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Little Boy y Fat Man, las bombas que cayeron sobre Hiroshima y Nagasaki

Se cumplen 74 años del bombardeo nuclear de Estados Unidos sobre los puertos de Japón, en 1945. Más de cien mil personas murieron en el acto y otras tantas pocos meses después. Cómo fueron los ataques que sorprendieron al mundo.

Little Boy y Fat Man, las bombas que cayeron sobre Hiroshima y Nagasaki

La decisión del presidente de Estados Unidos fue categórica y brutal:  Harry Truman dio luz verde al bombardeo de Japón, en plena Guerra Mundial. El primer ataque fue sobre el puerto de Hiroshima, con el pretexto de que Japón se había negado a aceptar la rendición que los aliados le habían impuesto por medio de la Declaración de Postdam, a finales de julio de 1945.

Así, el 6 de agosto, un avión bombardero Boeing B-29, bautizado Enola Gay, dejó caer la bomba "Little Boy". El artefacto hizo estallar una carga de 15 mil toneladas de TNT, que devastó un rango de 13 kilómetros cuadrados.

La tripulación del bombardero Enola Gay, que lanzó la bomba sobre Hiroshima.

Al menos 70 mil personas murieron ese mismo día. Sin embargo, a fines de 1945, la cifra de muertos aumentó a más de 100 mil a causa de la radiación que sufrieron los sobrevivientes.

Hasta esos días el mundo no había sido testigo de un ataque nuclear. Y aquel no sería el único.

Tres días despupes de Hiroshima, hubo un segundo ataque. El 9 de agosto la fuerza aérea estadounidense sobrevoló la ciudad de Kokura. Sin embargo, el cielo estaba nublado y por ello lanzaron la bomba "Fat Man" sobre Nagasaki: estaba compuesta de plutonio y su potencial fue de 21 kilotones. 

Las pobres condiciones visuales del B29 norteamericano le impidieron acertar en el blanco programado, de modo que el impacto destructivo fue menor en comparación a Hiroshima, aunque murieron instantáneamente 39 mil personas.

Destrozos y muerte tras los primeros ataques nucleares de la historia.

El emperador japonés Hirohito oficializó un anuncio de rendición: "El enemigo ha empezado a utilizar una bomba nueva y sumamente cruel, con un poder de destrucción incalculable y que acaba la vida de muchos inocentes. Si continuásemos la lucha, solo conseguiríamos el arrasamiento y el colapso de la nación japonesa, y eso conduciría a la total extinción de la civilización humana".

El 2 de septiembre de ese mismo año, Japón firmó la rendición absoluta ante los aliados, y el fin de su participación en la Segunda Guerra Mundial.

Con la ocupación de Japón por unos 350.000 norteamericanos se ponía fin a la II Guerra Mundial, pero se iniciaba un debate inconcluso sobre la necesidad y moralidad del bombardeo nuclear.

Los defensores de la acción —entre ellos políticos, militares e historiadores como Robert Newman— señalan que permitió salvar la vida de decenas de miles de soldados norteamericanos. La estimación de bajas que habría provocado la invasión de Japón varía en función de la fuente —el presidente Truman habló de entre 250.000 y 1.000.000 hombres; el Estado Mayor, de 370.000 muertos y más de un millón de heridos—. En todo caso, habrían sido muy elevadas, como  también lo habrían sido las de civiles y militares japoneses, pues habían recibido la orden de luchar hasta la muerte. Es decir, los defensores sostienen que los bombardeos permitieron salvar vidas.

En el otro lado del debate, se situaron reputados intelectuales como Albert Camus o Albert Einstein, e incluso varios científicos que trabajaron en el Proyecto Manhattan que desarrolló la bomba con James Franck a la cabeza. Denunciaron el bombardeo como un "acto inmoral" y acusaron a quienes lo autorizaron de cometer "crimen contra la Humanidad".