El Gobierno de Perú continúa sumando cortocircuitos. En este caso con su primera baja tras la renuncia del canciller Héctor Béjar, a horas de haber abierto una fuerte polémica a partir de declaraciones realizadas en el mes de febrero en las que atribuyó a la Marina de Guerra el inicio del "terrorismo" en el país.

La salida de Béjar, anunciada por la Secretaría de Comunicación Estratégica y Prensa del Despacho Presidencial, se produjo un día después de su reunión con el presidente Pedro Castillo y apenas horas más tarde de que el jefe de Gabinete, Guido Bellido, publicara un mensaje que adelantaba que el Gobierno tendría "los cambios para la marcha del país". 

Las palabras de Bellido se suman a las del titular de Interior, Juan Carrasco Millones, quien expresara su apoyo a las fuerzas de seguridad y su rechazo al terrorismo, al tiempo que aclarara que "cada ministro responde por sus opiniones".

El fin de semana una cadena de televisión sacó a la luz unas declaraciones de Béjar realizadas en el mes de febrero, durante la campaña electoral, en las que hablaba del rol que la Marina habría desempeñado en la lucha contra Sendero Luminoso.

"El terrorismo en Perú lo inició la Marina y eso se puede demostrar históricamente. Estoy convencido, aunque no puedo demostrarlo, que Sendero Luminoso ha sido en gran parte, producto de los servicios de la CIA y la Inteligencia norteamericana. No puedo demostrarlo, pero estoy convencido de eso", señaló el ahora excanciller.

En este contexto, el ministro de Justicia, Aníbal Torres, acusó al Congreso de tener planeada la destitución del flamante presidente Pedro Castillo, quien asumió el cargo el pasado 28 de julio.

"Lo hemos dicho desde el inicio, los parlamentarios no nos van a dejar trabajar. Van a buscar pretextos no solo para no dar la confianza al gabinete, sino también para destituir al presidente", alertó el funcionario.

Torres forma parte del primer gabinete de Castillo, el cual tendrá que comparecer el 26 de agosto ante el pleno del Congreso para exponer las políticas que pretende implementar en las diferentes carteras.

Luego de la comparecencia, el pleno tendrá que votar si da su apoyo al gabinete, ratificando así su nombramiento presidencial en un polémico mecanismo constitucional conocido como "voto de confianza".

En caso de que el mismo no sea ratificado, Castillo deberá realizar reformas y presentar un nuevo Gabinete ante el mismo legislativo. Si el mismo vuelve a ser rechazado, el mandatario nacional tiene la facultad de disolver el Congreso y convocar a elecciones anticipadas para recomponerlo.