe muy bien y también tiene en claro que sin esta herramienta, todo se hace mucho más difícil. "Hay que trabajar sobre la violencia sexual, la violencia simbólica y  económica, por eso todo este tema tiene que ser abordado con tratamientos desde el feminismo. Nosotras estamos tercerizadas, el año pasado echaron a compañeras. Hay turnos en los que somos sólo cinco personas para atender llamados de toda la provincia de Buenos Aires, el turno en el que más personal hay, somos once. No alcanza. Necesitamos más gente y un abordaje más exhaustivo de los casos", denuncia. 

"En ese sentido reproducir el binomio varones-mujeres, una suerte de dicotomía, donde los varones son machistas y nosotras todas feministas, es un error. Hay que pensarlo en términos sociales más que en los individuales. Necesitamos la aplicación de la ley de Educación Sexual Integral, porque estas cuestiones deberían poder revisarse y discutirse desde el jardín de infantes hasta el ultimo año educativo. La ESI es una herramienta preventiva para evitar la violencia de genero y crímenes de odio y discriminación a la diversidad", detalla.

El gobierno de Mauricio Macri desfinanció no sólo la línea 144 sino también el Instituto Nacional de la Mujer (INAM) y todas las políticas públicas destinadas a erradicar la violencia de género. "Había que profundizar la ESI, se dejaron de hacer las capacitaciones masivas que eran tan claves. Todo que sucedió en esta gestión fue el vaciamiento de las políticas públicas en materia de violencia de genero", refuerza Malena.

Siempre inlocas, nunca locas

Una de las premisas a la hora de abordar una denuncia por violencia es no dudar de la víctima, pero históricamente el discurso de la pollerita muy corta se instaló siendo funcional a los varones violentos y muchísimas mujeres que incluso habían hecho la denuncia en la Justicia, terminaron asesinadas. 

En una cultura en donde primero se duda de quien denuncia y no de la persona denunciada, poner un manto de análisis respecto a la violencia de género es necesario. "Acusar a una mujer de loca para defenderte de una denuncia es una forma de violencia psicológica y simbólica histórica. Le pasa a Nannis, le pasó a Cristina Kirchner cuando se habló muchísimo de su supuesta bipolaridad. Es una forma de desligitimar la palabra de la mujer, de ubicarla del lado irracional", explica Malena.

Si pensamos en las características que acuñamos desde pequeñas las mujeres, es más probable que se nos asocie con el desequilibrio que con el criterio. A raíz de esto, tratar de loca a una chica que denuncia, es mucho más fácil. "Esta vinculado a muchos estereotipos de género. Las mujeres estamos vinculadas a lo emocional, a lo afectivo, lo hormonal, lo que esta de alguna forma del lado de lo que no es lógico y, ellos, del lado de lo racional y de la cordura. En ese sentido la palabra de los varones queda legitimada y la de las mujeres no", detalla Malena y finaliza: "Es cierto, además, que la violencia de genero deja secuelas y consecuencias en las subjetividad de las mujeres y muchas veces realmente hay patologías psicológicas o psiquiátricas como pueden ser los ataques de pánico o una anorexia nerviosa, que son producto de ese vinculo violento y no al revés".

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