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El reclamo de los padres de la Escuela Técnica N°1 de Ituzaingó

La escuela alegaba problemas edilicios y por eso las burbujas eran reducidas. Ahora, los alumnos volvieron a la presencialidad pero con un ritmo de una semana cada cuatro. Los padres vienen reclamando desde el año pasado y las soluciones nunca fueron suficientes. Esta es su lucha.

El reclamo de los padres de la Escuela Técnica N°1 de Ituzaingó

"Regresan las clases en todo el territorio argentino", fueron las palabras con las que el ministro de Educación de la Nación, Nicolás Trotta, definió el regreso a la presencialidad escolar. Esa frase aplica para toda la Argentina, salvo para un caso.

Se trata de la Escuela de Educación Técnica N°1 República del Paraguay, ubicada en Ituzaingó, donde los padres de los alumnos realizan una lucha sin precedentes para lograr que puedan regresar a la escolaridad normal.

Y es que, tras la disposición de la vuelta a la presencialidad y la consecuente organización de las burbujas, las mismas quedaron de forma tal que los alumnos concurren a las aulas de la escuela una semana cada cuatro.

"Fuimos notificados en el día de ayer a través de la preceptora y lo primero que se me vino a la cabeza es que es peor el remedio que la enfermedad", dice Hernán, uno de los padres que se organizaron para reclamar, en diálogo con Filo.news. "Sacando cuentas, los estudiantes van una vez cada cinco semanas y la incógnita que tenemos es que, en esas cuatro semanas, no van a poder tener contacto con los docentes por otra vía, como podría ser Zoom, Meet o Classroom, porque ya cumplen con su cuota horaria".

Sin embargo, el problema es mucho más agudo: viene del año pasado y no es sólo para con la dirección de la escuela. "Me parece importante enfatizar que el reclamo es a toda la estructura ligada a la educación publica, no sólo focalizada en la direccion de la escuela; involucra a docentes, jefes de área, inspectores y organismos municipales, provinciales y nacionales que deben velar y asegurar la educación a nuestros hijos... es un derecho. Y si alegan que no están al tanto, doble error: es el trabajo y obligación de cada uno de estos eslabones que nuestros hijos tengan clases", completa Hernán.

Por caso, la escuela también estuvo sumida en una crisis institucional, quedando acéfala durante un tiempo hasta que, en abril, asumió un nuevo director, a quien le expresaron el descontento y la preocupación con cómo se venían dando las clases desde comenzada la pandemia.

Y si alegan que no están al tanto, doble error: es el trabajo y obligación de cada uno de estos eslabones que nuestros hijos tengan clases.

Sandra, otra madre que está involucrada en el reclamo, explica que, ante la situación que planteaban, la dirección de la escuela alegaba la existencia de problemas edilicios. Así lo cuenta: "Por eso las burbujas eran muy pequeñas y se mandaba a los chicos a otro lugar para hacer cursada presencial. Pero, resulta que, ahora, vuelven al edificio escolar, las burbujas no se modificaron y los chicos siguen perdiendo contenido, siguen perdiendo días de presencialidad y siguen perdiendo contacto con los docentes".

Hasta el momento, todo lo logrado y los pocos avances que se dieron hasta el momento fueron gracias a las reuniones remotas que los padres plantearon con los directivos, que deslizaron alguna que otra solución, pero no las suficientes.

"Siempre se nos escucha, se nos atiende bien, se nos dice: 'Sí, sí, lo vamos a arreglar'. Pero las soluciones no llegan o, las que llegan, a veces son peor que el problema que tenemos en sí, como esto de las burbujas tan pequeñas de siete u ocho alumnos", añade Mara. "Hay chicos que van a ir por tercera vez de manera presencial —que es poquísimo— y hay otros que no fueron nunca; hay chicos que no tuvieron la experiencia de ir a clases".

Los chicos siguen perdiendo contenido, siguen perdiendo días de presencialidad y siguen perdiendo contacto con los docentes.

En el mientras tanto, el conjunto de padres sigue convocando reuniones, mostrando gráficos y moviendo viento y marea para que sus hijos puedan acercarse, aunque sea un poco, a la normalidad escolar con todos los protocolos de cuidado.

El reclamo está y, por supuesto, la esperanza, tanto de los chicos como de los padres, también. "Estamos en movimiento: las cosas no son sólo una cuestión de fe, sino de acción. Queremos ver si alguien puede tomar cartas en el asunto y que los responsables hagan el trabajo que tienen que hacer, que es garantizar el derecho de nuestros hijos: recibir educación y de calidad", sentencia Hernán.

Y cierra: "Somos padres que creemos en la educación pública y eso se lo dejamos en claro a la dirección, que las reuniones, los reclamos y las propuestas son una forma de defender la educación pública, lo que, lamentablemente, quienes no hacen su trabajo, no la están defendiendo".

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